ERRATA# 0, El lugar del arte en lo político

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Son frecuentes este tipo de dispositivos pensados para movilizar a la sociedad. En esta ocasión se emplearon eslóganes como «Ayúdanos a que en poco tiempo obtengan lo que movilizaciones enfatiza y subraya aquello de lo que en realidad se debería hablar; antes bien, con un sutil juego de palabras se esconde una grosera manipulación de necesidades y derechos: los habitantes más que «necesitar nuestra ayuda», lo que merecen es justicia. Es decir, si las víctimas y sobrevivientes de El Salado accedieran y hubieran accedido a la justicia, y si el Estado hubiera cumplido con su compromiso de respetar y hacer respetar los derechos fundamentales, no necesitarían de nuestra ayuda. La reparación de las víctimas de El Salado es una responsabilidad del Estado en la misma medida que son su responsabilidad la masacre y la reconstrucción histórica de los hechos violentos que sucedieron. Enfatizando la «necesidad» y no los «derechos» de las víctimas de la violencia paramilitar, socializando el compromiso con la reconstrucción de El Salado a través de la pulsera, los promotores de la campaña, tal vez sin proponérselo, no inauguran doreño

como en el caso salva-

pero sí dan continuidad a una cierta relación de la sociedad colombiana con este

tipo de actos de violencia y, en particular, con sus víctimas. El tránsito de la ética a la moral como base de la reconciliación es un camino lleno de peligrosos equívocos. De la mano de la ética, la doctrina política es clara al afirmar que el Estado de Derecho se funda en una serie de compromisos inquebrantables entre el Estado y los ciudadanos que lo constituyen. De la mano de la moral, la reparación, como la reconstrucción de El Salado, requiere de corazones abiertos y bondadosos que puedan imaginar «que 300 hombres armados llenan de sangre todo lo que conoces, que te obligan a verlo, que las horas pasan y que nadie llega a ayudarte». Con mecanismos que, como este, están sustentados en la moral, la sociedad colombiana no logrará entender que esos trescientos hombres armados no son unas bestias no-humanas que en un día de irracionalidad decidieron llenar todo de sangre. Una de las condiciones básicas para la reparación de una sociedad que ha usado con tanto ahínco la violencia como lenguaje es entender las condiciones históricas que hicieron que personas reales y concretas la emplearan y consintieran su utilización de manera generalizada. Una de las pocas contribuciones de este tipo de estrategias

además de los beneficios

materiales que la gente de El Salado seguramente valorará frente a la inacción del Estado, y del éxito amasado por una nueva artista de corazón comprometido que está triunfando en el exterior , es que nos ayuda a entender cómo en Colombia conviven los más excelsos valores de la moral cristiana y los más graves actos de violencia política de todo el hemisferio occidental. Otro de los escenarios en donde las prácticas estéticas se insertan con frecuencia en el contexto contemporáneo tiene que ver con el deslizamiento de la «clase» a la «etnicidad» como motor de cohesión social y de búsqueda de las libertades, de igualdad social y del respeto a los derechos. Aún queda mucho por analizar sobre este trayecto del contexto posmoderno, en el que las ciencias sociales y el pensamiento político no han logrado complejizar lo suficiente; ese paso tan tranquilo con que el mundo del metarrelato del combate 130

Museo de la Pachamama, 2006, Amaicha del Valle, Tucumán, Argentina. Foto: Carlos Salamanca

llevan esperando diez años: nuestra ayuda». Pocas veces, por el contrario, este tipo de


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