Nº08 Tendencias de Bodas Magazine (Oct'14)

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ni nos apetecía ir vestidos de algo que no somos, así que, en mi caso, diseñé mi vestido de novia y una modista de confianza me lo confeccionó. Jaime se compró su propio ‘traje’ una tranquila tarde de tiendas. Las niñas iban con vestidos que posteriormente pudiesen reutilizar. Lo que si tuve en cuenta fue que la boda era en otoño por eso elegí el color verde botella para los complementos de las niñas y para mis zapatos. El ramo de novia así como mi tocado de flores y el de las niñas quise que fueran con flores autóctonas y de temporada. Lo más parecido a lo que podía haber en el campo en ese momento. Para la decoración apenas tuvimos que comprar nada porque teníamos un montón de garrafones que meses antes habíamos adquirido en un riojano que las tenía malolientes en el

almacén de su bar. También trajimos cajas de fruta típicas catalanas y con eso, y telas que había en casa, unas colchas de ganchillo preciosas de mi madre, hortensias, ramas y frutas del jardín de la casa, quedó todo precioso y hacía que el ambiente fuese muy cálido. Las invitaciones de boda fue lo que me trajo quebraderos de cabeza. Soy diseñadora gráfica y no hay nada peor que diseñar para una misma. Lo que tenía muy claro es que quería que la invitación reflejase a nuestra familia y que se viera que no solo nos casábamos Jaime y yo sino también las niñas. Después de muchas vueltas decidimos ilustrarnos los cuatro, como si de una foto antigua se tratase. Como regalo para los invitados decidimos hacer mermelada casera para cada uno: 90 botecitos de 50 gramos de fruta. Tendencias de Bodas Magazine

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