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VINOS SEÑORIALES

UNA HISTORIA ACHOLADA

Uno de los países que ha sabido diversificarse con sus propuestas en cuanto a vinos es España. Los ibéricos cuentan con distintas expresiones dependiendo de las regiones donde elaboran sus tintos, blancos o rosados. Por citar algunas de las denominaciones de origen con mayor reputación podemos mencionar a las tradicionales Rioja y Ribera del Duero, o quizás el Bierzo, Rueda, Priorat y Rías Baixas, que andan muy de moda durante estos últimos años. Pero también hay otras zonas emergentes que están dando de qué hablar por la singularidad de sus propuestas. Entre estas destaco lo que se viene gestando en Andalucía, particularmente en Granada. He probado vinos que han llamado toda mi atención, no solo por lo bien logrados que están, sino porque han sabido domar las cualidades del terroir para otorgarlos como identidad a sus etiquetas. Esto es lo que rescato. Una de las bodegas que refleja a la perfección los bemoles de esta región es Señorío de Nevada. Inició sus operaciones en 1996, siempre bajo el manto de lo boutique que, a mi juicio, es la única forma de poder controlar la esencia de un terroir. Dispone de quince hectáreas de viñedos donde cultivan tempranillo, garnacha, cabernet sauvignon, merlot, petit verdot, syrah, viognier y vijiriego. Esta última es una joya autóctona apenas conocida que se está recuperando para la elaboración de excelentes blancos. Villamena, donde se aloja Señorío de Nevada, fue un lugar de asentamiento de pueblos prehistóricos. De las luchas entre musulmanes y cristianos, años después surgió el título nobiliario de Villamena, del que toma nombre este municipio, y que engloba a las localidades de Cónchar y Cozvijar. En el siglo XVIII, los viñedos llegaban a 60 hectáreas, pero la aparición de la filoxera se llevó casi toda la vid; las mismas que hoy protegen y tratan de ampliar en Señorío de Nevada con éxito. Las etiquetas que podemos disfrutar en el mercado peruano tienen un mismo perfil por las cualidades del suelo (francoarenosos con elevado contenido en caliza) y el clima mediterráneo con influencia de alta montaña que regala Sierra Nevada. La temperatura y las corrientes frescas del aire de esta sierra producen un efecto beneficioso que predispone las uvas para un mayor desarrollo de polifenoles que confieren al vino el color, la suavidad y la estructura tánica. Producen 80 mil botellas anuales, de las cuales 70 mil son tintos con crianza en barricas de roble francés y americano. La estancia en barricas de estos vinos es próxima al año. Las otras 10 mil las dedican a blancos y rosados. Los viñedos están en las zonas altas y medias de los sistemas montañosos de la provincia, lo cual provoca oscilaciones térmicas importantes y muy bajas temperaturas alargando y mejorando el proceso de maduración. La altitud media de los viñedos granadinos se encuentra a unos 1.200 metros. El Señorío de Nevada Blanco es un blend de viognier con vijiriego criado sobre lías para que aporte un poco más de boca. Los márgenes enológicos son flexibles cuando se busca una mejor dinámica del vino. En nariz es inquieto y expresivo que, matizado con la vijiriego, nos regala plátano, pera, durazno y notas tropicales que termina en un claro jazmín que le da una elegancia distinta. En boca es largo, fresco y equilibrado, con acidez neutra pero que se deja sentir. Se siente el durazno al final. Un blanco que lo puedes disfrutar solo o con piqueos con quesos de no mucho cuerpo. Podría ir con unos tiraditos con ajíes algo densos, ya que la boca lo permite, y hasta me animaría con platos criollos no tan condimentados como el ají de gallina. El vino, como siempre subrayo, es una aventura. Estas etiquetas resumen toda esa experiencia.

John Santa Cruz Manco Director