Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de M. Condé [2]

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Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de Maryse Condé; Marta Asunción Alonso Moreno, UCM, 2017.

En Victoire, les saveurs et les mots (2006), los esfuerzos de Maryse se hermanan de nuevo con los de las pensadoras de la diferencia en la medida en que nuestra autora viene a (re)vindicar el bagaje artístico, filosófico, social y cultural femenino recibido en los márgenes de la escuela, la familia y sus historiografías oficiales -tanto individuales como nacionales-: correas de perpetua transmisión de los cánones intelectuales patriarcales, frente a las vías invisibles de herencia del capital femenino. Victoire trata, más concretamente, de la problemática reconstrucción de la biografía -casi hagiográfica, por lo que el relato tiene de “discours de vertus” (CERTEAU, 1975: 327)- de su abuela materna, Victoire Quidal, mestiza originaria de la isla guadalupeña de Marie-Galante. Empleamos aquí a conciencia el término ‘reconstrucción’, pues Condé acomete la tarea de relatar la vida de su antepasada adoptando y adaptando a las exigencias narrativas de la tercera persona el precepto básico de la denominada ‘autoficción’: todo relato literario es (auto)biográfico, toda (auto)biografía es ficcional99. O, por retomar las palabras de Condé, “Tous les romans sont des masques” (PFAFF, 2016: 134). Toda memoria debe metabolizar creativamente sus recuerdos (1997: 241) y, el mero hecho de recordar, implica una cierta reescritura: “Dans le fond, elle est un écrivain, ma mère, et elle a bâtit sa fiction” (1997: 252). La fabulación y la autorreferencialidad vendrán, de este modo, con sus “souvenirs imaginaires” (1997: 238), a reparar todo eventual silencio histórico: “Imaginons, c’est tout ce qui nous reste” (2006: 160); “…je sais que cette vérité-là sera une fiction. D’ailleurs, qu’est-ce que nous pouvons construire quand nous parlons de nous-mêmes ?” (1997: 278). Idénticos incisos de la voz narrativa se leen en Pays mêlés el relato que da título al conjunto homónimo de relatos (1997): “J’ai mis deux ans à reconstituir les faits. Je l’avoue, jai dû inventer, boucher pas mal de trous” (62). E idéntica tendencia postmoderna puede apreciarse, por ejemplo, en Texaco de Patrick Chamoiseau, en la voz de una particular narradora-protagonista que juega con los límites de la elipsis y engranajes de la memoria, visibilizándolos con humor e ironía

ante el lector:

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Recordemos que se le atribuye el bautismo de la noción de ‘autoficción’ a Serge Doubrovsky, quien sería el primero en emplear este neologismo, en 1977, en su novela Hilos (2001).

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