!No nos confundamos!. No estamos hablando de un medicamento que llega a nosotros a través de una prescripción facultativa. Es simplemente un consejo. Voces autorizadas en el campo de la medicina aseguran que la práctica del tricotado aporta bienestar, de forma natural, y sin fastidiosos efectos secundarios, mientras dura el proceso manual de entretejer las lanas. Nuestro estrés aminora su presencia, mejora la artritis, activa la mente, inyecta vitalidad en las personas que padecen depresión y también se ha detectado que tiene efectos benefactores en las personas que padecen bulimia. Tejer en solitario es un placer pero tejer en compañía en las “kedadas para hacer punto” bien sea en cafeterías o talleres, es doble placer, porque interrelacionarnos con otras personas equivale a poder aprender mucho de ellas y, en este caso, también a descubrir nuevos “truquillos” que harán todavía más grato el ejercicio de tricotar manualmente. El tricotado es arte, es color, es dinamismo. El “do it yourself” está de moda. Y no es simplemente un movimiento ocasional. Al igual que el scrap y el patchwork, el tricotado manual es una línea de artesanía que nos llega de nuestras madres y abuelas y es paradójico que vuelvan a estar ahora de máxima actualidad gracias a las nuevas tecnologías: los blogs que, obviamente, mantienen activos las mujeres jóvenes. La mujer joven entiende ahora que la creatividad que conlleva la práctica del tricotado es un “redescubrimiento” que no podemos pasar por alto. Gracias a Internet, el perfil de la mujer que teje está ahora muy rejuvenecido aunque pocos hombres se apuntan a esta práctica artesanal, y los que lo hacen, son generalmente jóvenes extranjeros. Y para fomentar este actividad, las principales empresas de hilatura del sector trabajan muy intensamente para poder ofrecer a sus clientes inmediatos, las mercerías y los talleres de labores, nuevas calidades, materias, aspectos, acabados, y colores. Este es el primer eslabón de esta cadena creativa.
EDITORIAL
Tricotar, fuente de salud y bienestar