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Vive lo extraordinario

Viña Requingua significa Rincón de los Vientos en lengua Mapuche. Su historia se remonta a octubre de 1961 cuando fue fundada por Santiago Achurra Larraín. Compró un fundo cerca de Curicó, donde producían frutas, dulce de leche y vino. En junio de 1981, la segunda generación de la familia Achurra se incorporó a la empresa. En la década siguiente, construyeron la bodega actual y empezaron a exportar vino a granel. Cabe resaltar que, antes del inicio del nuevo siglo, introdujeron el vino embotellado al negocio.

«En 2001, la familia me contrató para empezar el proyecto de botella junto a Santiago Achurra (hijo), director y presidente actual de la firma. Lo más complejo fue encontrar un norte, lo cual es complacer al consumidor con nuestros vinos. Nos consideramos tradicionales, es decir, trabajamos como una viña de pequeña a mediana escala de la vieja europa. No ocupamos técnicas modernas que alteran o modifican la calidad de la uva, como lo son la termovinificación y la micro oxigenación , menciona Benoit Fitte», enólogo de la empresa

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A través de procesos simples de transformación, Viña Requingua busca preservar la calidad de la fruta hasta la botella. Abarcan 13 viñedos en Chile desde el Valle de Casablanca hasta el Valle de Itata; donde cada uno desarrolla uvas con diversas cualidades que otorgan complejidad y singularidad a cada vino de la línea Toro de Piedra. Por esto y más, en el año 2016, la viña fue reconocida como una de las 100 mejores del mundo.

Asimismo, Viña Requingua es el origen de los vinos Toro de Piedra. En este emblemático viñedo de Sagrada Familia, Benoit identificó varios cuarteles que reunían las condiciones ideales para cumplir con su propósito. Toro de Piedra expresa un legado familiar de más de 60 años y las bondades de los principales valles vitivinícolas de Chile. Los diferentes climas desde los Andes hasta el Pacifico, su diversidad de suelos y variedades de uvas, y las manos que cosechan con dedicación; dan forma a una personalidad llena de matices auténticos.

«Tenemos 35 variedades de uva y 7 líneas de vinos, pero solo tres bajo la marca Toro de Piedra. El primero es el Gran Reserva con 13 presentaciones diferentes, arriba viene el Super Premium (Rincón de los Vientos) con dos vinos y terminamos con el nivel Reserva de Familia (Colección

Diamante) que presenta cuatro vinos», asegura el enólogo. Entre ellas hay espumantes, rosados, blancos, tintos y vendimia tardía. Respecto a la colección Diamante de Toro de Piedra, todos los años sacan cuatro vinos de ediciones limitadas que tienen que representar la añada y el origen. Una línea dinámica de producciones limitadas de máximo 3000 botellas por vino.

Del mismo modo, Benoit Fitte menciona que hay cuatro atributos presentes y ligados a todos sus vinos: frescos, frutosos, jugosos y complejos. Los tres primeros están ligados a la uva y a la fecha de cosecha. «Cosechamos la mayoría cuando tenemos un potencial aromático de fruta fresca, acidez alta y de grado medio. Ello es sumamente importante para la presentación del vino, el frescor y la frutosidad». Por su parte, la complejidad se debe al envejecimiento en barricas. Contamos con 8 500 al día, lo cual es clave para elaborar los vinos de alta gama. Esto otorga aromas más importantes que el roble, pues recuerda a los bosques, cuero o los champiñones blancos. Todos refuerzan la elegancia.

Hoy, 20 años después de la búsqueda incesante por encontrar los terroirs que cumplieran con las condiciones idóneas para desarrollar el máximo potencial de cada cepa; Benoit Fitte es consciente de que les espera un futuro radiante. Proveniente de distintos orígenes, Toro de Piedra es un claro ejemplo de la tradición y la excelencia. Descubre más información en https:// www.torodepiedra.com //