ENTREVISTA MIREIA BELMONTE
Julia Luna
Comentarista de natación de TVE
“SU APARICIÓN CAMBIA PARA SIEMPRE NUESTRA NATACIÓN”
Almería, piscina descubierta de las Almadrabillas. Campeonato de España de natación. El sol cae a plomo esa tarde del 15 de julio del 2006. 40 grados y una humedad insoportable. Llega la final de los 400 estilos, una prueba cruel y extenuante. Una joven nadadora domina de principio a fin. Se queda a sólo 37 centésimas del Récord de España. La segunda toca el muro nueve segundos más tarde. El público estalla. Tiene sólo 15 años. Así irrumpe Mireia Belmonte en la natación. Fue su primer título absoluto. Dos meses después se proclama Campeona Mundial Junior. El récord llega nueve meses después, en Cádiz. Sería el primero de 10 batidos en los 400 estilos. Su aparición cambia para siempre nuestra natación. Por la dureza de sus pruebas, por su versatilidad, por su precocidad, por su calidad y por su tremenda ambición. Pero no iba a ser fácil. Los primeros campeonatos internacionales nos dejan luces y sombras. Melbourne, Debrecen, Eindhoven, Manchester, Rijeka... Las primeras me-
dallas, los récords europeos y mundiales en piscina corta... pero también las descalificaciones, la ansiedad, la presión psicológica, los derrumbes... El apoyo y la protección de sus entrenadores, Murio, Subirana..., de compañeras de habitación como Nina Zivanevskaia, iban a ser fundamentales. Hasta que llegó él. Fred Vergnoux, positivo, ganador, rompedor, innovador, motivador... El entrenador que ha sabido leer y entender su mundo, sus miedos, su autoexigencia. El cambio mental ha sido lo más sorprendente en estos años. Mireia se convierte en la Mireia ganadora, fuerte y autodisciplinada. Llegan los retos, los límites, las medallas. Campeona Olímpica, Mundial, Europea... Cinco Récords Mundiales batidos en corta en una década. Mireia se convierte en icono, en la mejor deportista de la historia. Pero quiere más. La piscina larga es su handicap. El récord europeo de 200 mariposa su próximo objetivo. Salir de los 2.04 / 2.05, de su zona de confort. Sabe que es el primer paso para ser ambiciosa en Tokio 2020.
gusta ir a la playa”. Aunque ya sin los tres gorros que lleva en la piscina olímpica. El de abajo para cubrirse el pelo y los otros dos para formar una especie de cámara en la que amarrar la cinta de las gafas, que siempre lleva muy apretadas. Es la pupila soñada de cualquier entrenador, la paciente perfecta del nutricionista, la embajadora ideal de una marca, ya sea de ropa deportiva o de coches como Hyundai. Los días libres, por escasos, apenas suponen una prolongación del entrenamiento, de su rutina. Pocas concesiones. Los días de competición le gusta llegar con tiempo a la piscina y aguardar su turno en la cámara de salidas con reguetón. Es la manera de activarse y concentrarse al mismo tiempo. Una liturgia que acompaña a toreros, artistas y deportistas, cada uno a su manera. Ronaldinho, uno de los futbolistas más contagiosos y alegres, salía al campo el último y daba un gran salto en una muestra de ímpetu y suficiencia. Intimidaba a sus rivales. Mireia se acerca al poyete con una toalla enroscada en el cuello en una mezcla de superstición, seguridad y estilo. A la badalonesa le gusta la moda. “Soy fan de Dolce&Gabbana. Me encanta el estampado de leopardo. Me gusta el cuero, las tachuelas, el
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