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Ciudades inteligentes

Desde el Ágora, la traza y dinámica urbana han evolucionado con las trasformaciones socio-culturales y hechos históricos de cada lugar. En ese contexto, un nuevo concepto de planificación ha surgido para solucionar las problemáticas que enfrentan las urbes.

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EscribE sandra tavara

a definición que describe mejor el término es “una ciudad innovadora que utiliza las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y otros medios para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de las operaciones, los servicios urbanos y la competitividad, asegurando que responda a las necesidades de las generaciones presentes y futuras respecto a aspectos económicos, sociales, ambientales y culturales” (Unión Internacional de Telecomunicaciones, ONU). Este concepto está altamente relacionado con la problemática climática, por lo cual se considera la reducción de emisión de gases de efecto invernadero y uso de energías renovables para la eficiencia energética. Ello convierte a las ciudades inteligentes en un modelo integral para el progreso de las urbes, orientado hacia la sostenibilidad aplicada según su condición y contexto. Su importancia radica en que se ha consolidado como una respuesta eficaz ante la problemática del crecimiento demográfico acelerado en las grandes metrópolis. Ello debido a que aporta armonía entre los aspectos espaciales, sociales, económicos y ambientales. Según la ONU, más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades, y se proyecta que para el año 2050 el 70% de las personas vivan en centros urbanos. Esta migración irá agravando los problemas demográficos.

Existen adecuaciones a ciudades inteligentes en el mundo. Tenemos el ejemplo de Singapur, que actualmente es la metrópoli más innovadora del mundo, seguida de Londres y Nueva York. No obstante, también hay otros ejemplos que destacan en Europa e, incluso, en América Latina. Ello demuestra cómo se puede transformar la dinámica de una zona. En Europa, evidenciamos como Málaga fue convertida en una smart city por su gestión energética. Aquello implicó la integración de fuentes renovables de energía en la red eléctrica, sistema de control energético en las viviendas, automatización avanzada de las redes de comunicación y sistemas, y tecnología LED para el alumbrado público; así como la implementación de puntos de recarga con tecnología V2G (Vehicle to Grid) para vehículos eléctricos. Todas estas características generan impactos positivos en múltiples aspectos.

El crecimiento demográfico y económico, así como la demanda de otras necesidades, ha conducido a las metrópolis a plantear un modelo orientado hacia la sostenibilidad. Esto implica la incorporación de una nueva infraestructura que contenga la innovación y tecnología necesarias para este objetivo. Así nacen las smart cities, cuya finalidad es utilizar estas herramientas para mejorar las condiciones de vida, usando con eficiencia los recursos. Además, opta por la participación activa de los ciudadanos. Pero, ¿cuál es su estructura y por qué es importante empezar con su inserción?

En Latinoamérica, podemos mencionar el gran ejemplo de Medellín, considerada antes de su reforma urbana, hace 23 años, como una de las ciudades más peligrosas del mundo. Hoy, es una de las más innovadoras del mundo. En el 2013, este galardón le fue otorgado por el diario The Wall Street Journal y Citigroup. Desde la perspectiva de “urbanismo social”, a lo largo de las dos últimas décadas, ha buscado y desarrollado respuestas tecnológicas a las necesidades de su población. Por ello, incorporó las escaleras eléctricas de la Comuna 13, de 384 metros con techo de color naranja que escala la montaña en 6 secciones. Esta constituyó una solución innovadora para los 12,000 habitantes que subían todos los días el equivalente a 28 niveles para llegar a sus hogares. Ahora, el tramo dura 6 minutos y se ha logrado reducir los altos niveles de violencia y criminalidad de la zona. De igual manera, cuenta con proyectos como los llamados smart buildings, reflejado en el Edificio de Empresas de Medellín. Además, ha incorporado planificaciones de cultura e inclusión como el Parque Biblioteca de España o el Centro Cultural Moravia, orientado hacia los más necesitados; así como un excelente sistema de transporte público que reduce toneladas de dióxido de carbono. Este último comprende el metro subterráneo, un tranvía, y un aparato teleférico que conecta las zonas más alejadas con el centro de cuidad. El éxito de Medellín se basa en la real compresión de su complejidad y realidad social, priorizada en una visión holística de todas sus variables.

Es posible generar ciudades inteligentes adaptadas a las diversas realidades urbanas; por lo tanto, podemos adecuar este concepto a Lima, cuyas problemáticas más alarmantes se encuentran en la vivienda, el transporte y espacios públicos. Estos sistemas desarticulados acentúan el centralismo e inseguridad. Como menciona Sharif Kahatt: “Lima ha crecido exponencialmente y se ha densificado mucho”. El problema demográfico viene de los años 40´s, y se ha transformado en una realidad que no hemos solucionado adecuadamente. Analizado el panorama en conjunto, podemos concluir que vivimos una gran crisis urbana. Para empezar a cambiar ello, es importante comprender que Lima no solo es Miraflores y San Isidro. Existen zonas periféricas; centros urbanos, industriales e históricos; conos urbanos; y asentamientos. Nuestra ciudad contiene múltiples realidades urbanas que están desconectadas y desvinculadas. Tomando el caso de Medellín, la inserción del modelo smart city es una alternativa para atacar ello. Como menciona Sharif: “el modelo de ciudad que hemos venido consolidando está en las antípodas de estos principios básicos del urbanismo y los usos mixtos, y es quizá este momento de crisis el mejor impulso para poder hacer un cambio radical y mejorar nuestra ciudad”. //