32 minute read

Detective salvaje

Martín Hidalgo es la pluma informativa detrás de la política del país. Tiene más de diez años midiéndole el pulso al Legislativo. Dialogamos sobre Congresopedia, su última publicación, una luz en medio de las tinieblas del polémico hemiciclo.

EscribE DiEgo samalviDEs HEysEn

Advertisement

El decano tiene entre sus filas a personajes que han convertido el oficio en una pasión sin horarios. Martín es uno de ellos. Su carrera, plagada de informes políticos, alza un nuevo vuelo con la presentación de su libro: una publicación que da mayores luces al sistema fallido que adolece el Perú.

El Congreso, víctima de injurias, risible, pero a veces también devastador, tiene una historia detrás. Hidalgo recaba información pertinente y, a través de un análisis, busca esclarecer, por primera vez, el problema de fondo. Hemos escuchado hasta el hastío el descontento popular que recae sobre los curules. Los congresistas varían de acuerdo a los periodos legislativos, pero el problema continúa siendo el mismo.

Congresopedia ayuda a comprender el Congreso como institución y la problemática estructural. «En la cobertura periodística cotidiana, nos perdemos a veces en las singularidades, cuestiones anecdóticas, ataques verbales», señala. El periodista plantea un enfoque a los problemas centrales que deben ser corregidos, principalmente a la mejora de la representación partidaria y el sistema unicameral, que no está funcionando como debería. «Se están generando excepciones a la regla del propio reglamento», puntualiza.

La carrera parlamentaria también ha sido afectada a raíz de que se eliminó la reelección de congresistas. El libro es un arma necesaria: material de consulta para reflexionar sobre la situación política actual desde la historia. «La idea es que lo lean los ciudadanos que van a sufragar y que también lo puedan leer los candidatos y comprender qué cuestiones deben solucionar», alude.

Para Hidalgo, las conclusiones que presenta en la última hoja de su creación se resumen en tres ejes: el incremento de un filtro en los partidos al momento de elegir representantes, la bicameralidad y la restauración de la elección.

En realidad, un parlamento que carece de la capacidad o intención política de legislar mejor genera un costo mayor, aunque el pueblo considere lo contrario. El periodista entiende a la perfección que es un tema más técnico. «Estos tres enunciados, y el libro en general, son un punto de partida para empezar a hablar de un mejor Legislativo, aunque sea un círculo vicioso difícil de romper», resalta.

Ya no contamos con partidos políticos como antaño, ahora se han convertido en combis electorales que se cambian de camiseta o buscan personas a última hora: una clara muestra de improvisación y la necesidad de arreglar el problema. Pese al desprestigio, el Congreso es una planilla para quien quiere poseer una serie de beneficios que no encontrará en otro lugar. «En concreto, puedes llegar sin mucha complicación. Entonces se convierte en un puesto soñado».

Es inevitable cuestionar al entrevistado sobre el reto que implica la realización del libro. Al respecto sostiene que «sistematizar la información sobre los proyectos de ley fue complicado». Aun así, el autor mantiene su fidelidad a la prensa escrita, donde puede explayarse en un formato que es más vistoso y valorado. No aspira a un cargo público, solo espera que este mejore desde su posición informativa. «Entramos a un nuevo Congreso, del bicentenario, con una esperanza de que pueda cambiar», finaliza. //

Chiara Roggero es dramaturga, publicista y escritora. Ha dictado algunos talleres de redacción. También es autora de los libros Lo que pienso de, ABC del Perú (nominado a los Premios Luces 2020) y «Solo se lo diría a un extraño».

EscribE tHaís gutiérrEz

La pandemia ha marcado un hecho inigualable en la vida de todos. Para bien o para mal, ha dejado huellas indelebles en nosotros. Es por ello que Chiara Roggero nos regala una compilación de cuentos íntimos, una morbosidad que todos guardamos y queremos gritar, una sensación que nos embarga y que quisiéramos plasmar. Solo se lo diría a un extraño es un libro escrito por veintiséis autores que nos cuentan lo más oscuro, lo más sublime, lo más propio. Cada historia tiene rasgos que conectan con los lectores.

Regresemos al momento en que comienza a gestar la obra. Roggero encuentra en el contexto de la pandemia una forma de mantener su vigencia y de explorar nuevos horizontes. Las clases de teatro, de escritura, de arte, de todo lo que recorrió en su vida, sirvieron para sumar y enrumbarse en el camino del taller de escritura que decidió dirigir.

Un simple tema lanzado es el recurso más importante para que Chiara y sus alumnos comiencen la clase. Los juegos, compartir cada historia y generar un de-

Prohibido y sublime

bate interno, enriquecieron cada párrafo de los cuentos. Entre tantas dinámicas fueron surgiendo disputas entre el grupo de los miércoles y el de los jueves. En esa competitividad, la narradora vio la manera de implementar jurados evaluadores para que no surgieran interpretaciones de preferencia a determinado grupo, logrando así que se unieran y formaran parte de este gran proyecto.

Dentro de los tantos alumnos del taller, se encuentran personajes representativos del país que también colaboraron en el desarrollo de la obra. Los colaboradores no sabían lo que les esperaría en el desarrollo de cada clase. Ninguno de estos personajes reveló sus profesiones. Todos eran escritores en el aula, incluso nos deja con la intriga de saber qué historia le corresponde a cada personaje. Las diversas miradas del mundo le dan picardía a la obra: un morbo más que aporta a las historias.

En la autoficción, la autora ha encontrado la comodidad para poder dictar un taller, la amplitud para pasearse en él desde distintas perspectivas. Desde su punto de vista como marketera, puede interpretar que el «gancho» del libro es el morbo, lo prohibido de las historias y el silencio del autor. Pero cuando uno tiene entre sus manos Solo se lo diría un extraño, encuentra en él la profundidad e intimidad de cada relato, la confianza para tener a nuestro alcance historias jamás contadas, lo que es mucho más importante. Se amplía nuestro panorama.

La expectativa nos embarga al saber que una posible secuela estaría en nuestras librerías favoritas, cada rinconcito de nuestra curiosa morbosidad estará atento a este posible proyecto. De los veintiséis escritores que colaboraron en la primera entrega, dos ya no se encuentran participando del taller, pero no cabe duda de que cada relato nos envolverá profundamente en esa intimidad tan propia de un desconocido. El material se encuentra en las librerías. También existe su versión de audiolibro, la cual nos permitirá adentrarnos en la intimidad de las voces. //

Cancha de sobra

Ser apasionado, llegar a trabajar en medios y conseguir reconocimiento, parecería el recorrido y techo de un periodista. No obstante, para Christopher Acosta, quien se hizo con el Premio Nacional de Periodismo en 2019, esto es solo una motivación para lo que se viene.

EscribE alEx garcía

Desde chico supo que el periodismo era lo suyo. En el colegio pertenecía a los corresponsales escolares, encargados de realizar notas informativas. Algunas de ellas llegaron a ser publicadas en diversos diarios. Profesores y compañeros, al verle tanto potencial, avizoraban plenitud en la vida de quien abrazaba las clases de Literatura.

Con el paso de los años pudo notar que su oficio era muy distinto a los demás. El día a día de un gestor de información no tenía la comodidad de años anteriores, cuando disfrutaba de un cebiche y leía a Vargas Llosa. Por el contrario, no hay jornada en la que un grupo no critique tu trabajo. «Se debe tomar una postura, aunque eso involucre haters», afirma.

Aunque no parezca, o el público a veces así no lo vea, el periodismo posee beneficios para más de uno. Específicamente, es en la indagación donde nacen relatos que pueden llegar a cambiar la realidad, y para bien. Por ejemplo, mostrar algún desorden en cualquier ámbito con el fin de que todo se alinee y maneje como es debido. Es allí donde está la satisfacción.

El consejo de Christopher para los actuales estudiantes, sobre todo de Comunicación, es que se sigan nutriendo de lecturas y experiencias. La universidad termina siendo una preparación básica esencial, pero «la mejor manera de aprender es en la cancha», añade. Observar a muchos colegas y mecanismos en revistas, radio y televisión, le ha permitido poseer amplios conocimientos para cualquier situación.

La clave para hacer buen periodismo, según detalla Acosta, es darle ese valor agregado al ir más allá de lo evidente. Si uno está bien informado, sabrá a dónde acudir y qué puertas tocar. Por consiguiente, encontrará lo que todos aún no conocen. Hay que presentar esas «historias que esperan ser reveladas». Una de ellas es precisamente su última producción, el libro Plata como cancha.

Para este ejemplar, el autor estuvo estudiando a César Acuña durante diez años, pero también se atrevió a ingresar en campos nada amigables. Investigó a diversos políticos, crímenes organizados, redes de trata de personas, etc. Solo la verdadera vocación permite correr el riesgo.

La razón de estudiar al pintoresco dueño de la Universidad César Vallejo nace en su natal Trujillo, ciudad llena de sus afectos, donde pudo gozar de su etapa de alcalde. Verlo de cerca le hizo pensar en cómo funcionaba el círculo de poder, relaciones sociales y múltiples negocios de los que iba tomando posesión. Lo que se quiere es exponer a Acuña en sus esferas públicas e íntimas, con detalles que, por supuesto, el protagonista no desearía que fueran revelados.

El objetivo no es lo que algunos podrían pensar: tener como fin restar su popularidad. El periodista nos comenta: «Busco trasparentar la cara de un sistema de poder político y económico que ansía hacerse de la presidencia». Aquí prima el respeto. No se necesita adjetivar al líder de APP, tan solo se narra la verdad sobre su vida. Finalmente, ese es el periodismo: hablar de aquello que es real. La interpretación queda para los lectores.

En algún momento, planea hacer un documental en televisión, y tan bueno como su reportaje «EsSalud: camilla mortal». Hoy se desempeña en Latina y todo haría pensar que no falta mucho para que nos vuelva a sorprender. Por lo pronto, dejémoslo descansar, pues terminó de hacer posiblemente la investigación más exhaustiva de su vida y merece que apreciemos los resultados. //

Reinado maternal

Donde otros ven oscuridad, ella percibe luz y brillo. Es Jimena Elías, la mujer en cuya vida se impusieron retos que, en lugar de doblegarla, le dieron mayor empuje para disfrutar de las maravillas que le ofrece el mundo.

Seguridad, optimismo y paz. Tres palabras que describen el aura de la ex Miss Perú Universo Jimena Elías. Su incursión en el modelaje fue algo que ella no planeó. Lo define, más bien, como un sendero que atravesó sin querer: “Yo entré porque alguien me pasó la voz caminando por la calle, y luego ya estaba haciendo fotos para diferentes empresas”, señala. A pesar de ello, el posar ante las cámaras y flashes es solo una pequeña parte de todo lo que esta joven madre ha logrado.

Al terminar su reinado, fue por el otro lado de la moda, creando una empresa de ropa infantil, junto con su hermana melliza, “Mellitex”, y una marca de comida (otra de sus pasiones). Más tarde, sin embargo, la vida de Jimena cambiaría por completo tras el nacimiento de su primer hijo, Alejandro: “Me metí al mundo de las madres y también diagnosticaron a mi hijo con Asperger, entonces estuve empapándome mucho más del tema”, nos cuenta.

La reina siente que a la sociedad le falta empatía; pero su experiencia y aprendizaje le permiten no titubear cuando habla sobre el síndrome de su pequeño hijo. “Al inicio no lo quería aceptar porque sentía que iba a sufrir (…), pero al final me puse los pantalones y lo llevé a un centro llamado ‘Alcanzando’, donde pudieron diagnosticarlo a tiempo para que desarrolle ciertas habilidades; que sea Asperger no significa que no pueda hacer su vida normal”, manifiesta firmemente.

La también escritora recomienda tres cosas para todas las mamás de niños con esta condición. En primer lugar, ofrecerles una buena terapia; en segundo lugar, disfrutar los momentos que sus pequeños tienen por ofrecer; y, en tercer lugar, entender que ellos tienen otra manera de actuar, “no corran ni huyan, abracen esa forma y conéctense con sus hijos”, señala sonriente.

Aún así, la vida maternal no la agota en el trayecto de cumplir con sus ocupaciones. El garbo y las ganas de ayudar forman parte del día a día de esta ex Miss Teen Perú, quien no hace mucho, empezó a ser parte de “Proyecto Iquitos” de María Pía Desulovich, donde ayuda a mujeres en pobreza extrema, dándoles trabajo y difundiendo sus productos tejidos. “No hice ninguna labor social cuando fui Miss Perú, lo hacía apartada de la organización ya que en realidad nunca me gustó, pues se iba por el lado superficial”, nos confiesa.

Emiliano y Alejandro, sus “maestritos”, han hecho florecer la niña que llevaba dentro. Su vínculo con la naturaleza lo desarrolla junto a ellos en su departamento, lugar donde, además, hace compost y minihuertos. Las constantes preguntas de sus pequeños la inspiraron a escribir en cuarentena “La semilla y la tierra”, un cuento infantil con el que pretende concientizar a más niños para que cuiden nuestro planeta. Para Jimena, el juego es la mejor manera de conectar. “Mis hijos me enseñan que debo alejarme del otro mundo para estar más conectada con la naturaleza, y me encanta”, nos dice emocionada.

Otro cuento, aunque esta vez dirigido a un público distinto, es el nuevo proyecto que ronda por la cabeza de la exmodelo. “Quiero escribir sobre cómo ayudar a las mamás de niños con Asperger o Autismo, y rescatar la parte bonita de tener un hijo con esa condición. Pues no supone el fin del mundo, ellos tienen su proceso y su forma de ver la vida. Hay que extraer lo más interesante”, comenta. Por lo demás, Jimena admite, aunque es una infidencia, ser muy crítica con ella misma, pero esto no la detiene a crear, para sí, el propio impulso que la lleva a ser mejor cada día y, por su puesto, más feliz. //

Proyecto Riviera San Francisco, Ancón. Imagen del concurso internacional ganado en el 2018.

Cénit urbano

Sharif Kahatt y Marta Morelli son arquitectos de amplia trayectoria. En conjunto crearon un estudio de diseño especializado en proyectos de diversas escalas y programas, teniendo como eje principal el urbanismo.

EscribE valEria burga

Uniendo sus iniciales, fundaron el estudio K + M, en el año 2010. Se encontraban trabajando en Boston, hasta que decidieron empezar un estudio de cero en Perú, que hoy ya cumple 10 años. La visión es promover la urbanidad de la mano con la arquitectura, buscar un beneficio para la comunidad sin importar la escala del proyecto. «Nos interesa que los ciudadanos se beneficien con cualquier intervención y, si es en territorio rural, también queremos que sea una oportunidad sin basarse en privilegios individuales», asegura Kahatt.

El hecho de estudiar en el exterior influyó sobremanera. «Experimentar cosas nuevas te hace estar más atento a los detalles. Nos ayudó a tener una visión más completa entre la docencia y la profesión, que para nosotros es un binomio que se complementa», confiesa el arquitecto. Como

Edificio multifamiliar Arica. Imagen de fachada exterior. Proyecto actualmente en construcción.

F oto s H ari F K a H att

Edificio Atenea, Lince. Espacio interior.

agregado, ambos resaltan tener contacto con sus alumnos. Esto hace que sus sesiones sean nutritivos intercambios de ideas. Con base en esa premisa, crearon la iniciativa Urban Lima, un taller que sirve de referencia para nuevas generaciones de arquitectos.

Se especializan en proyectos de vivienda. Lo primero que buscan es la amplitud en espacios para que exista sensación de libertad, relación con el exterior. «El lugar donde habites debe ser de tu agrado, teniendo en cuenta que estamos en una ciudad cada vez más compacta», afirma Morelli. Además, buscan espacios intermedios, lo que está entre vivienda y ciudad, con el fin de construir un sentido de comunidad en un edificio. La pandemia ha afianzado el hecho de preocuparte por tus vecinos, pero esto debería ser más natural, y eso es lo que ellos promueven.

Otro de sus puntos fuertes son los proyectos de escala urbana en diferentes contextos y realidades. Uno de ellos es Marina Coast, en Tumbes. Este se convirtió en la primera marina que se construye en tierra debido a las condiciones naturales del terreno, que permitían afloramientos acuáticos.

Por su parte, lo realizado en el Jockey Club del Perú fue de otro mundo, tal como lo define Sharif: «Esto nació de la urgencia de organizar el club frente a los rumores de expropiación. En primera instancia no se sabía cómo iba a afectar en el funcionamiento, pero se puso como prioridad un pórtico monumental que genere un escenario de lujo», comenta. Esperan retomar pronto el proyecto, porque aún hay tareas por realizar.

Ahora mismo, el dúo está a miras de realizar proyectos públicos, lograr que el Estado apueste, valore y promueva la arquitectura para volver a tener edificios de calidad. «Lo que nos importa es hacer que los arquitectos tengan visión e interés urbano para lograr relevancia en la ciudad. La motivación es el bien común, que al final es el bien de uno mismo», alude Marta. «Urbanismo es resolver diversos problemas al mismo tiempo, esa es la clave», finaliza su compañero. //

RENACER VALLEJIANO EscribE DiEgo samalviDEs

S/.48.99

Congresopedia

Martín Hidalgo

Año: 2021 Editorial: Planeta Nº pág: 150

S/.49.00

Víctor Vich es un destacado escritor y académico. Dialogamos con él a raíz de su última publicación: César Vallejo: un poeta del acontecimiento.

-Cuando revisamos la escritura de Vallejo, a primera instancia notamos una profunda tristeza; sin embargo, es una visión incompleta. ¿Qué factores cree que inciden para reconocerla como una obra de carácter testimonial?

Efectivamente, los poemas más conocidos de vallejo son aquellos donde hay una representación del dolor, pero, como lo intento defender en el libro, en realidad es solo una parte de su poesía, porque él es un autor que reconoce que la falta, la tristeza, el absurdo, son dimensión de Navidad, pero no las únicas. Vallejo es también un autor que escribe buena parte de su obra para dar testimonio de una verdad que él ha encontrado. Eso que él descubre es el valor de la solidaridad humana, de la responsabilidad frente a los demás, el valor de la comunidad.

-La obra de Vallejo mantiene una base filosófica marxista, esto permite que tenga vigencia y pueda ser escudriñada por académicos. ¿Qué otras corrientes filosóficas cautivaron a este poeta?

El impacto del cristianismo es fundamental en la poesía de Vallejo y en su visión del mundo. El marxismo va a ponerle categorías políticas y explicaciones económicas a la injusticia en el mundo para reforzar, pero no para negar el mensaje cristiano. El otro impacto ya no es un discurso filosófico, sino una acción concreta. Vallejo se quedó muy conmovido con la gente que salió a defender la República Española y se dio cuenta de que esa defensa no era liderada por un partido, sino por un ideal, por un compromiso activo. Esa visión ya no es desde las ideologías, sino desde la acción de la sociedad civil.

-¿Qué estima sobre el racionalismo y la

obra de Vallejo?

La poesía es, en general, una crítica al racionalismo; no porque afirme que el racionalismo esté mal, sino porque denuncia el afán de totalización de la razón sobre la experiencia humana. La razón no es el centro del hombre, que no es un objeto eximio de la contradicción, más bien es contradictorio. Ahora, Vallejo celebra las conquistas de la razón; es más, las utiliza en su creación poética, que implica una conciencia racional del poema como entidad formal.

-Un poeta no puede ser comprendido sin su contexto histórico. ¿Qué sucesos cree que moldearon la poética vallejiana?

Vallejo vivió una época histórica muy importante y, sin esa época, no sería Vallejo. Fue testigo de la crisis de la República Aristocrática y de la emergencia de nuevos actores políticos en la escena. Vivió en los momentos en que el movimiento obrero empezó a formarse, en el que aparecieron las grandes huelgas, el movimiento de la reforma universitaria, la juventud como un nuevo actor político.

Plata como cancha

Christopher Acosta

Año: 2021 Editorial: Aguilar Nº pág: 168

S/.89.99

Más allá del orden

Jordan B. Peterson

Año: 2021 Editorial: Planeta Nº pág: 453

CÉSAR HILDEBRANDT: EL INDOMABLE

Por Diego Alonso Samalvides Heysen*

En la época de Sendero Luminoso, el periodismo atravesó un intervalo ágil y furtivo que perfiló a grandes figuras. A pesar de los cruentos escenarios, permitió desarrollar virtudes tempranas para quienes eligieron vestirse de traje y continuar informando. Años de la grabadora, los cables sueltos y las manos veloces arrojadas sobre una Olivetti Lettera 35. Personajes que enmudecían salas con su presencia y cautivaban los puestos de periódicos con titulares vistosos, coloridos, llenos de forma y estilo. Entre ellos, César Hildebrandt, marcó la prensa. Su mayor defecto: ser brillante hasta el ridículo, en una sociedad donde se rinde culto a la estupidez sin fecha en el calendario. Hildebrandt era excelso. En su faceta de entrevistador, destreza imprescindible: sutil para lanzar dardos y guardar la artillería para el momento oportuno. Evasor de canallas y productores con guion pauteado. Cálido para llevar un diálogo al nivel más íntimo y develar impostores. Despiadado para deslumbrar de forma apacible los ademanes contrariados de un entrevistado que pierde los papeles. En su rol de escritor convulsivo, presidiario de sus convicciones, una pluma incansable, veloz y elocuente. Ninguna palabra de más, ninguna de menos. Hábil para husmear entre los archivos, olfateador innato y sagaz para desistir ante las eventuales seducciones del poder. Lo conocí un día soleado en el patio de la etapa escolar. Mi profesora de Álgebra, Iris Rodríguez, me alcanzó el artículo «El César Vallejo que yo conocí», de Ciro Alegría, que había sido publicado en el semanario. La impresión, el tamaño de las letras y la escritura impecable, me sedujeron a comprar el ejemplar y leerlo íntegro. Desde entonces, gocé de sus páginas y de la columna «Matices», a modo de miscelánea auténtica, que era capaz de alumbrar el escenario político o llenar de brillo a un personaje olvidado. Pero César no negociaba con el poder. Lo demostró renunciando a todos los medios donde intentaron manipularlo y menoscabar su discurso. Se autoexilió a una edad en que la televisión era su trono, un reinado aparte. Lideraba atrozmente el rating de la inteligencia. Renunció al medio tradicional para fundar el suyo: uno a la altura de las circunstancias y del rigor periodístico. Páginas bien escritas, impolutas: jugándose la vida en una primicia, como de joven, a pulso, pero con la sapiencia que le ha dado el trajín de los años. Una enciclopedia abierta que continúa traicionando a Google y el resto de artificios digitales. Sentí una especie de veneración ortodoxa. Incluso cuando tuve la oportunidad de acercarme a él, no lo hice. No quería incomodarlo, tal vez para evitar una molestia que me hiciera bajarlo del pedestal inventado. Aquella noche, en el balneario de Asia, entre decenas de departamentos, vi a César sentado con un amigo suyo. Solo Dios o el diablo podrían saber de qué conversaban. Allí estaba el sobreviviente a los días más ajetreados de la prensa, el que había realizado, sin temor a equivocarme, las entrevistas más memorables de este país: balcón que había observado con desdén y crítica absoluta. Al terminar de escribir esta columna, no he tenido mejor idea que enviársela al destinatario a través de Claudia Talledo, periodista del semanario Hildebrandt y sus trece, quien gentilmente me retransmitió la negación de César a una entrevista en dos oportunidades. Cumplió el rol: defender su tiempo para culminar el feroz semanario que dirige. Sé muy bien que, si Hildebrandt ha tenido el infortunio de leerme hasta aquí, la columna le parecerá una ridiculez absoluta, repleta de adjetivos floridos, incongruentes e innecesarios. Te pido perdón, César. Un perdón con letras mayúsculas. Me tomo la licencia de abandonar, paulatinamente, el periodismo, para convertirme en un peón mortal más del tablero y reconstruir al monumento vivo, la tempestad inacabada.

Es abogada de profesión, pero unos giros en su vida la condujeron al periodismo. Claudia Chiroque está inmersa en el mundo de las noticias y aprovechamos en dialogar sobre su transición.

EscribE valEria burga

Existen diversas “primeras líneas”, y para Claudia una de ellas es el periodismo. “Todos tenemos distintas formas de afrontar esta crisis, y los periodistas, o quienes ocupan un espacio de comunicación, tienen el gran compromiso social de llevar información”, señala. La presentadora siente que este contexto la ha llevado a ingresar a una nueva etapa de aprendizaje, aquella donde conoció a gente maravillosa y ratificó su compromiso con el público.

“Yo no soy periodista, en realidad, soy abogada”, resalta Claudia. Optó por esta profesión para desarrollar su formación académica, sin embargo, hace 4 años está inmersa en el mundo de las comunicaciones. Cree además que su carrera es afín al periodismo, hoy más que nunca donde a diario se analizan temas de corrupción, leyes, normas, entre otras cuestiones. Afirma que cuando “tu destino se encuentra en otra parte, tienes que construir el camino e ir tras ello” y fue así que empezó en Digital Tv Perú y desde ahí ha ido recogiendo experiencias en diversos ámbitos.

Tiempo después entró a Exitosa para el noticiero de la noche: “Edición Central”. En el camino, se dieron cuenta que el dual de radio y televisión funcionaba, y fue rotando espacios. “Si algo le debo agradecer a la radio, es que me ha permitido formar parte de proyectos bastante versátiles”, comenta. “La coyuntura nos tiene siempre en el análisis y debate de leyes, muchas de ellas populistas y no técnicas” por eso siente que su misión es lograr que se entienda de la

Cambio de rumbo

manera más sencilla posible el alcance de cualquier escenario para las personas que la escuchan. “Al saber cómo se manejan las cosas, desde mi posición como abogada, no me dejo engañar, y llevo la información clara hacia el público”, señala. Del mismo modo, agradeció haberse relacionado con referentes del periodismo, pues esto ha sido un gran aporte y motivación para su aprendizaje.

Fue inevitable consultarle si se animaría a incursionar en prensa escrita. Nos afirma que escribió un artículo para la revista digital de un amigo suyo, y que no descarta realizar proyectos ligados a ello más adelante. Sin embargo, ahora se encuentra desarrollando una página en instagram llamada “Perú sin floro”, junto a dos amigas suyas. Por otro lado, puede percibir cuánto ha ido creciendo en materia de comunicaciones. De estar en un espacio con un contenido más confrontacional y de entrevistas como Exitosa te escucha, al mismo tiempo exploró la gastronomía peruana y ayudó a contar historias de restaurantes para contribuir con la reactivación económica. Y hoy, es parte de “Buenos días Perú”, un formato mucho más informativo con gran variedad de noticias. nunca está conforme en su totalidad. Es consciente de que, en ciertas oportunidades, ha cometido errores, pues en la radio todo va muy rápido y una frase impopular genera una avalancha de opiniones negativas. Desde luego, reconoce que son gajes del oficio. Se siente bastante cómoda con su trabajo y piensa estudiar comunicación política para afianzarlo. Chiroque sabe que es nueva, pero tiene todas las ganas de hacer las cosas bien. “Soy responsable de comunicar desde donde me toca, y aprovecho en decirle a los seguidores de Cocktail que elijan el mejor espacio para adquirir la información que hoy se necesita”, finaliza. //

A sus 23 años, Trilce Reyes ha logrado ser conductora y reportera de los medios más sintonizados de nuestro país. Las dificultades en su carrera la impulsaron a afrontar más retos, anteponiendo su vocación.

EscribE luciana Paz

Fiel a su nombre, inspirado en el poemario más conocido de César Vallejo, Trilce Reyes siempre supo que se dedicaría a las letras. Con la ayuda e impulso de su padre, profesor de Comunicaciones, estudió Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Aprovechaba toda ocasión para entrevistar personas, conocer sus personalidades, debatir y leer.

“Es una carrera hermosa, pero bastante sacrificada. No tienes suficiente tiempo para ti o tu familia. Pero las personas que nos dedicamos al periodismo, lo hacemos con pasión, y eso se refleja cuando nos ven frente a las cámaras, en lugares peligrosos o enfrentándonos a la COVID-19”, comenta orgullosa.

Con solo 22 años, vivió los eventos más relevantes de la coyuntura política nacional cuando aún era reportera en UCI Noticias. “Yo terminé la universidad y entré de frente al mundo del periodismo. Lo primero que me tocó cubrir fue el suicidio de Alan García, luego las cuestiones de confianza y los enfrentamientos entre el Congreso y el Ejecutivo”, menciona. Por otro lado, confiesa que para ella fue difícil resistir en carne propia todos aquellos hechos indignantes

Deber informativo

para los peruanos, pero que solo llegan a conocer a través de los medios.

También le tocó vivir esta experiencia de cerca cuando contrajo el coronavirus y contagió a su madre. Ello a pesar de que no dejó de ser cuidadosa mientras trabajaba como reportera y conductora en Exitosa, persistiendo en el uso de la protección y las mascarillas. “Durante septiembre del año pasado, cuando mi madre y yo nos contagiamos, había estado recorriendo hospitales y escuchando los pedidos de ayuda de estas personas que tenían un familiar a los que les faltaba oxígeno. Nunca me imaginé estar en esa situación”, nos comenta.

Cada vez más cercanos a las elecciones presidenciales, Trilce reflexiona sobre el rol del periodismo en la tarea de llegar a un voto informado. Día a día hay más “destapes” y nueva información de los candidatos políticos. Pero esta data, como es evidente, contribuye a descartar, mas no a tener un preferido. El rol de los periodistas en estas elecciones debería ser, más bien, un rol investigativo, de una vigilancia en favor de la ciudadanía y su derecho a estar informado.

“Es complicado decidirse por un candidato presidencial. La mayoría de personas que conozco quieren viciar su voto, y tenemos a personas como George Forsyth, que no sabemos si van a seguir en campaña a puertas de las elecciones; Daniel Urresti, que tiene denuncias por violación y asesinato a un periodista; o López Aliaga, una persona a quien no voy a calificar, pero que tuvo comentarios muy desatinados con respecto al suicidio y al caso de la eutanasia”, dice preocupada.

La periodista nos deja como reflexión que es nuestro deber informarnos y ser precavidos al momento de tomar decisiones como nación. Su oficio le ha dado la oportunidad de conocer la pobreza y la situación tan grave de nuestro país con el COVID-19. Pero, como es natural, los responsables no son solo los medios de comunicación, o los políticos, sino nosotros mismos, los ciudadanos de a pie, pues tenemos poder de decisión. “No podemos permitir que haya personas que extorsionen a los familiares ni a quienes se ahogan. Ni vecinos imprudentes reuniéndose a jugar bingo un fin de semana. Tenemos que cuidarnos y no bajar la guardia, sabemos que hay dos cepas en nuestro país y evitar exponernos es fundamental. Sabemos que el virus ya no discrimina, que ataca jóvenes y niños. Cuidémonos y quedémonos en casa”, concluye. //

Glamour televisivo

Alvina Ruiz es conductora de América Noticias al mediodía y madre a tiempo completo. Su capacidad le ha permitido ejercer el periodismo en distintas facetas.

EscribE valEria burga

No todas las historias inician igual. Para la comunicadora, el periodismo era un terreno inhóspito. «Tal vez miraba con mayor curiosidad la producción, pero las oportunidades me enviaron a este camino que ahora me apasiona», revela.

Sin embargo, su trayectoria no hubiese sido la misma sin haber experimentado la calle: uno de los pilares para llamarse periodista. El reportaje medía el pulso a su vida y sus más oscuras travesías. Hasta entonces, le había producido una serie de emociones inexplicables y una sensibilidad particular para ver el mundo. Como decía César Calvo: «Yo miro el mundo con los ojos, porque si lo veo con el corazón me pongo a llorar».

Ser reportera le cambió la perspectiva, pues significaba vivir en carne propia historias que iba develando de lugares a los que nunca volvería. «Me dio un acercamiento más sensible, cercano, con las necesidades. Me dio una coraza diferente», confiesa. Además, tener esa experiencia formativa en ese terreno le dio un sustento para que, desde una mesa de conducción, pueda identificar lo que sucede afuera.

Tuvo la oportunidad de pasearse por algunos de los medios más importantes del país, como Panamericana, América y Canal N. «La audiencia se encarga de depurar a quien no funciona. La televisión es un puente para difundir información y opinión, pero nadie tiene la silla comprada. El rating es un examen que tenemos día a día», señala.

Para Alvina, todas las noticias son importantes y hay que saber conjugar eso con que sea interesante. Del mismo modo, el hecho de compartir con tantos periodistas ha significado un aprendizaje enorme, pues se nutrió de quienes ya tenían la experiencia. Cuando de referentes se trata, está César Hildebrant, el genio de las entrevistas. También otros íconos del periodismo como Federico Salazar, Mávila Huertas, Mónica Delta y Rossana Cueva.

La literatura también forma parte de su vida. Confiesa que no ha determinado su carrera periodística, aunque sí la acompaña en el camino profesional. El Padrino es uno

de sus favoritos y ahora se encuentra leyendo Plata como cancha, pues, desde su perspectiva, los libros de hoy también son una manera de informarse.

Por otra parte, comenta que, si no hubiese sido periodista, sería abogada. «No lo seguí porque en mi familia ya había demasiadas personas ejerciendo derecho. Yo quería estudiar algo de letras y opté por Comunicaciones», alude.

No necesitas apoyar a alguien que representa una ideología, sino cubrir un hecho que ayude a cambiar el estatus de una situación para contribuir con las personas”

Como a todo periodista, hay muchas historias que le marcan. Ya lleva veinte años en el oficio y, entre los sucesos que más le impactaron, se encuentra el terremoto de Pisco. «No estamos acostumbrados a ver fallecidos en la vía pública. Lo mismo me pasó con el incendio de Mesa Redonda, pero finalmente son hechos que hacen noticia y a la semana ya estamos en otra situación», resalta con determinación.

Sin embargo, considera que se debe involucrar como periodista en el cambio y no normalizar situaciones caóticas como las que hemos vivido en esta pandemia. Ruiz apuesta más por el periodismo preventivo como una forma de hacer política. «No necesitas apoyar a alguien que representa una ideología, sino cubrir un hecho que ayude a cambiar el estatus de una situación para contribuir con las personas», asegura. No podemos permitir que ciertas cosas se vuelvan «periódico de ayer». //

SALUDO ELECTORAL

Por Óscar Chang

Antes de que todo empezara, nadie imaginó que, durante casi un año, estaríamos sometidos a una agresiva cuarentena debido a una pandemia que cambió la normalidad en la que vivíamos e hizo prolongar nuestras las libertades. Mi cumpleaños es festejado los siete de marzo de cada año y por lo general acostumbraba a reunirme con mis allegados. Era lo usual, reír y comer a carcajadas en temporada de verano. Sin embargo, este año la pasaría encerrado y solo. Los motivos son conocidos. Al caer domingo y ser día de inmovilización obligatoria, festejaría mis treinta y dos años en la soledad de mi independencia. Pero no todo fue negativo. Recibí los saludos y felicitaciones de mi familia y amigos, ellos se encargaron de sorprenderme. Mi agradecimiento fue grande, debido a que, a pesar de la situación actual que atraviesa el país, muchos se tomaron el tiempo de saludarme. Los regalos y la comida empezaron a llegar y con ellos la noche. Ese día recordaba mis momentos de juventud en los que sentado al lado de una amiga, nos imaginábamos antes de llegar a los treinta y cinco años. En ese tiempo añoraba cumplir una lista de metas y sueños; y me llena de satisfacción al darme cuenta que una parte de ellas ya están cumplidas. Ese es el mejor regalo que he podido recibir. Siempre huí de la política, sin embargo, llegué al cargo de regidor inesperadamente, lo cual emocionó a mis padres. Es por ello que me veo en la necesidad de hacer una reflexión sobre las próximas elecciones. Este mes nos toca elegir al candidato que llevará las riendas del país. Entre los diecinueve, no todos son los más aptos para llegar al poder y sobretodo con un país tan golpeado como el Perú. Criticamos a los postulantes a cargos públicos o a los que actualmente los tienen, pero somos nosotros quienes elegimos a aquellos que consideramos como el mal menor. Si yo no estuviera en política, lo más probable es que mi interés sea el del común denominador. Pero ahora que estoy adentro y deseo generar un cambio y no lo digo sin conocimiento previos. Considero que la política en nuestro país necesita ser conducida por jóvenes con nuevas formas de pensar, que sea capaz de actualizarse y fomentar una campaña de valores. Todo evolucionará con el tiempo. El once de abril votemos de la manera correcta. Informándonos, averiguando, preguntado y acudiendo a la hora indicada. No nos dejemos persuadir por los que nunca sumarán al desarrollo del país y nos afectarán de manera directa. A modo de conclusión, me gustaría mencionar una frase que va acorde con nuestro contexto político: «In god we trust». No solo es cuestión de Dios, sino también de nosotros.