ERRATA# 0, El lugar del arte en lo político

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situacionismo francés o los carnavales populares, los bailes tradicionales, los hip-hoppers en las barriadas de numerosas ciudades latinoamericanas . Prácticas culturales Al parecer, en la actualidad «las geografías de las ciudades no se pueden entender sin el papel que la memoria y el fuerte componente político que sus historias dramáticas y profundas desempeñan en el emplazamiento urbano como lugar donde confluyen la memoria del pasado y la imaginación del futuro»7

el caso contrario también se da; es decir, la memoria

del futuro y la imaginación del pasado, pues, si no, cómo podríamos describir los procesos de barrios como Moravia en Medellín y Ciudad Bolívar en Bogotá, por proponer dos casos solamente . Esta circunstancia se ha hecho más nítida desde hace un tiempo cuando las distintas regiones culturales de Colombia comenzaron a exigir, desde sus propias condiciones e imaginarios, espacios reales de incidencia y participación en los lugares institucionales de decisión sobre lo cultural, ámbitos en los que hace unos diez años sería improbable que lo hicieran

por ejemplo, en los consejos regionales y locales de cultura, las mesas

temáticas regionales y nacionales de discusión sobre derechos culturales, entre otros, es corriente la participación de grupos antes excluidos . Tal parece que las nuevas estrategias empleadas por los ciudadanos para dialogar con el Estado y con el establecimiento cultural han cambiado de manera radical

tal como lo

habían anunciado Lindón y García Canclini al comienzo de este escrito . Quizá las comunidades han logrado instalar en las agendas de instituciones gubernamentales sus exigencias y necesidades, movilizando y captando, de paso, recursos financieros, culturales, pedagógicos y sociales. Al respecto, Ana María Ochoa señala que aparentemente el imaginario e ideario sobre la función o papel que puede desempeñar el arte en la reivindicación de los derechos culturales de grupos minoritarios ha adquirido hoy tal magnitud que se hace muy similar al imaginario e ideario existentes sobre la política: La explosión de las fronteras del texto ha venido acompañada de otro cambio: la validación de lo cultural debido a su potencial político y social. Esto incluye no solo las artes sino todo el campo simbólico. Definiciones de medio ambiente que tienen los grupos indígenas, patrones comunicativos de distintas agrupaciones culturales (jóvenes, mujeres, afrocolombianos, etc.), maneras diferenciadas de concebir el sentido de la persona en sociedad, todo ello ha pasado a ser objeto de movilización política y social. Incluso los propios artistas hablan de la cultura y la artes como un campo que adquiere sentido desde lo que logra en términos sociales y políticos. Se cambia drásticamente el discurso de trascendencia de lo artístico que justificó su presencia en el espacio público, ya fuera desde las utopías de lo folclórico o desde el sentido de trascendencia idealizada, descorporeizado asociado a las bellas artes. A diferencia de los años sesenta, en los cuales la politización de los textos culturales dependían en gran parte de su papel de denuncia, actualmente el sentido de lo político de las artes y la cultura es primordialmente el de mediadores de procesos sociales y políticos. (Ochoa Gautier 2003, 23).

7 Rossana Reguillo y Marcial Godoy explican la exigencia de pensar, investigar y discutir la ciudad latinoamericana en Reguillo y Godoy 2005.

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