Co-Habitaciones

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En efecto, el sentido propuesto en esta trama del collage es el de “Valparaíso: ciudad cultural”. Pero ¿a qué nos predispone una imagen tal de la ciudad? ¿Qué futuro de la ciudad se impone convencidos de que somos una ciudad cultural? Y aquí entra con fuerza la función del discurso identitario: “Valparaíso es distinto porque tiene una identidad particular y esa identidad es el ser cultural”. Según lo ha postulado Ricoeur: “El poder siempre se encuentra vinculado al problema de la identidad, ya sea personal o colectiva. ¿Por qué? Porque la cuestión de la identidad gira en torno de la pregunta ‘¿quién soy?’ y dicha pregunta depende esencialmente de esta otra: ‘¿qué puedo hacer?’, o bien, ‘¿qué no puedo hacer?’. La noción de identidad se encuentra, por tanto, estrechamente vinculada a la de poder”. (8) En la definición de la identidad patrimonial los habitantes de Valparaíso se juegan, no precisamente su pasado, sino su futuro: no da lo mismo asumir que la seña de esa identidad pasa por lo “bohemio, poético, exótico” que insistir en el trabajo portuario. En un caso se asume el esteriotipo comerciable y en el otro se afirma una estrategia de desarrollo de la ciudad que no es la que han previsto para nosotros los gobernantes (una suerte de “contra-identidad”). Es en este sentido que vislumbro la memoria obrera portuaria como memoria contrahegemónica. La memoria del trabajo portuario es la genealogía que viene a la pregunta por el ¿por qué no hay trabajo, o no lo hay de calidad, hoy en Valparaíso? Y allí viene una historia de violencia, traición, corrupción y deudas pendientes, pero sobre todo evidencia un campo de posibilidades, de lo que hay que hacer: Valparaíso no está obligado a dejar de ser puerto. (Es lo que veo, por ejemplo, en las lecturas del pasado hecha por la Federación de Trabajadores Portuarios, FTP, de Valparaíso). Como se verá no se trata de un mero “antipatriamonialismo”, propio de una elite intelectual que pone cortapisas a los modos en que el mundo popular, o la sociedad civil, articula su pasado al margen de la institución de los historiadores, como lo denunciara el historiador británico Raphael Samuel, sino de discriminar entre esas otras memorias en cual se está articulando la historicidad de un sujeto, es decir, cual de ellas es memoria con proyecto y 20

(8) “Paul Ricoeur: memoria, olvido y melancolía” (entrevista de Gabriel Aranzueque), en Revista de Occidente N° 198, Madrid, 1997, p. 112.


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