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Un coche se parece a un zapato mucho más de lo que pensamos

Las similitudes entre un vehículo y un zapato van mucho más allá de su uso en la movilidad, sobre todo cuando nos centramos en la problemática de la gestión de los residuos al final de su vida útil y en la búsqueda de modelos de economía circular.

En la actualidad, todos los sectores productivos están inmersos en encontrar la forma de implementar los conceptos de economía circular de modo que puedan incrementar su propia sostenibilidad. Uno de los caminos sería aumentar el uso de materias primas recicladas y reducir la cantidad de residuos que terminan en vertederos. Solo en España, el sector del automóvil genera más de 1 millón de toneladas de residuos al año, de los que algo más del 50% se originan al final de la vida útil del vehículo y el resto durante la vida útil del mismo mediante reparaciones y mantenimientos.

Algo similar ocurre con el sector del calzado, el cual cuenta con una producción mundial anual que supera los 20.000 millones de pares, y que, al final de su uso, más del 95 % acaba en el vertedero o incinerados en el mejor de los casos.

Actualmente, los Vehículos al Final de su Vida Útil (VFU) son, en primer lugar, gestionados en un Centro Autorizado de Tratamiento (CAT), también conocidos como desguaces, donde los vehículos se descontaminan de aceites, líquidos, gases y otras sustancias peligrosas para el medioambiente y la salud. Aquí también se extraen aquellas piezas (recambios) que tienen un valor en el mercado y que ya tienen vías de valorización validadas como baterías, neumáticos, bombas de aceite y catalizadores. Tras esto, las fragmentadoras se encargan de recuperar los metales del vehículo para su reciclado, suponiendo así un total de un 85% del vehículo reciclado.

El resto, entorno al 15% (130 kg de media por vehículo), que se corresponde con asientos, tapicería, parachoques dañados, cinturones, guarnecidos interiores de puertas, techos y salpicaderos, no pueden ser separados con las tecnologías actuales de tratamiento y terminan incinerados o en vertederos. Esto supone una pérdida de materiales con alto potencial de reciclabilidad como son los plasticos técnicos, las espumas, textiles y cuero, materiales que se encuentran también en el calzado, pudiendo llegar a contener este último más de 60 materiales distintos.

INESCOP, en el marco del proyecto Circular Industry 2.0, el cual cuenta con la financiación del IVACE y los Fondos Feder, trabaja para dar respuesta a esta problemática. Para ello, en la planta piloto de economía circular, se investiga el tratamiento y el procesado de los residuos de la automoción para que puedan tener una segunda vida.

Este proyecto, pone de manifiesto la capacidad de INESCOP para trabajar de forma conjunta con las empresas en la mejora continua de los procesos de reciclaje y recuperación de materiales para fomentar modelos de economía circular entre sectores industriales como es la automoción y el calzado, obteniendo casos de éxito que permiten crear industrias más resilientes e independientes de factores externos. Algún ejemplo es el reciclado de asientos de vehículos, en el que se obtienen plásticos técnicos que se pueden reinyectar en tacones, piezas metálicas férricas para la fabricación de cambrillones y el desarrollo de plantillas a partir de las espumas.

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Borja Mateu, investigador Economía Circular INESCOP (Centro Tecnológico del Calzado)

Proyecto financiado por: