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SABORES ÚNICOS QUE SE APRECIAN CON UNA VISTA INIGUALABLE

Este concepto nace en los espacios del antiguo Lost Beach Club, local que fue destruido por el paso de la tormenta que afectó a toda la zona de Punta Pacífica a mediados de 2022; por ello, le rinde un sentido homenaje al retomar sus pilares fundamentales: la buena comida, el buen vino y la excelente vista hacia la bahía de Panamá. Una mezcla maravillosa que hoy le da vida a toda una joya gastronómica

En Bella’s Grill, los protagonistas sin lugar a dudas son los cortes de carne, entre los que se destacan el wagyu, angus, prime y choice, junto con clásicos que no podían faltar como el New York, ribeye, tomahawk y la afamada entraña.

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Otros de sus platos insignias, aptos para vegetarianos, se inspiran en las creaciones tradicionales del Mediterráneo, pero con un twist innovador. Así vemos un hummus hecho a base de coliflor en vez de garbanzos, la polenta que aquí toma forma de stick, y la sensacional ensalada California con tomate, tocineta crujiente, maíz rostizado, aguacate, tortillas de maíz y mézclum de lechugas.

Para los amantes del mar, nada mejor que su propuesta de langosta, langostinos, pesca del día y el famoso king crab bañado con mantequilla de finas hierbas. Todo bajo una creativa coctelería de autor.

Además de una rica gastronomía y exitosa propuesta de maridaje, este restaurante cuenta con una óptica y un feeling muy diferente al de un grill clásico, ya que su ambiente se conjuga con la belleza del mar, lo que genera espacios únicos para pasar un momento muy mágico.

Gracias a este escenario, Bella’s Grill exhibe una cocina que puede ser apreciada por los comensales, a fin de que se deleiten con el proceso de cocción y preparación de sus platos. Además de este interactivo detalle, también posee un área de mezzanina, decorada con mesas al aire libre —ideal para fumadores—. Desde allí, unas escaleras te llevarán a una espectacular terraza, que deleita a los visitantes con bellos atardeceres y noches de luna llena, que se pueden admirar con una copa de vino.

Esta amplia terraza es el espacio ideal para festejar grandes eventos corporativos y sociales, por lo que el local cuenta con el personal y los servicios necesarios para que organices aquí una exitosa experiencia.

Así Bella’s Grill se posiciona como un nuevo concepto que te permite disfrutar de excelentes cortes de carnes, pero dentro de un ambiente jovial y sofisticado, donde los aromas se mezclan perfectamente con los sabores, sonidos y cócteles. Un sitio ideal también para conectar con el Mediterráneo tanto en vistas como en platos, por lo que aquí los amantes del buen comer encontrarán un oasis para satisfacer íntegramente su paladar.

Cabe destacar que la marca es la más joven del grupo Bella Holdings, que la concibe como la plataforma para brindarle a la Ciudad de Panamá lo mejor de la gastronomía mediterránea y del grill, características que complementan los conceptos de sus otros reconocidos restaurantes como Petit Paris y La Vespa.

Dirección: Antiguo Trump, Punta Pacífica. Horarios: de lunes a domingo, desde las 12:00 m. hasta las 10:30 p.m.

Instagram: @bellasgrillbar Una empresa del grupo Bella Holdings.

Por Humberto Pappaterra | Fotos por Juan Vírgüez

Esta vez salí a caminar desde mi edificio en Bella Vista para adentrarme en la estación de metro, desde donde encontraría lo usual: una casa neocolonial, una imponente sinagoga frente a una iglesia cristiana y el calor matutino que caracteriza a nuestra ciudad.

La estación está a tan solo cuatro cuadras y no tenía un destino determinado, por lo que me dejé llevar por el movimiento de la urbe. Una vez en el subterráneo, me impresionó la cantidad de turistas que usan el metro para moverse como peces en el agua. No tenía mi tarjeta de metro y, aunque no era ciencia ficción, tuve algunos problemas con su maquinita dispensadora, pero nunca falta quien, con su mejor sonrisa, te expresa un: “¿Señor, lo ayudo?“, y si bien todavía me cuesta saberme señor, con mucho alivio acepté el apoyo.

El metro cuenta con una sola línea, sin posibilidad de pérdida alguna; además, está en condiciones impecables. Así que, por azar, decidí bajarme en la estación 5 de Mayo para ver lo que estaba buscando: el movimiento de una ciudad tropical que camina al ritmo de la música, del cantar de los vendedores ambulantes… y es que hay que entender quiénes somos y de dónde venimos para poder disfrutar del paisaje urbano que nos rodea. Es imposible no sonreír con la creatividad de quien te ofrece a grito cantao: “¡Las bananas que parecen plátanos!”.

Seguí mi camino hacia la avenida Central; pero, antes de llegar, me topé con interesantes obras públicas que despertaron mi curiosidad. Así que, sin darme cuenta, ya estaba en conversa con sus trabajadores, quienes, bajo un solazo, laboran arduamente en una zanja para una tubería. La plática fue muy amena, sobre todo intercambiar chistes y buen humor que, sin duda, me alegraron el día. Allí entendí que mi recorrido sin rumbo había encontrado un camino.

Ahora, solo faltaba tomarme algo bien frío para no fundirme del calor. Mi deseo me dirigía hacia un agua de pipa helada, pero terminé con jugo de caña. En ese momento, entendí que no estaba en Disney, ya que su vendedor poco sabía de la simpatía. Aunque, la verdad, nada se iba a interponer entre mi bebida helada y yo.

Aquí el tráfico peatonal es tan o más abrumador que el vehicular, por lo que supe que me encontraba donde quería estar: la ciudad de a pie, la que se disfruta al detalle, la que tiene escala humana y permite interactuar con todo lo que una metrópoli ofrece.

Mi naturaleza de comprador compulsivo me llevó a un comercio informal en el cual podías encontrar cualquier cantidad de objetos útiles. Su dueña tampoco se detuvo, pues no pudo soportar la curiosidad de ver cómo me tomaban fotografías, por lo que comenzamos a hablar de nuestras vidas sentados en un taburete. Una sensación tan rica que deben replicar para que conozcan los cuentos e historias de nuestra urbe de la mano de gente maravillosa y simpática, quienes harán tu día diferente y especial.

Así que, con mi mejor sonrisa, logré mi cometido: me refresqué, caminé bailao al son de cuanta música suena en la avenida Central y me dispuse a regresar.

Podría haber tomado uno de los numerosos taxis que pintan la ciudad de amarillo, pero lo hice nuevamente desde el metro, donde reflexioné que, para muchos, este paseo pudo no tener sentido, pero al entender nuestra idiosincrasia y su andar intuitivo y rutinario, no hay sinsentido en saber que nuestra rutina está llena de curvas, de ritmos y ruido que se transforma en música. El trópico no solo se refiere al clima, sino también al hecho de saber quiénes somos como ciudadanos de esta urbe llamada Cuidad de Panamá. Así que sal y tropicalízate en blanco y negro como una radiografía de lo que somos, de lo que eres…

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