Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de M. Condé [1]

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Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de Maryse Condé; Marta Asunción Alonso Moreno, UCM, 2017.

(1997: 121); en Desirada, desenmascarando la realidad alterada de las “publicités” en prensa que animan a “venir s’installer en Guadeloupe, pays de malédiction” (1997: 200); o los anuncios publicitarios que en la prensa internacional convierten la isla en reclamo bajo lemas como “petit coin de paradis” (2013: 78). Su crítica parece centrarse, retomando a Confiant en su prólogo a la edición de 2004 de Aux vents caraïbes de Lafcadio Hearn, en “cette sorte d’exotisme qui s’obstine à vouloir plaquer un regard étranger sur le monde tropical” (2004: 9). Esto es, denuncia el problemático asunto de la banalización cultural en manos del capitalismo y de la gentrificación 31 (2008: 245) en las islas, a la orden del día también en nuestras capitales más cercanas: Le tourisme devenait la seule ressource (...). Des Blancs partout. Le fameux seuil de tolérance dont parlent les sociologues était atteint et même dépassé. Les natifs du pays ne se sentaient plus chez eux (1997: 101).

En relación con esta la culpable cosificación metropolitana, occidental, nórdica, dominante o consumista de todo lo periférico, caribeño, sureño, oriental, dominado o consumible se encuentra la idea del “mythe du viol fondateur” (MULOT, 2014) y el “mal de leur origine” (2008: 121). Las Antillas, al igual que todo territorio colonizado, no pueden abordarse sin considerar el trauma que las originó: los choques violentos, por no escribir sanguinarios, de civilizaciones; así como la trata y el exterminio, por no escribir el genocidio. En el siglo XVII, el padre Du Tertre trató asimismo, en sus notas antillanas, de “la naissance honteuse des mulâtres”. También observadores externos de otros campos, como el Doctor Étienne Rufz de Lavison (1806-1884), tratarían de la hibridación que, bajo cielos tropicales y por medios a menudo violentos, conduciría a la evolución reproductiva de las morfologías o tipos europeos y africanos en las Antillas. No puede, por tanto, sorprender la recurrencia del motivo de la violación en la literatura antillana, especialmente en la escrita por mujeres y, entre ellas, en la escrita por Maryse Condé, que se refiere además con frencuencia al sexo masculino como a un arma peligrosa o “morceau de fer” (1989: 162): “l’arme qu’il [Ludovic, en 31

Entemnos, por “gentifricación”, la elitización estética de las ciudades respondiendo a criterios económicos antes que a cambios de las poblaciones y cuestiones humanas. Vide SMITH, 1979.

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