convocando a los artistas jóvenes a unirse a una causa
en cargos públicos. La curaduría propone que, a raíz de
llamada «actualista».
este cambio, se asimila la estética del estridentismo, consolidando así, por ejemplo, la revista Horizonte. Luis
Como resultado de este acto, varios escritores y
Mario Schneider, uno de los principales investigadores
artistas visuales se fueron adhiriendo al estridentismo,
del movimiento, afirma que desde 1925 el estridentismo
armando así una red de plataformas de acción; revis-
se adscribe definitivamente al proyecto de la Revolución
tas, impresos y escritos en periódicos fueron quizás las
mexicana. De cierta manera, estas dos perspectivas
principales
tan solo una exposición, realizada en 1924
sugieren que la disparidad de posiciones y subjetivida-
en el Café de Nadie, mostró la faceta pictórica y escul-
des que caracterizan la «primera etapa» se convierte
tórica del estridentismo . Esto nos contaba la primera
luego en un cuerpo organizado al interior del discurso
sala de la exposición, en la que la curaduría, además,
del Estado. Sin embargo, es hacia 1924 cuando comienza
destacaba en las revistas el trabajo de artistas visua-
la invención de «Estridentópolis», la ciudad moderna que
desde Fermín Revueltas o Ramón Alva
ya aparece esbozada en Urbe, súper-poema bolchevi-
de la Canal, hasta Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros
que en cinco cantos, de Maples Arce, y que se tradujo al inglés con el título de Metrópolis el mismo año de su publicación en castellano (1924); he aquí un detalle curioso: circula con este nombre antes que la famosa película alemana dirigida por Fritz Lang.
les muy disímiles
pero que aportaron planteamientos de avanzada en el ámbito de la gráfica y el diseño editorial. También sobresalió allí la primera exhibición pública de la totalidad de ejemplares de la revista Horizonte, la que con más constancia y durante más tiempo publicó el grupo; lo mismo que la perspectiva de análisis del Café de
«Estridentópolis» es una construcción poética y visual
Nadie, como sede de acción y no como un mero espacio
en la que se intensifica el ideal de la urbe industria-
para reuniones, tertulias y obras.
lizada como el lugar por excelencia de la experiencia
Igualmente, la primera sala proponía con mayor claridad
imágenes de las fábricas, los obreros y las tecnologías
la coexistencia de posiciones disímiles entre los tra-
de la comunicación, dislocando así el dictamen de «paz y
bajos literarios y la producción visual que se agrupó en
orden» que había impulsado el positivismo porfiriano. Un
nombre del estridentismo, y lograba generar en el espa-
fragmento de Urbe dice:
cio expositivo cierto «afecto paroxista» Arce definía a la juventud estridentista
como Maples
Oh ciudad fuerte y múltiple, hecha toda de hierro y de acero.
a partir de la
multiplicidad y la diferencia de búsquedas en el ámbito visual y escrito. Un pequeño detalle dentro de una vitrina acentuaba el ánimo de la sala: se trataba de un
Los muelles. Las dársenas. Las grúas.
ejemplar del libro Movimiento estridentista, de Germán List Iturbide, en cuya primera página aparece escrita a
Y la fiebre sexual de las fábricas. (Maples 1924, citado por Schneider 1985)
mano una dedicatoria dirigida por el poeta a una mujer llamada Lolita: «Aquí está enterrada nuestra juventud conquistadora de una época. No le cuente a nadie que nos hemos escapado del infierno conocido con el nombre
Así las cosas, aún siendo apoyados por el Estado en sus
de movimiento estridentista para ir a arrebatarle a
últimos años de trabajo, aún simpatizantes del proyecto
Dios el cielo y regalárselo a la humanidad».
político en el poder, los estridentistas muestran desde sus inicios una subjetividad que ya estaba «dentro» de
En la segunda sala se reunían los trabajos del grupo a
la Revolución, pero que pasaba por ella como clandes-
partir de 1925; año en el que varios de sus miembros se
tina; es decir, presente en la situación pero fuera de la
trasladan a Xalapa (Veracruz), pues son nombrados allí
representación que la define, como diría Alain Badiou. En 194
Ramón Alva de la Canal, diseño de portadas de la Revista Horizonte, 1925 – 1927, México. Foto cortesía de la Casa Estudio Diego Rivera
revolucionaria, pues en ella se orquestan los sonidos e