ERRATA# 0, El lugar del arte en lo político

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inspiradora de sus búsquedas artísticas. De este funcionamiento cósmico del don resulta una obra en evolución permanente que, extendiéndose en un área de diez mil metros cuadrados, propone múltiples usos: lugar de culto, espacio pedagógico, centro turístico, feria artesanal, galería artística y hotel. El museo, diseñado y construido por Cruz en la periferia de Amaicha, parece constituir la obra de un artista total. Es una obra imbricada, llena de significaciones y de referencias, de un eclecticismo mítico exacerbado en donde se integran el conjunto de las arquitecturas y de los complejos urbanísticos en los que se vende y se consume cultura. El museo reproduce una etnicidad cosificada funcional a las nuevas redes económicas ligadas al comercio y turismo étnicos. La conocidísima expresión benjaminiana de que «todo documento de cultura es también un documento de barbarie» encuentra en la obra de Cruz la ilustración perfecta. Los habitantes de Amaicha y de Cafayate son generosos al describir los vínculos de Cruz con los políticos locales y las empresas privadas de turismo, así como los incidentes en los que se ha visto envuelto con las poblaciones indígenas del lugar, a las que Cruz y los inversores les expropiaron sus tierras e importantes lugares de memoria. En escenarios locales como este, en los que conviven los circuitos turísticos globales y las dinámicas feudales, es donde se erigen orgullosos ejemplos como el Museo de la Pachamama. Varios testimonios señalan que, en su trayectoria artística, Cruz y sus allegados llegaron incluso a rociar con gasolina y prender fuego a un indígena que les reclamaba por la apropiación de tierras comunitarias. A todas luces, son injustas las acusaciones de que no respeta el patrimonio: a Cruz le pareció que la mejor forma de respetarlo y valorarlo era edificando el hotel de su propiedad sobre la ciudad sagrada de los quilmes y usando las piedras mismas de la ciudad para construirlo. El Museo de la Pachamama se encuentra ubicado en el territorio circunscrito por la Unesco

Museo de la Pachamama, 2006, Amaicha del Valle, Tucumán, Argentina. Foto: Carlos Salamanca

en la declaración de la quebrada de Humahuaca como patrimonio de la humanidad. Una paradoja similar a esta que rodea el recorrido artístico de Cruz, tiene que ver con las transformaciones socioeconómicas en la región y puede ser brevemente descrita con una serie de acontecimientos: la declaración de la Unesco, el aumento del turismo, el aumento del precio de la tierra, la especulación por parte de los inversores, el interés de consumidores de naturaleza y autoctonía, y las comunidades enteras desplazadas en cuestión de meses de sus territorios por medio del dinero o de la fuerza. Dicha sucesión no indica causas y efectos lineales sino, más bien, la producción de un lugar como idea y representación y, a su vez, la función de ese lugar como productor de determinadas relaciones sociales. Aún en el 2004, algunos años antes de que las movilizaciones indígenas sacaran a la luz pública las dimensiones éticas de sus prácticas artísticas y arquitectónicas, Cruz proyectaba convertirse en diputado nacional para cambiar las leyes y seguir construyendo con tesón un país verdaderamente multicultural. De la misma manera que el artista, con serpientes bicéfalas, danzas de ñandúes, sapos, tigres y soles míticos, se convierte en príncipe de paisajes en donde naturaleza y cultura parecen dialogar el lenguaje de los dioses, así también la cultura se convierte en una efectiva herramienta de exclusión. 133


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