Boda ibicenca en Burgos. La boda de Lorena y Javier, fue sin lugar a dudas, muy singular, o cuando menos así nos lo confiesa Raquel, la fotógrafa de este enlace, quien nos hizo de espía. Lorena –la novia– siempre había dicho que se casaría en Villambistia (Burgos), el pueblo de su padre y el pueblo que la vio crecer… y así lo hizo. En un gran día que ninguno de sus cerca de 500 invitados olvidaría. La boda se dividió de dos partes: una primera, en la que se ofició la ceremonia y el tradicional banquete para 320 invitados adultos y 36 niños; y una segunda parte, con lunch y fiesta final con cerca de 200 invitados adicionales que no perdieron detalles de este enlace.
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Cientos de molinillos de viento blancos invadieron el pueblo para señalar a los invitados el camino hacia la ceremonia, que se celebró en el jardín de la finca familiar de la novia. Un jardín decorado para la ocasión con una alfombra blanca, velas, arena y paniculata (la misma flor del ramo de novia) y, en medio del jardín, una estructura de bambú y tul blanco que delimitaba el “altar” en el que destacaba un viejo púlpito restaurado por el padre de Lorena, originario de una antigua iglesia, desde donde leyeron algunos de los invitados.