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Viñedos históricos

de la familia Edwards

fue elaborar nuestros propios vinos con ese origen. Tenemos 10 lotes distintos de Carmenere dentro del mismo viñedo. Por ende, todo se vinifica por separado. Vamos comprando fudres para fermentar microunidades en el mismo cuartel», nos cuenta Gabriel Edwards, enólogo de la firma.

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En palabras de Gabriel, todos los vinos son hechos con levaduras nativas, de manera natural y sin ningún tipo de químicos. Hace 15 mil cajas al año, de las cuales un tercio se vende en Chile y el resto es para exportación. «Ahora tenemos la posibilidad de elaborar vinos con un valor agregado. Trabajamos con los mejores importadores que buscan historias familiares más que el marketing u otras cosas. Solo hacemos tintos especializados en Almahue. Este espacio es cálido en verano y no es lugar para blancos», revela. La Carmenere es el emblema de Clos de Luz, sin embargo, desarrollan otros cepajes como Cabernet Sauvignon, Syrah, Garnacha y Malbec. Son cinco variedades para los siete vinos que ofrecen: Arao (Carmenere Blend), Agreste, Massal 1945 (Carmenere, Cabernet Sauvignon y Malbec), Azuda y Luz.

Las parras viejas que prevalecen de 1945 son Carmenere, Cabernet Sauvignon —la más plantada en Chile— y Syrah. «Usamos el método de reproducción Massal, que consiste en un proceso antiguo y riguroso de seleccionar las mejores cepas de un viñedo y propagarlas mediante esquejes. Nuestras vides no están injertadas ni son clonadas. Estamos muy ligados a la tradición porque sabemos que durante todos estos años han resultado y queremos continuar con ello», agrega.

Su objetivo es producir vinos frescos y elegantes, con mínima intervención y fermentados con levaduras nativas. Asimismo, quieren resaltar la fruta por sobre aromas a madera. Por eso privilegian guardas en fudres de roble francés, ánforas de greda y barricas de roble de 50 hl. «El enfoque principal es la producción de vinos de calidad por encima del volumen. Buscamos relaciones comerciales a largo plazo con un sólido enfoque de construcción de marca. Actualmente, exportamos los vinos a quince mercados de todo el mundo», dice Edwards.

Clos de Luz acaba de llegar al Perú de la mano de Kahan Licores. «Este país es un mercado gastronómico muy fuerte en Latinoamérica y su cultura nos resulta impresionante. El estilo que hacemos es fresco y cosechado temprano; lo cual se traduce en vinos gastronómicos. Creo que esto va bien con la comida que ofrecen en restaurantes. Siempre es complicado maridar, pero considero que nuestros vinos pueden aligerar las s peruanas muy especiadas y eso es un abanico por descubrir».

«Estamos creciendo en el continente, pues primero tocamos la puerta de países más grandes. Hemos llegado a un mercado muy importante para Chile como es el caso peruano. Aquí se siente la integración entre clientes y productores. Lo nuestro es distinto, ya que mostramos la esencia del Carmenere. Apuntamos a mostrar la otra faceta de los vinos chilenos», puntualiza. //