Luis Majul & el rock nacional

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En un día normal, Luis Majul deja su casa por la mañana, realiza una sesión de entrenamiento funcional (a veces pedalea tres horas con música en los oídos), llega a su productora de 400 metros cuadrados en la periferia porteña, pre‐produce o edita sus programas, se interna por dos horas en el estudio de La Red y vuelve al barrio para completar un día de multitasking. En esta tarde de verano, altera la rutina para recibir a Reporte Publicidad en su oficina de Margen del Mundo, un edificio gris por fuera y luminoso por dentro, a donde trasladó su centro de operaciones en octu‐ bre pasado. Esa oficina se rige por una política de puertas abiertas: en rigor, ni siquiera tiene pa‐ redes. Las únicas referencias tridimensionales son un escritorio, una silla, una pelota gigante que mantiene su espalda sana, una tele clavada en TN y una biblioteca con libros de investigación y fotos de sus dos hijos. Tiene más de 10 mil mails sin leer, pero no desespera. Atento y con altas dosis de energía poco antes de cumplir los 54, propone vestuario y locaciones, se toma el tiempo para cada pregunta y el espacio para cada foto. El juego político, el trabajo periodístico y su ma‐ ridaje explosivo guiarán la conversación.

Luis Majul & el rock nacional POR PABLO CORSO FOTOS: MARIANA ROVEDA

¿Qué opinás del precepto que rechaza el periodismo de periodistas? Definamos “periodismo de periodistas”.

brevalorada. Converso (la biografía de Víctor Hugo Morales) vendió más de 20 mil ejemplares. Lanata superó los 90 mil.

Aquel en que los periodistas o lo que hacen se convierte en objeto de análisis. Ya desde los ’90, y a pesar nuestro, algunos periodistas somos vistos como rockstars. ¿Qué es Jorge Lanata? ¿Un pe‐ riodista? ¿Una celebrity? ¡Es un rockstar! La biografía no autorizada que hice es la de un tipo que tomaba ocho gramos de cocaína por día, hizo un diario funda‐ cional cuyo primer millón de dólares lo puso [el ex guerrillero] Enrique Gorria‐ rán Merlo, tuvo 1.500 minas y cambió de opinión 800 mil veces. Somos vistos como rockstars, no tanto por la influencia en la realidad, sino por la importancia que se nos da, de manera excesiva y so‐

Hay demanda. Sin dudas. No solamente sobre nuestras vidas, también sobre la mirada que tenemos sobre las vidas de otros. [El sello editorial] Margen Izquierdo nació de un preconcepto que se está cumpliendo: las grandes edito‐ riales editan libros como chorizos. Po‐ dría asegurar que son unos mil por año, de los cuales venden 500 ejemplares en promedio. Yo distribuyo y comercializo con Planeta, pero también compito con ellos. Me vienen a ofrecer más libros in‐ teresantes. Los peleo y se los gano, porque ofrezco el mismo anticipo pero la garantía de que la edición va a ser mu‐ cho más cuidada.

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Los autores suelen quejarse del proceso exprés de las ediciones. Yo trabajo en los libros de forma muy fuerte. He tenido discusiones muy ricas con Pablo Sirvén, secretario de Redacción de La Nación. Pensé que no iba a aceptar las observaciones, pero ahora tiene guar‐ dadas todas mis marcas en rojo y me dijo: “esto lo tenés que hacer con todos los autores, para publicar cómo se es‐ cribe un libro de investigación periodís‐ tica”. No le digo al autor lo que tiene que hacer, pero tengo un manual (absoluta‐ mente caprichoso): para los diálogos, líneas que faciliten la lectura. El pretérito perfecto simple (“pasó”) es el tiempo ideal para escribir un libro. Comparto con García Márquez las reglas de no uti‐ lizar adverbios, que denotan poca riqueza en el vocabulario, y de que cada 48 | 49


capítulo empiece con algo que te atrape y te deje sin pestañear. ¿Con qué libro soñás? Me gustaría ha‐ cerle una larga entrevista a Jaime Stiuso. El modelo conceptual sería la misma en‐ trevista que le hizo Horacio Verbitsky a [el ex capitán de corbeta] Adolfo Scilingo para El vuelo. Con un pacto de honesti‐ dad brutal: “Yo te pregunto todo, vos me decís toda la verdad y lo que sale, sale”. Imaginate un documental en primera persona, como The fog of war (con el ex secretario de Defensa estadounidense Robert McNamara) o Punto ciego (sobre la secretaria de Hitler, Traudl Junge). Es‐ tás agarrado del asiento. Sería un duelo narrativo sobre las cloacas más profun‐ das de la Argentina. ¿En qué creés que va a derivar el caso Nisman? Tiene muchas probabilidades de terminar como todas las tragedia de la Argentina: 20 años de la AMIA, 22 de la Embajada de Israel… La voluntad y presión social para que no quede en eso compite con una locura y un des‐ creimiento, una especie de enfermedad social que tenemos los argentinos, que compramos todas las teorías conspira‐ tivas. Si la fiscal y la jueza demostraran que Nisman se suicidó, si hubiese un consenso de la clase política y de los medios planteando la misma idea, la abrumadora mayoría de la opinión pública no lo creería. Yo vi documentos y fotos, sé de manera fehaciente que Yabrán se pegó un escopetazo en la boca y se mató. Aun así, hay infinidad de tipos que dicen que lo vieron en las Bahamas o Las Cañitas.

Creo que eventualmente se podrá llegar a una respuesta, pero hay muchos intere‐ ses cruzados. Ahora, es medio loco que aspiremos a una respuesta cuando la Presidenta no da ni las condolencias ni hace como François Hollande, que des‐ pués de lo de Charlie Hebdo dijo: “primero vamos a tranquilizarnos, sé que esto es conmocionante, pero vamos a perseguir a los tipos que mataron a estos carica‐ turistas”. Cristina y sus voceros ensucia‐ ron a Nisman antes y después de morir. Un día dijo por Facebook que no estaba suicidado, otro que no tenía pruebas pero sí certezas… El impacto y el mensaje para la sociedad es egocentrismo, narcisismo político. También pienso que el caso Nis‐ man es una oportunidad para que la Jus‐ ticia empiece a hacer las cosas de forma realmente independiente, y condicione en el buen sentido al poder político para que haga lo que corresponde. De hecho, hay un grupo de periodistas (no somos La Corpo ni nos llamamos todo el tiempo) que estamos empezando a pedirle a to‐ dos los candidatos a presidente que ha‐ gan conferencias de prensa, que se com‐ prometan ahora a dar entrevistas y a que las instituciones funcionen de verdad. ¿Qué dejó el kirchnerismo en cuanto al trato con los medios? Algunos dicen que a 678 hay que reconocerle que por primera vez discutió que medios como Clarín podían mentir. Pero desde hace mucho tiempo, muchos periodistas veníamos diciendo “hagamos auto‐ crítica, metimos la pata con este título”. Que 678, desde el Estado y con un sesgo político muy claro, venga a darle clases a los periodistas…

iguales. Espero que no se conviertan en pequeños Kirchner.

Quizá Kirchner desnudó como actores interesados a algunos grupos mediáticos. Sí, cuando dejó de ser socio de esos grupos. El Grupo Clarín y Kirch‐ ner eran socios hasta que se pelearon. Por el campo, por Telecom, por las ra‐ zones que quieras o por todas ellas. Stiuso, Cristina y Néstor Kirchner eran carne y uña. El operaba para ellos. Nés‐ tor lo eligió cuando [el ex ministro de Justicia] Gustavo Béliz mostró su foto en público. No digo que Béliz sea la hones‐ tidad, pero Stiuso es la oscuridad. Kirch‐ ner lo usó y exprimió hasta que pudo, Cristina hizo lo mismo. Y ahora que este Frankenstein que pincha teléfonos, a‐ prieta y tira carpetazos se le viene un poco en contra, dicen: “Somos los únicos que tuvimos los huevos para sacarlos”. No les creo.

Entendiendo por eso… …Que cuando quería ser presidente, Kirchner nos pedía venir a los programas, se hacía amigo nuestro, nos llamaba cada cinco minutos, y cuando empezamos a criticar que uno se llevaba una bolsa con un palo, nos mandó a la AFIP y le quitó toda la publicidad oficial a la productora. No me quejo por la plata, sino porque es un mecanismo de censura indirecta. Pre‐ senté un amparo que todavía está en Tri‐ bunales y me están dando la razón en distintas instancias. La AFIP me acusó falsamente de eludir impuestos y probé ante la Justicia Federal en tres instancias que era un invento. En cuanto a las elecciones, y haciendo la salvedad de fecha y hora [10 de marzo a las 18], dicen que hay un empate vir‐ tual entre Macri, Scioli y Massa. Para mí, Scioli es el que sacaría más votos en la primera vuelta, pero el ballotage lo ga‐ naría el segundo. Es, con sus diferencias y en otro contexto, parecido a las elec‐ ciones de 2003, con Menem y Kirchner. La segunda vuelta hubiese salido 70% a 30%.

¿Te tocó de cerca el tema de las escuchas? Todos los periodistas que hace‐ mos actualidad política tenemos el telé‐ fono pinchado. Me lo dijeron todos los ministros, del color que quieras. ¿Te diste cuenta de algo últimamente? No, pero cuando fui a la aper‐ tura de Tribunales en el Palacio de Jus‐ ticia se me metieron en el auto, me ro‐ baron la laptop y me dejaron todo lo demás. No digo que soy una víctima de la conspiración, pero ahí tenía muchas escuchas. Puedo reconstruir algunas porque estaban en mis correos, así que en algún momento las voy a publicar.

¿Cómo definís a los candidatos? Macri es un ingeniero que ve su vida y su futuro como un edificio o una obra en construc‐ ción. Cuando lo sacás de ese esquema, se pierde. Un ejemplo: Gabriela Michetti lo descoloca. Algunos dicen “funciona bien” (no como un político tradicional) y otros “funciona mal” (no tiene autori‐ dad, ¿cómo una senadora le va a decir que no quiere ser vicepresidenta?). Scioli funciona como una maquinita: va todo el tiempo hacia la misma dirección, no se aparta nunca. Puede que a la política le sirva, pero sus características personales no me gustan, porque no me gusta cuando a una persona la humillan y no reacciona. Aun así, es un fenómeno político rarísimo. Los demás candidatos fluctúan en las encuestas, pero él está cerca del 30% desde hace un año. El caso Nisman lo tendría que haber destrozado, también cuando puso esa cara de nada en la reunión del PJ, pero no. Massa es un tipo muy audaz, muy pare‐ cido a Kirchner por su nivel de apuesta y coraje político, y tiene más aguante del que parecía. Ahora le están empezando a entrar las balas (ya no tiene una inten‐ ción de voto tan alta, a la gente le está pareciendo demasiado joven para ser presidente), pero está aguantando el

¿Cómo ves la perspectiva electoral? ¿Hay alguien que te guste más que otro? Me da lo mismo. Para mí son todos

«Hay un grupo de periodistas (no somos La Corpo ni nos llamamos todo el tiempo) que estamos empezando a pedirle a todos los candidatos a presidente que hagan conferencias de prensa, que se comprometan ahora a dar entrevistas y a que las instituciones funcionen de verdad.»

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Un despliegue multimediático La productora. Majul levantó Mar‐ gen del Mundo entre Paternal y Chacarita, con la idea de hacer con‐ vivir el día a día de su productora con la circulación del público. Dice que evitó opciones obvias como Palermo porque las grandes capi‐ tales europeas eligen la descentrali‐ zación desde hace tiempo. Hay un auditorio (para charlas, proyección de documentales, presentaciones de libros y muestras rotativas), una biblioteca periodística (curada por editores de majors como Planeta o Penguin Random House) y un Speaker’s corner donde cualquiera puede filmarse haciendo su denun‐ cia o columna de opinión sobre cualquier tema. El bar sigue el mandato de las redacciones: café in‐ tenso y cargado, sandwichs de mi‐ lanesa para renovar energías. Todo está musicalizado por una radio que transmite en streaming, de corte an‐ glo, ochentoso y noventoso. Ni bien se instaló, Majul procuró que su staff tocara los timbres de esta zona un poco desangelada, pero con promesa de crecimiento. Contac‐ taron a vecinos y asociaciones ba‐ rriales para difundir la buena nueva: un espacio para mostrar la cocina del periodismo en sus diversos so‐ portes, con el objetivo de “constituir una plataforma de diálogo entre pensadores y comunicadores, que tenga como pilares fundamentales el pluralismo, la inclusión, la aper‐ tura a nuevos puntos de vista y la superación de todo prejuicio”. A fines de marzo, Margen del Mundo salió a la calle para la Feria Leer y Comer, donde –entre food trucks y puestos de libros– cocineros, es‐ critores y periodistas se mezclaron con propuestas gastronómicas y charlas abiertas. La agenda de ac‐ tividades está en margendel‐ mundo.com.ar. El museo. Un espacio amplio, con buen diseño y balance acertado en‐ tre textos y elementos visuales. La

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muestra permanente “De Walsh a Lanata” es un paneo breve pero in‐ tenso sobre los últimos 40 años de periodismo en la Argentina. La in‐ tención es saltarse “la grieta, las diferencias profesionales, ideológi‐ cas, de estilo y hasta personales”. A la manera de encuestas como las de la revista Noticias, propone un lis‐ tado con los profesionales más in‐ fluyentes en “una de las etapas más vertiginosas, controvertidas e in‐ tensas de toda la historia del perio‐ dismo”. Se armó en base a dos en‐ cuestas mellizas hechas por Ma‐ nagement & Fit, primero a 700 pe‐ riodistas y después a 1.200 ciu‐ dadanos en todo el país. El resultado es una serie de nombres rutilantes (Jacobo Timerman y Mario Per‐ golini), polémicos (Bernardo Neus‐ tadt, Jorge Rial, Marcelo Tinelli) y apenas tres mujeres: Magdalena Ruiz Guiñazú, Susana Viau y Paloma Efron (Blackie). Las biografías están disponibles en una serie de moni‐ tores táctiles. Son concisas y todo lo abarcativas que permiten sus 70 segundos. En otra sala, pequeña y oscura, se proyecta un documental de cuatro minutos sobre nuestras últimas cua‐ tro décadas. Es un bombardeo, más efectivo que efectista, de hitos so‐ ciales, políticos, deportivos y cul‐ turales que sacudieron el nervio so‐ cial, con el corte de edición de la du‐ pla Mariano Cohn / Gastón Duprat y el bajo de Sergio Pángaro. Hay goles inmortales, furcios de minis‐ tros, víctimas de tragedias cíclicas y un habemus Papam. El piso está pintado con titulares de diarios que nos sacudieron en este tiempo –y la tipografía del medio correspon‐ diente–, un detalle que refuerza la inmersión. En la era del periodismo incorpóreo, resulta refrescante entrar en con‐ tacto con algunos objetos dis‐ puestos en vitrinas: la Olympia con que Tomás Eloy Martínez escribió La novela de Perón o la Lexicon que usó Lanata para los primeros nueve años de Página/12, junto a un texto donde el “rockstar” hace apología de la escritura como un acto físico. El lugar más luminoso del edificio

está reservado a la gigantografía de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, de Rodolfo Walsh, quizá la pieza de investigación y de‐ nuncia más impactante jamás es‐ crita por un periodista argentino. La tele, la radio y el teatro. En Un mundo con periodistas –miércoles a las 22 por Canal (á)–, Luis Majul, Pablo Marchetti y Pablo Sirvén en‐ trevistan en forma rotativa a sus colegas más influyentes de los últi‐ mos 40 años (el listado surgió de la misma encuesta que determinó el armado del museo). El terceto tam‐ bién prepara un libro, que promete un debate quizás áspero, quizá en‐ riquecedor. En la ya clásica La cornisa –domin‐ gos a las 21.30 por América–, Majul sigue tomando el pulso de la actua‐ lidad nacional con entrevistas ágiles y a veces picantes, en un año mar‐ cado por la muerte del fiscal Alberto Nisman y las especulaciones elec‐ torales. La versión radial –lunes a viernes a las 14 por La Red– lleva un tono más relajado. El día de la charla con Reporte Publicidad, por ejemplo, el conductor intenta aco‐ rralar al abogado de una amiga del fiscal para después confesar su método de levante (“por cansan‐ cio”) y habilitar, dado el perfil de la emisora, un buen espacio para el fútbol y sus anécdotas. Majul también es productor teatral: se asoció con Mario Segade en Y un día Nico se fue y en el Ciclo de Teatro Urgente, que se presentará en Mar‐ gen del Mundo con temas vincula‐ dos a la realidad social, como bullying y matrimonio igualitario.

secreta de cómo una niña con un padre ausente se transformó en la Presidenta más rica, más poderosa y más confrontativa de la Ar‐ gentina”; el análisis político‐gestual Las caras de las mentiras (y de la verdad) de Sergio Rulicki; y la autobio‐ grafía Yo, el peor de todos (Jorge Rial). “Más allá de que trabaje con material radiactivo y de que tenga muchos enemigos, como proyecto y hecho profesional lo reivindico – dice Majul sobre este libro–. Está bien escrito, es apasionante y re‐ contra valiente, dice barbaridades de sí mismo.” Hay cuatro proyectos en marcha: Maleducados, donde Lu‐ ciana Vázquez analiza “la tragedia educativa” nacional; un libro sobre Nisman a cargo de Facundo Pastor; otro sobre Diego Gvirtz y Sergio Szpolski, de Alejandro Alfie y con el título provisorio Los informantes de Cristina; y Las guarangadas K, donde el enólogo Diego Bongangieri analiza la supuesta “incivilización” del kirchnerismo en asuntos discur‐ sivos y protocolares.

La editorial. Con un perfil crítico del gobierno nacional, Margen Izquierdo lleva editados Lanata (Luis Majul), sobre “secretos, vir‐ tudes y pecados del periodista más amado y más odiado de la Ar‐ gentina”; Converso (Pablo Sirvén), sobre Víctor Hugo Morales, que cuenta “la brutal transformación profesional, personal y económica del polémico relator de fútbol”; La dueña (Miguel y Nicolás Wiñazki), sobre Cristina Kirchner, “la historia

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triple empate virtual. Es un tipo intere‐ sante, aunque le dije que se está pare‐ ciendo demasiado a Kirchner: “Si tenés algún inconveniente con lo que te pre‐ gunto o lo que escribo sobre vos, no llames al medio en donde trabajo. Lla‐ mame a mí”. De todas formas, siempre voto a perde‐ dor, no de un partido mayoritario sino más bien de izquierda. ¿Sos un tipo de izquierda? Sí, de cen‐ tro‐izquierda. Dentro de las reglas del capitalismo, un votante del ala izquierda del Partido Demócrata. O un liberal en su verdadero sentido: a favor de los derechos civiles, del matrimonio iguali‐ tario, de que la gente haga lo que quiera. Ahí hay un logro del kirchnerismo. Sí, pero siempre con un ruidito detrás. El proyecto de matrimonio igualitario lo había presentado Vilma Ibarra y ellos lo discutieron en el medio de una coyun‐ tura electoral. La Ley de Medios no la hicieron para desconcentrar, sino para tener una herramienta para pelearse con Clarín y todos los periodistas críticos. ¿Por qué Elisa Carrió es una invitada tan frecuente en tu programa? Ya hace tiempo que no la invito, eh. No voy a decir que fui el que la descubrió, pero trabajé con un productor, Diego Kolankowsky, que en la primera nota que le hicimos, cuando ella hablaba todo el tiempo de la Virgen, le pidió que la trajera. Desde en‐ tonces se sintió muy cómoda conmigo. TN y Mariano Grondona le hicieron muchas más entrevistas, pero cada vez que se la hacía yo había mucha reper‐ cusión. Aprendí que desde el punto de vista del impacto y de la dinámica del re‐ lato audiovisual, Elisa Carrió necesita desarrollar su idea sin que la interrum‐ pas. Toda esa parábola termina con algo estruendoso, impactante o que genera curiosidad. Pero cuanto más grande me vuelvo, hay cosas que permito menos. En pos de generar un producto periodís‐ tico y televisivo atractivo, muchas veces le dejé pasar conceptos desopilantes, in‐ aceptables. En mi programa habló de “autogolpe”, dijo “Massa es el jefe del nar‐ cotráfico” y que Cobos financiaba su cam‐ paña con la efedrina. Eso ya no se lo dejo pasar y por eso no viene más a mi pro‐ grama… por ahora. Con Samid pasa algo parecido: le hice menos notas que los noticieros o que Gustavo Sylvestre, pero cuando lo invito pasan cosas fuertes. Ahora bien: mi es‐

cenografía es como mi living, y más de una vez le dije: “Si venís a arruinarme el living, la próxima vez no te lo dejo pisar”. Una vez lo eché y me acusó de censurarlo. Entonces le puse un móvil y le dije que era un evasor de impuestos, un cuatrero y un delincuente, porque lo decía un juez. Respondió: “¡Cállese ci‐ payo! Usted es un pelot…”. Terminó de decirlo, levantamos el móvil y seguí con mi programa. Perfecto no soy, pero con los años estoy aprendiendo a manejar la televisión. No: los programas de tele‐ visión. Tampoco: mis programas de tele‐ visión.


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