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El Sonora Profundo esconde secretos que encierran un gran potencial turístico

El mayor capital es la hospitalidad del Sonorense

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Desde el inicio de la campaña para la gubernatura de Sonora que hoy ocupa, Alfonso Durazo se ha referido a la región rural serrana del noreste de Sonora como ¨el Sonora Profundo".

Tanto en el ámbito turistico, cultural, agropecuario y minero, sus discursos tocan sensiblemente el tema de la vida rural, del sentimiento y el bagaje cultural de quienes allá, remontados, con una dificil comunicación carretera hacia la capital de su estado, han desarrollado su estilo de vida independientes del centro del estado y en muchos casos colgados de una relación originaria y ancestral con los estados colindantes del norte como son California, Arizona, Nuevo México, y Utah en la Unión Americana.

Los pueblos asentdos en la riberas de los ríos Babispe, en su cuenca de entrada a Sonora y Bavispe bajo en su retorno por la Angostura y paso por Villa Hidalgo, Huásabas y Granados, así como los del río Moctezuma que parten de Nacozari y pasan por Cumpas, Moctezuma y siguen por los pueblos de su afluente que riega divisaderos y Tepache y sumados a Bacadéhuachi y Nácori Chico que se acceden al sur de El Coyote allá arriba . formau un circuito de quince municipios con una gran superficie que por su mismo aislamiento han conservado originalidades apreciadas por el Geoturismo, ese que estudia la originalidad de pueblos del mundo y que los valora por su estado de conservación tanto en lo cultural como en lo material.

Es pues, ese paquete de valores que le dan autenticidad a los pueblos y a la gran región serrana de Sonora, lo que está en el escenario, tanto en el de oportunidades como en el de riesgos, pues la modernización de los caminos, las comunicaciones y los servicios que van desde telefonía celular hasta generación de energía fotovoltáica, sumado al poder que ahora tienen los vehículos para transportar gente y rodar por todo terreno, son un conjunto de cosas que ponen en riesgo la gran oportunidad que en el aspecto turístico tienen los pueblos y toda la región. Arquitectura, paisaje, costumbres, lenguaje, estilo de vida, gastronimía, sistemas de labranza, cultivos, irrigación que se juzgan primitivos, son precisamente los valores que el mundo aprecia y paga en el turismo de primer mundo mundo; solo falta el eslabón -Guías, anfitriones- con talento, con inducción, con ecuela y con visión para pasear, llevar, comunicar, asistir, motivar y compartir con los viajeros y turistas esas emociones y los valores que lo hacen sentir la tierra, la naturaleza y el intercambio cultural genuino y venderlo como servicio y productos.

La sierra tiene gente amable, sincera, franca, hospitalaria, sencilla, bien educada, orgullosa de su origen y, sensible y resistente a los cambios de vida. Acostumbrados a quedar bien, traen en sus genes la formación de atender al visitante, de descansar al cabalgante, de alimentar al recién llegado y a darle hospitalidad al viajero que pernocta.

El sonorese nativo de allá arriba, obsequia, comparte y se siente honrado cuando le aceptan sus regalos, muchas veces producto de cosecha, conservas o laboriosidad de todo un año. Es por ello, que para el desarrollo y aprovechamiento de los recursos turísticos naturales, culturales y materiales de esa gran región, vale la pena hacer un trabajo con ingenio, planeación y conciencia que involucre a todos los actores y en lo particulara al gobierno en una acción transversal multidisciplinaria y multisectorial que siembre el proyecto y logre inducir una nueva actividad económica generadora de bienestar, más allá de la fiesta y la celebración patronal anual. Ahi va.