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1.5.2. La función representativa

Las primeras figuras se elaboran con recursos limitados, pero con intención representativa de carácter simbólico. Con la arcilla se ven obligados a resolver problemas distintos a los que presentan otros medios, con limitaciones, sí, pero con posibilidades muy superiores a cualquier otro material para representar el volumen. Cuando se les facilita arcilla para modelar suelen confeccionar la figura humana. Es un tema difícil pero que despierta mucho interés en la infancia. La abordan con conceptos bidimensionales. Son formas similares a las dibujadas, resolviendo la verticalidad física apoyando sus figuras en alguna superficie que forma parte de la representación. Son figuras realizadas desde un punto de vista frontal. Solo a partir de la búsqueda de un realismo más evolucionado conseguirán establecer relaciones e integrar otros puntos de vista más globales. La elaboración de piezas más simples, la redondez de un cuenco, un animal o una figura geométrica conseguirá organizar las representaciones de forma más total.

El objeto representado en tres dimensiones tiene que ser planificado en su totalidad, hay que tener en cuenta las diferentes maneras en las que puede ser visto. Visión frontal, lateral, posterior e incluso superior e inferior. A partir de la comprensión de los diferentes puntos de vista se puede empezar a considerar otros aspectos físicos como el peso, el tamaño, la resistencia del material, etc. Después se pasa a valorar los aspectos compositivos como la proporción, la relación entre las formas, el equilibrio, los espacios vacíos, etc. Es conveniente sopesar la utilización de herramientas por medio de una selección adecuada para evitar riesgos al ser utilizadas. Así, con un aprendizaje progresivo y a través del juego con el barro, se alcanzan las primeras etapas, el control de la técnica del modelado y el decorado de las piezas.

Imagen 9. Churros. Piezas elaboradas en primaria. Arcilla roja con engobes