La Rabassada. La utopia de l'oci burgès

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L’ESPLENDOR

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No se me oculta que en otros varios casinos hay tolerancia para ciertos recreos, no de ahora, sino de siempre, porque hay mayores garantías en la personalidad de los socios. Es distinto un tugurio ó una casa de juego descarada, de esos casinos, donde se entra á veces hasta por vo· tación y donde no entran en las salas más que caballeros. (La Vanguardia, 30-V-1912) Per la seva banda, el diputat Soriano insistí en manifes· tar que a Barcelona tothom sabia que s’hi jugava, i que el veritable problema no era tant el vici o el perjudici moral que en suposava la pràctica, sinó la qüestió relativa al mo· nopoli de l’especulació: A la sombra de la Rabassada se ha fomentado la usura y se han creado sesenta casas de prés· tamos al 60 ó 70 por 100. (ibidem) Per la qual cosa Soriano manifesta que: es preciso que se aborde la cuestión del juego, pues no debe haber preferencias para nadie. Que se prohiba en absoluto ó que se reglamente [...] ¿Qué clase de influencias subterráneas, se· cretas, permiten que se juegue en la Rabassada y no en otros sitios de Barcelona?. (ibidem) En la mateixa sessió, el diputat Miró acusà directament al govern d’autoritzat el joc, anunciant estar plenament in· format de tot el que es mou a la Rabassada:


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