ERRATA# 0, El lugar del arte en lo político

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Víctor Basterra, Fernando Brodski, desaparecido en la dictadura, s.f., Buenos Aires. Foto cortesía del archivo del Instituto Espacio para la Memoria

al ejercicio mismo de la intersubjetividad, y en él el resultado no será ni más ni menos que parte de un proceso más amplio. Ignoro cuál es el destino actual de este tipo de transgresiones en el mercado del arte y en los círculos artísticos. Observo que en los museos y en las galerías abundan hoy en día obras que son más bien metáforas de viajes, rastros de un itinerario compartido, recolección de fragmentos de relatos. Noto también que varios de ellos han incorporado voces y textos, y muchos otros formatos, y que se van constituyendo como conjuntos comunicativos que se despliegan en las salas de museos y en las galerías de arte resultando extraños. Me sucede con frecuencia que, sin la lectura del catálogo, sin el artista o el guía, esas construcciones me son ininteligibles. Noto cómo muchas de esas metáforas, de esos rastros, de esas colecciones de fragmentos exhiben mensajes implícitos difíciles de entender, oscuros, enigmáticos. No soy un experto en arte, pero mi experiencia en museos y galerías es más extensa que la del común de la gente. Y lo notable aquí no es que esto sea así, pues sabemos bien cómo funcionan las élites que pueden escoger ir a un museo o discutir acerca de las prácticas artísticas. Lo notable es que no entiendo

y sé que el vecino no entiende, y que el

hijo del vecino se pregunta , por ejemplo, por qué el Estado decide financiar o becar a artistas que producen cosas, procesos y dispositivos que solo ellos, y probablemente sus pares, entienden. El sentido común diría que el Estado debería financiar solamente escuelas, centros de salud, vacunas, construir casas e infraestructuras para la dotación de 119


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