NUEVA GRECIA
Pobre raza
Me condujeron mis pasos a la Plaza del Museo; al recordar sólo veo un hombre durmiendo al raso,
y la noche, y, como lava, las dispersas luces rojas dando lumbre ocre a las hojas del ficus que me guardaba.
Era un árbol centenario; sus hojas se desprendían de su copa, y las seguían mis ojos. Y corolario
fueron de mis pensamientos (yo llegué allí aturdido). Pensé en el tiempo vivido, en los achaques y vientos
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