Sme respuesta de la base al video panfleto

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A solicitud de compañeros de la Resistencia, les enviamos algunas de las opiniones de la base en torno al video-panfleto y auto elogio del “activista” Mario Benítez publicado en las redes sociales, titulado “4 años de Resistencia, Rompiendo el Silencio”, destacando que este video-panfleto es utilizado en contra del SME por sus enemigos más renombrados: los esquiroles de CFE, los traidores de la “Coalición Democrática” de Jorge Sanchez” (que gracias al video panfleto se reactivaron), así como por agentes de la oligarquía y del mal gobierno.

¿Romper el silencio o enmudecer a la Resistencia? (Corre Película) Resulta admirable que mientras los electricistas del SME continuamos el lenguaje de la Resistencia, descubrimos los signos para descifrar la complejidad de nuestra circunstancia, elaboramos un discurso en el laboratorio de la realidad que nos sirviera como fórmula para nuestra práctica de lucha; bueno, mientras nuestras gargantas se desgarraban todos los días durante cuatro años clamando justicia y nuestra capacidad colectiva de análisis descubría las rutas certeras para evitar la disolución forzada del Sindicato, algunos camaradas guardaban prudente silencio. Admirable resulta su capacidad de resistencia para abrir la boca. Pero no aguantaron más y decidieron romper su silencio. Un poco de decepción se refleja en nuestros rostros cuando escuchamos lo que traían reprimido. Rompemos en carcajada cuando observamos que el vocero designado para pronunciarse “de una vez por todas”, no ha parado de hablar durante todo el tiempo en que su “verdad” la mantenían en secreto. Dinamita pura, demagogia pura: el guion del video.

Como si nuestra resistencia no se nutriera e inspirara en las luchas de diversos sectores de la población que han enfrentado al autoritarismo gubernamental y la impunidad de Estado, los camaradas que rompen su silencio, abren las cortinas de par en par para descubrirnos que los campesinos de Atenco y los estudiantes de la UNAM si supieron cómo defender la causa. Si nos descuidáramos tantito hasta nos sentiríamos un poco mal después de tomar nota, como se nos sugiere que lo hagamos, de que algunos si han podido y nosotros no. Más bien los compañeros que decidieron romper su silencio deberían parar la oreja para escuchar que nuestra Resistencia (la cual no podría existir si hubiéramos guardado silencio), es una Resistencia victoriosa y original que aún no alcanza sus objetivos. En esta larga travesía en la búsqueda de la tan anhelada solución al conflicto hemos transitado, de manera accidentada si se quiere, por todos los resquicios y formas de lucha a nuestro alcance, hasta llegar en la actualidad a lo que somos: una fuerza social beligerante, a cuyo origen sindical no renunciamos, que se encuentra movilizada y en negociaciones con


el neoliberal gobierno mexicano en función de la defensa de nuestros derechos violentados. Infructuoso resultaría intentar explicarles a los camaradas que se han mantenido estoicamente durante cuatro años en un mundo sin ruido, los asuntos que anotan las circunstancias especificas en que se desenvuelve nuestra lucha, vano resultaría un recuento de nuestra historia de Resistencia, pues para ellos, como finalmente ya lo dijeron, el triunfo ya habría llegado, desde hace rato, si el Sindicato no hubiere perdido la ruta, y confundido el “triunfo verdadero” con el triunfo de papel”. Los camaradas hacen uso de su libertad de expresión que les otorga el estatuto del SME para dejar sin expresión y atada de manos a la Resistencia del SME. Con infundadas pretensiones de “pensamiento crítico”, hacen un relato insípido y fuera de contexto de nuestra lucha, ello bajo la pretensión de vaciar de historia la Resistencia y despojarnos de identidad y convicción de victoria. Ubican la actividad del Secretario General que actúa bajo el mandato de la Organización y en consecuencia de alcanzar los objetivos que nos hemos trazado, en un terreno que abona al desprestigio del liderazgo del SME, sin el cual, por cierto, la resistencia no podría haberse sostenido ni en el arranque. A toda esa batería demagógica de vaciamiento político, ideológico e histórico de nuestra Resistencia le denominan pomposamente “romper el silencio”. Un nuevo guion de una película ya vista. Para romper su silencio no reparan en utilizar como parte de un guion amateur momentos

trascendentales de nuestra Resistencia, despojándolo sin compasión de su alto contenido político e inyectándoles demagógicamente una sobrecarga emotiva y anecdótica que raya en la grosería. Según ellos (los guionistas amateurs), la huelga de hambre que realizaron en la radicalidad de nuestras formas de lucha decenas de compañeros del SME constituye el “momento en el cual el gobierno fascista de Calderón estaba, según ellos (los guionistas amateurs), prácticamente de rodillas a nuestra disposición y arrebato. De manera irrespetuosa y sin la más mínima pizca de consideración al sacrificio de los compañeros que participaron en la huelga de hambre exponiendo su vida, los incorporan de manera mañosa a ser protagonistas estelares de una película cuyo final no conocían. Lo misma hacen, sin escrúpulo alguno, con camaradas que en su historia de resistencia y de vida, aparece el antecedente de haber sido preso político de la represión de Estado. Pero como sí tenemos memoria, y muy a pesar de los aprendices de cineastas, hay que decir que esa película ya la habíamos visto. Cierto que bajo otro guion. Cuando se nos vienen encima, sin miramientos y con bayoneta en mano, ya nos habían despojado de nuestro prestigio ante la opinión pública y también poco (pretendieron hacernos creer) quedaba de nuestra tradición clasista de casi cien años de vida sindical. Se nos dijo en aquel momento entonces que no éramos (como creíamos en nuestro orgullo como trabajadores) un ejército productivo que alumbraba a la Ciudad más poblada del mundo, sino delincuentes comunes: el resultado de nuestra historia era, según los medios de comunicación masiva y los tinterillos a sueldo de la oligarquía, un


despojo insoportable con el cual había que terminar. Se nos arrebató en aquel guion la historia y el discurso, igual que se pretende en está ocasión a propósito de que alguien, que no conocíamos, se atrevió a “romper el silencio”. Quien toma la palabra para romper el silencio, en aquel entonces, tan lejano (pero no tanto, porque si tenemos memoria) fueron quienes nos quisieron ver dando gracias al destino por las migajas de la liquidación. En aquella película también dirigieron las baterías de la demagogia en contra del Secretario General,. No aportan nada. Descalifican todo: muy a modo de las sectas. Desde el punto de vista de la libertad de expresión y la crítica constructiva que garantiza como derecho de los agremiados el Articulo 45 del Estatuto, el guion que nos presentan nuestros cineastas improvisados poco aporta o nada a la consecución de nuestra lucha. A menos que se piense que la toma del Viaducto como lo propuso el profesor en Economía (que hoy rompe el silencio) hubiera invertido la polaridad magnética de la historia de nuestra Resistencia. La peliculita esa que estuvo censurada, según los que hoy deciden a abrirse de capa en si impudicia y abrir la boca para decirnos en hora y media que nuestra Resistencia ha sido un error (más o menos en el mismo tono en que el bocón de Lozano no se ha cansado de repetirlo durante cuatro años), tiene importancia únicamente desde el punto de vista del estudio antropológico de las sectas universitarias cuyo alcance intelectual no rebasa la dimensión de su nariz chata. Los parámetros y categorías de análisis que su corta experiencia en las luchas les aporta, no

les alcanza para interpretar un movimiento tan complejo y original como lo es la Resistencia del SME. La libertad de expresión que otorga el SME a sus afiliados les queda grande a nuestros cineastas improvisados, no la pueden abarcar porque les sobra sectarismo y les falta talento intelectual y honestidad política para ejercerla. Al SME las causas justas no le son ajenas. Ahí estuvimos haciendo guardias en la UNAM en 1999 bajo nuestra idea de que los estudiantes en lucha por sus derechos tuvieran una protección obrera. También estuvimos en Atenco. Ignacio del Valle, a quien por defender los derechos campesinos y de propiedad comunal a la tierra le signaron, por orden de la “justicia” de Estado 112 años de cárcel. Una vez más que todos logramos su libertad, se presentó en el Zócalo para rendir solidaridad a la huelga de hambre de los electricistas del SME, en la que, por alguna razón, se sentía representado. Lo mismo hizo recientemente el profesor Alberto Patishtán, quien antes de regresar a su tierra natal, Chiapas, estuvo en el noveno piso de Insurgentes 98 abrazando, a quienes sin mayor pretensión pelearon su libertad. Lo importante para los electricistas del SME, ya que estamos en Resistencia, es que asumamos que el guion de nuestra película lo definimos nosotros. No les demos chance a cineastas improvisados de que nos vengan a escribir nuestra historia. Menos chace debemos darle a quienes intentan explicar nuestra sacrificada Resistencia como un chiste de mal gusto.


“Por el derecho y la justicia del trabajador” Movimiento 27 de Septiembre. José Manuel Pérez Vázquez, Ricardo Arenas Rodriguez, Cesar Torroella Labrada, Alberto González Bárcenas, Marco Antonio Cortez Cruz, José Antonio Garcés González, Iván Amezcua Cano, Luis Mario González, Oscar Magariño Luevano, Guillermo Ramírez, Álvaro Mondragón, Zoé Portilla, Omar Robles, Marisol Vázquez, Omar Romero Valdez, Ruben González, Roberto González, Raúl Cornejo, Alejandro Velázquez, Luis Enrique Flores Porras, Rodolfo Aguilar Guzmán, Ricardo Raúl Montero Rodríguez.


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