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Sebastián Calfuqueo AlisteYou will never be A weye

Sebastián Calfuqueo Aliste YOU WILL NEVER BE A WEYE

You will never be a Weye (nunca serás un weye) es un trabajo performático que realiza cruces con respecto a mi biografía, mi familia paterna mapuche, y la historia antes de la colonización de los cuerpos indígenas. Que el título de You will never be a weye haya sido hecho en inglés fue precisamente para parodiar y cuestionar la relación que tuve cuando aprendía esta lengua, lo cual ocurrió mucho antes de que tuviera algún tipo de familiaridad con el mapudungun. Es una forma de señalar que la posibilidad de participar de la cultura mapuche me fue negada en un pasado y me sigue siendo negada hoy. Hace cuatro siglos, el cronista español Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán tuvo el primer encuentro con un machi Weye. Dicha figura cumplía el rol de vincular directamente la tierra con los ñgen 1 y oficiando como un “chamán curandero”. Este hecho ha sido subestimado por la historiografía oficial y la enseñanza escolar. Se nos enseñó, -por medio de la religión y otros factores impuestos sobre nuestros cuerpos- que sólo se podía ser femenino, mientras se fuese mujer, y masculino, mientras se fuese hombre; con ello se nos ha hecho olvidar un aspecto bastante interesante de la cultura mapuche, pues los weyes no cumplían con los parámetros establecidos por occidente acerca del binarismo de género. Weye no puede ser inscrito dentro de una identidad contemporánea: no era gay, ni homosexual, ni transgénero, bisexual, lesbiana o travesti. Pero fue definido como maricón, fue insultado por ser indio, por ser marginal, por realizar prácticas que no calzaban bajo las denominaciones impuestas por la moral y la religiosidad. La performance es una reapropiación de una identidad arrasada y negada por la historia inscrita en un orden colonial, patriarcal, machista y heterosexual; donde la figura del mapuche sólo es posible bajo el alero del “weichafe” (guerrero) viril que ha resistido la invasión. El pensamiento colonial tiene problemas para denominar algo que no calza en sus paradigmas. Se denomina “puto”, sodomita o nefando a un cuerpo con características y posibilidades diferentes de las que concebía la religión católica. La figura del Weye es socavada y abolida, rol derivado posteriormente a las mujeres, calificando al Weye como un ser abyecto y de poca categoría. También, hace varios siglos, Alonso de Ercilla se encontró con las machi, a las cuales denominó brujas, razón por la cual fueron perseguidas. En repetidas oportunidades los Mapuche contemporáneos me dijeron que los maricones y los homosexuales no existían tradicionalmente, que estas eran prácticas introducidas por los españoles. Mi abuela paterna,

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Habitar zonas que fueron negadas

1 Refiere a los espíritus presentes en la naturaleza y a su relación con el equilibrio de ésta. mujer mapuche que se definía así misma como neta o pura, decía: “En la cultura mapuche no hay maricones” a propósito de la presencia de un sobrino travesti que quería conocerla. Escuché esta frase cuando tenía 8 años de edad, y me quedó grabada, de modo que estuvo muy presente cuando realicé este trabajo. Mi abuela, nacida en Nueva Imperial, región de la Araucanía, a los 7 años emigró a la capital y fue empleada como nana. (Me interesa ser enfático en esto y utilizar el concepto de “diáspora” 2 que refiere al traslado masivo de pueblos fuera de su territorio por razones políticas, económicas o militares). Mi abuela, como muchos, optó por no enseñar el mapudungun a sus hijos y menos a sus nietos; por vergüenza al miedo y al rechazo de la sociedad. Las pocas veces que pude oír a mi abuela practicando el mapudungún fue cuando viajamos al sur y compartía con sus parientes en comunidad. Por esta razón la cosmovisión mapuche no estuvo presente dentro de mi vida de forma inherente, aunque muchos suponían que, al tener el apellido mapuche, debía dominar y entender a cabalidad el mapudungun. La acción performática realiza vínculos con mi biografía política, la de un sujeto no heterosexual que no se inscribe en el contrato binario: la figura del mapuche “urbanizado”, viviendo en la ciudad, una experiencia colectiva que toma el despojo, la pérdida de la lengua, de las formas de relación del género y la sexualidad, la pobreza adscrita dentro de la nueva configuración entre la capital de un país y un sujeto indígena. Una identidad disonante, como lo definió Mariairis Flores en un texto curatorial para este trabajo. Nunca seré un Weye, pero hubiese querido serlo.

2 Enrique Antileo, en el libro “Historia, colonialismo y resistencia desde el país mapuche” refiere a que el “concepto remitiría al conjunto de la población Mapuche que ha salido o se encuentra afuera del Wallmapu, entendiéndose éste como el territorio histórico (Ngulu Mapu) y que se emplaza en la parte sur de Argentina (Puel Mapu).

Fotogramas de “You will never be a weye” (2015) www.vimeo.com/165583660

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