Hispanic Culture Review - 2016-2017

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Vol. XXIII | 2016 – 2017


Volume XXIII 2016 – 2017

GE OR G E M A S O N U NI VE RS ITY


EDITORIAL TEAM 2016 – 2017

Editor Eleana Velasco

Associate Editors Juan Pablo Biscay Mary GonzĂĄlez Rosalyn Lake-Montero

Peer Reader Guadalupe Cuestas

Faculty Advisers Jason Hartsel Rei Berroa

Hispanic Culture Review is published annually by the students of George Mason University. This publication has been made possible with funding from the George Mason University Office of Student Media. The articles included reflect the opinions of the authors, and not necessarily those of the editors or George Mason University.


Contributions, solicited or not, are accepted in either English or Spanish, but should follow the latest edition of the MLA Style Manual, MLA Handbook or the APA Formatting and Style Guide. See Submission Guidelines at the end of the journal for further information.

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HISPANIC CULTURE REVIEW Office of Student Media The Hub, Room 1201 4400 University Drive, MS 2C5 Fairfax, VA 22030-4444 USA

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Cover Image: “Sin título” Artist: Ramón Ángel Acevedo Arce Taken In: Teotitlán del Valle, Oaxaca, México Cover Design: Jason Hartsel © 2016-2017 Student Media, HCR ALL RIGHTS RESERVED No material herein may be reprinted by any means, recorded or quoted other than for review purposes without the express permission of the authors, to whom the rights revert after serial publication.




ÍNDICE / TABLE of CONTENTS NARRATIVA / NARRATIVE Gustavo Eduardo Green

El armario del andén

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John Solís

Cuatro maletas

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Juan David Piedrahíta

Un americano en Manrique

24

POESÍA / POETRY José Sánchez Hernández

Cuestión de olores

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Nendo Dango

Y entonces yo

40

Illun Celaya

Ser pobre

42

Facundo Fagnano

Lo global 44

Mario Alberto Serrano Avelar

Con la tecnología escribo sobre el lugar donde vivo

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ÍNDICE Inocencio Javier Hernández Pérez

Al otro lado del río 50

Juan Calero Rodríguez

Sembrar el aire 54

Lurima Estévez Álvarez

Resiliencias 56

Rafael Jorge Carballosa Batista

Email 60

Rafael Jorge Carballosa Batista

Parpadeos de la nada 61

Herwig Wilhelm Lindhorst Fernández

Tinta negra 64

José Alejandro Vega Pérez

Quieren que te deje atrás 66

Miquel Lluís Rubio i Domingo

Entre peces nocturnos

68

ENSAYO / ESSAY Jesús Montoya

La urbe de la desmemoria. Doble ambigüedad: sujeto y contexto en Nocturama (2006) de Ana Teresa Torres

76


TABLE

of

CONTENTS

Magdalena Baugher

88

Lo real contra el sueño: La ambigüedad como factor constante en San Manuel bueno, mártir

Saira Sanchinelli de Villeda

100

Soledades de Antonio Machado: Recordar el pasado, para mejorar el futuro

Delia Pleasant, M.A. (Resumen de Tesina / Thesis Abstract)

114

“Se acabaron las medias tintas”: Memoria, representación y violencia política en la literatura y cine peruano (1986 – 2013)

FOTOGRAFÍAS / PHOTOGRAPHY Daniel Flores Albornoz

12

The Culture Refugee (México)

Mario Alberto Serrano Avelar

32

Don Goyo (México)

Ramón Ángel Acevedo Arce

72

Sin título (México)

Perla Yadhira Hernández

116

Colgando el ocio (México)

Biografías de los autores / Author Biographies

Pautas para el envío de trabajos / Submission Guidelines Formulario de subscripción / Subscription Order Form

120

132

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Nota de los editores Nos complace presentar la edición de 2017 de Hispanic Culture Review (HCR), que incluye trabajos académicos, poesía, narrativa y fotografía representativa de la cultura hispanoparlante en la era de la globalización. Nos sentimos complacidos porque nuestra convocatoria nuevamente tuvo gran acogida dentro y fuera de Estados Unidos. Las expresiones artísticas plasmadas en estas páginas, pensamos, han logrado articular imaginarios comunes, en donde latinoamericanos y caribeños consiguen reconocer en el otro sus propias querencias, sufrimientos, desafíos, e ilusiones en el mundo globalizado. Agradecemos de manera especial a nuestro asesor académico, Dr. Rei Berroa, de quien recibimos incalculable apoyo en la cuidadosa revisión de las obras. Igualmente, nos sentimos honrados por haber contado con la colaboración del jurado integrado por especialistas en literatura y lingüística del Departamento de Lenguas Clásicas y Modernas de George Mason University, las doctoras Sonia Balasch, Lisa Rabin y Esperanza Román-Mendoza, cuya dedicación contribuyó indiscutiblemente a la altura académica de esta edición. Finalmente, agradecemos a Kathryn Mangus, Jason Hartsel y Leslie Steiger de la Oficina de Student Media por su apoyo y continua motivación. Felicitamos a cada uno de los autores cuyas obras compitieron en este segundo concurso y hoy enaltecen esta edición. Esperamos que disfruten la lectura y reiteramos nuestro agradecimiento y apoyo.

El equipo editorial Eleana Velasco Rosalyn Lake-Montero Juan Pablo Biscay Mary González 10 | HISPANIC CULTURE REVIEW


Editors’ Note We are pleased to present the 2017 edition of Hispanic Culture Review (HCR), which includes academic works, poetry, narrative, and photography representative of the Spanish-speaking culture in the era of globalization, the theme of our second contest. We are pleased that our call for papers was welcomed in and outside the United States. The artistic expressions embodied in these pages manage to articulate common imaginaries in which Latin Americans and Caribbeans manage to recognize the other in their own desires, sufferings, challenges, and illusions in a globalized world. We are especially grateful to our academic advisor, Dr. Rei Berroa, of whom we received invaluable support in the careful review of these works. Likewise, we are honored to have had the collaboration of the jury composed of specialists in literature and linguistics from the Department of Classical and Modern Languages at George Mason University, Drs. Sonia Balasch, Lisa Rabin, and Esperanza Román-Mendoza, whose dedication undoubtedly contributed to the academic excellence of this edition, which you are about to read. Finally, we thank Kathryn Mangus, Jason Hartsel and Leslie Steiger from the Office of Student Media for their support and constant motivation. Our congratulations go out to each of the authors whose works were presented in this second contest. We hope you will enjoy the reading of these pages, and we thank you for your support.

The Editorial Team Eleana Velasco Rosalyn Lake-Montero Juan Pablo Biscay Mary González

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Daniel Flores Albornoz The Culture Refugee, 2014 (Romerillo, Chamulla, Chiapas, Mexico)


NARR ATIVA


NARR ATIVE


GANADOR / AWARD WINNER (Narrativa / Narrative)

El armario del andén Gustavo Eduardo Green

Tocaron el timbre y casi sin pedir permiso tendieron los rieles, atravesando la sala, el comedor y la habitación del abuelo. Ningún operario le dio explicaciones. Tan sólo escuchó al pasar una frase pronunciada en idioma oriental. Seis cuadras de cola para la ventanilla de Informes y ocho para la de Reclamos le llevaron todo un día de trámites. — Senillosa al 80 acá nos figura como terreno baldío –dijo secamente el empleado. — Hace cien años que mi familia, la familia Chávez, vive en esa parte del pueblo –precisó el hombre. — Tiene que ir a la oficina de Catastro. No había cola en la ventanilla de Catastro, probablemente porque ya estaba cerrada. Chávez retornó a su hogar y ya los rieles entraban por la puerta principal, salían por la de servicio hacia el jardín y se perdían en el Parque Alonso (lindante a su casa). Por la mañana, bien temprano, los empleados ferroviarios continuaban con su tarea, el abuelo (entretenido) les cebaba unos mates.

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En la oficina de Catastro (que abrió tres horas más tarde porque la empleada a cargo tenía una reunión de padres en El Duende Azul, el Jardín de Infantes de sus mellizos) revisaron el papeleo. Advirtieron un error de cálculos y le solicitaron que regresara al día siguiente (porque ahora tengo que salir corriendo para una reunión de consorcio de mi edificio — señaló la empleada). En la casa ya comenzaban a construir la estación, utilizando el espacio del comedor, su cuarto, la despensa y la sala de estar. Durmió en el baño junto al abuelo. Efectivamente hubo un error — manifestó la empleada ante la cara de alivio del hombre. La reunión de consorcio no era ayer, era hoy; le voy a pedir que regrese mañana — y sin agregar más cerró la ventanilla de atención al público. Indignado pidió audiencia con el Intendente Municipal, pero éste no le pudo atender porque debía asistir a la reunión de consorcio de su edificio. Deprimido tomó el tren de regreso hacia su casa. Se bajó en la nueva estación. El abuelo, sentado en uno de los bancos, hablaba animadamente con los pasajeros. El armario había quedado en el andén. Chávez atravesó las boleterías, la oficina del jefe de estación y llegó al lavadero, allí se encontró con algunas de sus pertenencias amontonadas. Se cruzó a la cocina con cuidado, viendo para ambos lados que no pasara ningún tren, sacó un sándwich de la heladera y un refresco. — Veinte pesos-, le dijo la señora que atendía el buffet. La oficina de Catastro estaba cerrada por duelo, el hombre se alegró. ¿Te tocó reunión en el infierno? — dijo en voz baja, maliciosamente. Al otro día se enteró de que el duelo era por

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un hombre que murió esperando en la cola. — Ya van cinco en esta ventanilla -acotó alguien al pasar. Dicen que entre las distintas dependencias compiten a ver quien gana, a ver a quien se le mueren más por mes -agregó otro. Chávez sabía que esto le estaba minando la salud pero no estaba dispuesto a engrosar esa lista. — Usted es el de la calle Zitarrosa, ¿no es cierto?— No, Senillosa, Se-ni-llo-sa. Entonces no sé de qué se queja, acá dice claramente que la extensión del ferrocarril se realiza en la calle Zitarrosa. Zi-ta-rrosa. ¡El siguiente! — , gritó la empleada dando por terminada la consulta unilateralmente. Intentó una nueva entrevista con el Intendente. Efectivamente hubo un error — manifestó el Secretario Privado, la reunión de consorcio no era ayer, era hoy; le voy a pedir que vuelva mañana. De regreso en el tren, ya detenido en la estación, se quedó mirando a través de la ventanilla la felicidad del abuelo que conversaba con todo el que pasara por el andén. El tren siguió su marcha y Chávez…también.

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MENCIÓN HONORÍFICA / HONORARY MENTION Cuatro maletas John Solís

Ulises tomó un taxi que lo llevó por anchas avenidas y calles que le resultaron tan ajenas y distantes como las de un sueño. Aunque parecía otro lugar del mundo, la gente seguía agolpándose en los buses, las vendedoras ambulantes seguían vendiendo mote con chicharrón en las paradas. Los mendigos seguían pidiendo caridad a los conductores, a los policías les seguían diciendo chapas. Las luces y los semáforos habían proliferado como las escamas de un dragón luminoso recostado en medio de los Andes. En esa mini jungla de cemento y asfalto, resultaba paradójico recordar la casa de adobe y teja en la que transcurrió su infancia. Aún así, seguía empeñándose en detener el tiempo, en saborear la colada de habas con que lo esperaba su madre, en una mesa que ya no existía. Apartó la densa cortina del pasado para instalarse en la página más reciente de su vida, pero la memoria le dio un zurdazo y le llevó a rastras al aeropuerto, a Adriana, joven y delgada, a sus ojos como dos capulíes de los que ya no podían aferrarse las lágrimas. Vio entre sueños al pequeño Joaquín y sus cachetes de durazno. Sus ojos llorosos… “¿Cuándo vuelves papi…?” “¿Le ayudo a bajar las maletas?”, lo despertó el taxista. Ulises sintió que lo mejor era meter el alma en el cuerpo e irrumpir en la vida de su familia del mismo modo en que se

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fue: tenue y distante, como un aguacero de páramo. Se le ocurrió que todos quedarían anonadados al verlo emerger de la nada, como a un muerto que se levanta del ataúd en su velorio. Recordó las cuatro maletas llenas de ropa, de regalos, y le pidió al taxista que lo ayudara a colocarlas encima de la vereda. Cuando quedó solo tras las rejas de la puerta de calle se detuvo a mirar, orgulloso, los detalles de las columnas, las cornisas, los geranios de las terrazas. Detrás de las cortinas floreadas, yacía la mayor fantasía de su vida: su familia en un sinfín de risas, compartiendo el desayuno y las historias de sus vidas. “Esta debe ser la casa más linda del barrio”, se dijo sonriendo, mientras se despojaba de su bufanda con las siglas NY. La emoción de su agitado corazón le decía que cada perla de sudor valía oro, que sirvió romperse el lomo, limpiar lujosos retretes de porcelana, vidrios con reflejos inertes, lavar platos y automóviles, convertirse en genocida de millones de cucarachas o ratones en las casas de los gringos. Todo el esfuerzo valió la pena, se dijo, los dólares enviados habían sido bien invertidos en una casa maravillosa. En esos momentos era un sacrilegio, pero aún así, quiso recordar a Marilú, la diosa chicana con quien compartió los momentos más intensos de su vida en aquella ciudad inmensa y contaminada. A estas alturas debía estar maldiciéndolo por dejarla recostada en la penumbra del mini-aparment que compartían, oloroso siempre a frijoles y sardinas. Debía odiarlo por engañarla con ese “regreso enseguida mi vida, solo te voy a comprar tus chocolates favoritos”. La última imagen de ella fue su rostro alumbrado por el reflejo multicolor de la televisión detenida en el último capítulo de CSI: Las Vegas. Apenas si escuchó el “no tardes mysweetlove”,

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que le contestó. Él simplemente la miró desde el quicio de la puerta como se ven las últimas cosas en la vida y se fue. En ese instante de confusión y reencuentro solamente lo llenaba el volver a sentir los pequeños brazos de Joaquín rodeándolo por el cuello. Estaba tan cerca de verlo de nuevo: los dos junto al aro de básket adosado en la pared del garaje, lanzando la pelota, tal como lo había soñado en los parques y patios de aquellos seres extraños con los que convivió tantos años, en medio de un jolgorio ajeno, artificial. Al fin la espera terminó y la puerta se abrió. En el jardín, un niño con pijama a cuadritos jugaba con una pelota roja. Ulises se acercó sin hacer caso del golpe que le hincaba el estómago. “¡Hola Joaquín!”, susurró. El niño lo miró sorprendido. “Señor, yo soy Robert”. La vocecita lo desvaneció por completo. No entendía porqué aquellos diminutos ojos lo hurgaban con desconfianza y sorpresa. Casi al instante se abrió la puerta e irrumpió desde el umbral una mujer delgada que se recogió el cabello cano. Ulises contempló abismado sus arrugas, sus descomunales ojeras que no apartaban un ápice su belleza. Cuando sus miradas se cruzaron no pudieron evitar la estupefacción. “¡Adriana, volví!” Trocaron lágrimas, sollozos y silencios en el café de bienvenida. Se abrazaron con el supremo respeto que cabe entre dos desconocidos que alguna vez se entregaron con el alma. “Creo que es hora de que veas las cosas con claridad, Ulises. La casa para la que tanto dinero nos enviaste nos va a quedar inmensa a los tres”, musitó la mujer. “Joaquín se marchó dejándome a Robert… y Arguito, el perro, murió esperándote”.

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Un americano en Manrique Juan David Piedrahíta

— ¿Balamos? Con una sonrisa trémula movió sus labios y asintió. Las montañas se cerraron con un llanto doloroso. Los arreboles de diciembre llegaban a sus últimos destellos e irían a circundar otras montañas. Otro mango podrido se caía a la cañada, tapando los corredores descendentes de la alcantarilla, llamando a los mirlos que aprovechaban el desorden, picoteando la carnosidad podrida, engullendo sin condolencia las lombrices que lanzaban al aire su último grito de auxilio. — Lucía, acuérdate de cómo pararse. Recta e inexpresiva — le repetía el eco ronco en su mente-. Sí, así, Lucía, así. La mano del americano en la espalda pasó aplanando su columna. Los pasos. Una milonga sentimental. Tac. Tac. Los tacones y la tarima. La sujeción tranquila. El americano la cogió entre sus brazos, rodeándola con respeto de una asíntota. Su figura alta y delgada coqueteaba con la sombra de los arcos de la Casa Gardeliana. — Son siete pasos, acuérdate. Las piernas de Lucía seguían las ondulaciones. Cada vez más pequeñas, se alejaban y se volvían entrecruzar. Piernas tímidas que hacían latir a más de un advenedizo un pensamiento de condiciones morales turbias. El americano no la veía. Tenía sus ojos en un horizonte que traspasaba las paredes y la sonrisa socarrona del cuadro de

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Gardel. Las venas de sus manos agarraban como raíces las de Lucía que auscultaban un palpitar inquieto, acelerando el movimiento cansino de sus piernas para devolverle la energía inocente de sus primeras clases. — Grácis- murmuró, quedándose inmóvil en el centro de la tarima. El americano soltó las manos de Lucía y se miró los zapatos con un suspiro. Descendió por las escaleras de la tarima y se sentó en un poyo. Empacó sus zapatos con delicadeza capuchina y caminó hacia la salida, despidiéndose de la imagen de Gardel. Amarró sus tenis y salió con los primeros redoblantes de las frituras de los figones de Manrique. Yo lo vi en la entrada. Era un americano alto, como de dos metros, que entró deslumbrado por la arquitectura de la Casa. Leyó la historia y se detuvo a ver la imagen del viejo Borges, el huésped más ilustre en pisar la casa. Me tomaba una gaseosa y se detuvo a mi lado a preguntarme si había milonga. Le mostré la tarima y a mis alumnas. Le llamó mucho la atención Lucía, una niña de comuna, que venía a recibir las clases subsidiadas de la Casa. Siempre elegante con los vestidos de telas sobrantes que su madre le cosía, y que sin recelo usaba hasta en las prácticas. Vestidos que exaltaban sus piernas, que en movimiento hacían pensar al espectador en la gravitación universal: mi mejor alumna a sus escasos trece años. Mientras limpiaba las gafas, con el silbido vespertino de los pájaros, mi miopía lo notó intranquilo rascándose la cabeza ya calva, con unas manos gruesas tapizadas por vellos blancos. Se acercó con una mirada vacía que asustó a las niñas. Parecían palomas en fila, regañadas.

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Se sentó en la mesa de la cafetería. Sacó un par de zapatos de charol recién lustrados. Estiró sus piernas. Se paró. Dio una nueva mirada a mis alumnas y se detuvo en los ojos escondidos de Lucía. Sin la mayor gesticulación le estiró la palma de la mano. Nunca vi bailar a Lucía así. No tuve que indicarle correcciones de ningún tiempo. Seguía los compases con la armonía de las milongueras profesionales de Palermo. Las palabras de una conversación entre dos alumnas cercanas llegaron con el murmullo de una pareja de turistas. Fue cuando vi a Lucía nerviosa, al final de “Se llama mujer”, dejando entrever en parpadeos cortos una desesperación interna incontrolable que la sacudía. — Viejo verde gringo con la niña. Pero aún peor ella que ni se inmuta con el zarandeo. Cómo la coge de la cintura como si fuera su mujer. ¡Pobre diablo! A eso es a lo único que vienen los gringos a Medellín, a conseguir peladitas para darles cualquier dulce y tener otra cosa. Pero es que la peladita es saltarina. Me acuerdo en las últimas milongas, cuando yo apenas empezaba las clases. Cogía al profesor y lo veía con unos ojos… Creo que esas piernas que tiene le traerán pronto un regalo en la barriga. — Como todas las niñas de aquí. Eso le decía a mi prima, que mostraba tanto. Y vea. Lucía, con los ojos intranquilos, trataba de encontrar la mirada del americano para soltarse y no volver a verlo nunca más. La tercera canción, “Volver”, trajo al americano un recuerdo. Le soltó una mano y después la otra. Las luces de la ciudad empezaban a dibujar el mosaico de una mandíbula que escupía a la gente a la calle sin destino fijo. La barahúnda salía, de nuevo, en busca de experiencias repetidas. Viernes por la noche. El sonido de los cristales.

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Empezaban las horas de los borrachos, del anís. Me enjugué el sudor con una vieja bayetilla de mi padre mientras los turistas desbordaban la capacidad de la Casa. Un grupo de francesas vaciaron las bodegas de cerveza y se sentaron a conversar en el borde de la tarima. Lo mismo de siempre en las milongas de los viernes. La misma bruma de la soledad destilada en alcohol. Las últimas dos alumnas se desvestían detrás de un biombo desvaído y David se embutía pedazos de manzana criolla con limón mientras Lucía empacaba su vestido blanco. Vino hacia mí con tranquilidad y me dio un beso en la mejilla. Salió con una extraña lentitud, detallando por primera vez la risa de Gardel. — Ni siquiera le alcancé a ofrecer manzana. Cómo estaba de rica con los limones que siembra mi abuelo por Buriticá, de los que tienen cara de niño boqueto. Nos los había traído especialmente a mi amá y mí. Sabe que me gustan mucho. Mi amá todavía me los hace en papilla. Pero, pues yo pienso: «Ya soy un niño grande, no puedo seguir en esas si quiero ir a Buenos Aires, ¿no?» Yo bailé con ella después del gringo. Como siempre, la gente extraña se burlaba de nosotros. — Un pequeño al frente de esa niña tan alta. Nos tomaban fotos como si estuviéramos en el circo. A mí me irritaba. Es por eso que siempre frunzo las cejas y hay veces que les hago pistola. Mi amá y el profe siempre me hacen caras, pero a mí no me importa. Los que huelen maluco son los que más se me acercan, y como estoy al frente de mi amá, me toca sonreír. Pero es una sonrisa de mentiras. A Lucía no le interesa. Ella siempre sonríe. No sé por qué ni siguiera me conversó en la milonga. Normalmente me hubiera dicho: «Enano, la vuelta así o por allá». Siempre sonríe y corrige. Ni

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siquiera pidió el ponqué que el profe nos paga para que no nos desmayemos bailando. ¡Cómo es de linda Lucía! Si no fuera dos años mayor, le diría que fuera mi novia. — Yo salí pitada. Bailé con un francés y ese no daba pie con bola. Hasta el profesor me miraba con una cara de yo no sé. Ya estaba borracho, estoy segura, pero tenía unos ojos azules tan hermosos que si no hubiera estado tan polluelo me lo hubiera llevado a la pensión. Me decía con un aliento a mico: yetem. Ya puedo decir que he estado con varios de ellos. Las milongas de los viernes ya son famosas y llegan como gallinazos. Al que no me pude aguantar en la noche fue al viejo verde gringo. Mientras salía lo vi en la panadería masticando un pan con un perico. Se hacía el digno viendo a la gente pasar. Pero apenas vio cruzar a Lucía la calle, se paró. Por poco voy y le digo: «¡Viejo verde!», pero mi compostura de dama me lo impidió. Saqué mi pintalabios de la cartera y bajé a la casa. Fui repartiendo besos para alebrestar a los costeños de los billares. De pronto pescaba uno. Siempre tan directos esos amores. Terminé de empacar mis cosas. Di algunas tarjetas de presentación a unos turistas para clases a domicilio y me fui. La noche estaba inusualmente fría y la gente en la calle tenía sacos. Bajé las escaleras que estaban recién pintadas. Con cuidado agarré un ojo de poeta y lo dejé en los pies de la estatua de Gardel, como de costumbre. La estatua, cagada por palomas, todavía sonreía. Paré en una esquina y me comí una arepa con chorizo. Mientras masticaba vi el vestido de Lucía. Bajaba, como de costumbre, la cuesta por la catedral hacia Prado. Detrás, como a diez metros, se escondía entre la gente el americano. Caminaba nervioso.

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— Helen, why in that girl?- el americano se imprecó, sacudiendo ligeramente la cabeza de lado a lado, tratando de quitársela de encima. La noche seguía masticando. Entre sus formas se confundían las sobras de llantos y risas. La melodía del guirigay se hacía insoportable. Estridentes gritos de vendedores de cerveza pasaban dejando su estela de ruido. Allende, un arenal de luces marchitas de tungsteno, que titilantes vigilaban la desesperación del americano. La disimulaba escondiendo sus manos en los bolsillos. Fuimos a misa. El padre casi me mata por bostezar. Yo no sé, pero cada vez que lo veo me acuerdo de Lucía. Siempre me dice los miércoles cuando pasamos: «Míralos». Nunca me explica. Le prendimos una vela a la Virgen. Bajé cogido de la mano de mi amá, que me invitó a un helado de guanábana. Fue en el puente. Eso me contó mi amá. Como era un lugar tan solo nadie sabe qué pasó. Eso dicen en la tienda. El profe fue el primero en verla. La vista desde el puente de Prado y Manrique. Las balaustras se quedaron en silencio. Lucía llevaba la maleta suelta. Venía bailando en su mente “Envidia”. La simetría del pavimento se agitaba. Los pasos torpes del americano asustaban a la sombra de Lucía, que parecía ajustar los brazos en la silueta de la cara para llorar. El americano le tocó el hombro con delicadeza. — Te pareses musho a ella- afirmó suavemente, viendo por primera vez los ojos garzos de Lucía. —Balas komo eya. Esas son sus pernas. Lucía quedó inmóvil y vio luces del otro lado del río. Sentía

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como si la mandíbula estuviera tragándosela. En su piel, la humedad de la laringe. El americano puso la mano en un bolsillo, trémulo. Lucía se impacientó y no supo gritar. Estaba ya en el estómago. Sacó un pequeño bibelot de porcelana: una pareja bailando. La deglución de la angustia pasaba y un rellano de ternura incomprensible sacudió los intestinos de Lucía. Lo miró a los ojos y recibió el bibelot en las manos como una hostia. En la pensión la vecina estaba con un caleño, el de la esquina, el que vende mango callejero. — Ese, ahora que es temporada-, se trepa en el mango que ve y los agarra. — Y después va y los vende. ¡Qué tipo tan vivo! — Él me dijo que Lucía estaba pálida en el puente de Prado-. El chisme se regó como pólvora en el barrio y todas las que estaban viendo novelas se levantaron, se arreglaron y se fueron a mirar. Cuando llegué, el círculo tapaba la vista. Me hice pasar por la madre y me dieron espacio para verla de cerca hasta un grupo de policías que la rodeaba. Estaba mirando al piso y hacía mover sobre su mano una figurilla como si estuviera trabada. Cuando Lucía vio alejarse al americano cuesta abajo, se imaginó la silueta delgada y alta de su difunto padre llevándola de la mano hacia la Casa repitiéndole: «Sí, así, Lucía, así» En la base de la pareja, con una letra desgastada, decía: Helen y Thomas. La caída de las hojas de laurel acompañaron las lágrimas de Lucía con gritos reprimidos de tristeza que atrajeron a los borrachos. Desde la esquina vinieron lamentos en otro idioma.

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Mario Alberto Serrano Avelar Don Goyo (Faldas del Popocatépetl, México)


POE SÍA


POE TRY


GANADOR / AWARD WINNER (Poesía / Poetry)

Cuestión de olores José Sánchez Hernández

El problema es el olor y sus cuchillos. Puedes partir el limón de la tarde en dos sueños iguales, casi prójimos, que a los otros siempre les tocará más amargor, más cicatrices, y un confín para rumiar las pérdidas.

Porque tu camisa no huele a domingo planchado te confunden con un turista del cuarto mundo. No saben que tu cama de malhechor condecorado huele a fresas recién exprimidas, al último quejido del suicida; ni que esa muchacha, la del relámpago en los ojos, ha parido un arco iris bajo tu almohada, una estrella gemela de los amaneceres.

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El olor de los presidentes abre puertas y cierra fronteras, futuros, aleros íntimos, como naipe marcado en los labios de un mendigo. La toga de algunos jueces tiene el olor de espadas partidas olvidadas en el alma de los guerreros, cuando el campo de batalla son un par de camisas y dos corazones que necesitan respirar, solo respirar. Y no tienes sangre de vigía ni su lenguaje de humo, ni un pedazo de muro en cada boca del día, para mirar si diciembre viene del lado de la luz o quiere tomar la ciudad de tu pecho, incendiar sus colibríes, tocando el arpa del dolor. Hay un pacto entre la ballesta y la flecha: quien rompa a tiempo suyo la tensión hará diana en las uñas de la noche.

El problema es la sobrevida personal y su olor de vikingo desarmado. A veces, en el paralelo de la suerte, con la luna y cinco pesos puedes desnudar a una mujer, comprar máscaras, asientos de palco, entradas

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para el club de los vendedores de almas. ¿Cuál pañuelo para tantos olores mortales? ¿Qué bandera izar en el mástil de la tristeza?

En pie de guerra tu paisaje interior de ternuras y azules confidentes, toda la vendimia y el clamor de lo perdido. Y solo te va quedando en las manos de la espera cierto olor a novia de adolescencia, o tal vez, si lo piensas irónicamente, como olían los dedos infieles de tus 20 años.

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MENCIÓN HONORÍFICA / HONORARY MENTION Y entonces yo Nendo Dango

Ya imagino estas letras entre tus manos, quemándote antes de leerlas, tu ceño fruncido, preguntándote qué quiere este ahora, después de tanto tiempo, después de tanto océano de por medio. Alguna vez tenía que contarte cómo te arrastré a este país de empeños y deseos. Sin resolverte. Después de varios cursos, mi acento extranjero aún me señala, igual que estos sueños antiguos, donde paseas a tu antojo, entre desvelos repetidos. Quizá sea por la broma de vivir alejados y a deshoras, que tu sueños son mi vigilia y en mis duermevelas tú te asomas. Conatos de ficción, abrazos derogados. Que en cada uno de esos abrazos pendientes algo murió antes de nacer: un desgarro de vida, la nada desbocada. Vísceras arañadas que consumen el aliento. Hartazgo del vacío, quemazón del anhelo, de nuestro encuentro pendiente, aplazado hasta el desuso en el trastero enmohecido del alma. Conversación pendiente, la de siempre, la única, la que nunca tuvimos; la que nos estorba para vivir. Entonces yo, ignorante del significado de los susurros, ya ni

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siquiera me pregunto por qué te me apareces entre la marea de pensamientos que, de cuando en cuando, inundan mi cabeza, dejando sólo restos de algas y cristalitos de sal que escuecen mis ojos emigrados. Y entonces yo, sin nada que perder (porque hace tiempo que te perdí), me atrevo a escribirte, sin nada que contarte. Y entonces me arrojo a tu buzón, a sabiendas de la nada que nos envuelve. Y entonces yo, queriendo saberte y leerte, hoy te pensé, sin resolverte. Que tanto sinvivir asfixia. Que en esta nueva tierra sin domar nadie me extraña. Que tanta soledad para qué. Que para cuándo aprenderemos a vivir, a no malgastar los abrazos ni dejarlos pendientes. Que benditos sean tus brazos de entre todas las mujeres.

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Ser pobre Illun Celaya

Es lunes y llueve. Tras los cristales, tedioso se para el tiempo. Sentada ante la mesa llena de notificaciones, facturas y papeles que ya no leo, que ya los he visto, y que indecisa no los tiro. Por si acaso por si hacen falta. Enciendo un cigarrillo como premio y repaso los estantes de la alacena. A un lado del cajĂłn las cebollas, al otro, bendita patata, gracias En la estanterĂ­a alta cuento por dientes los ajos. Medio paquete de macarrones, fideos de cabello de ĂĄngel. La harina, pan rallado, sal, el laurel y las pastillas de caldo. Debajo la garrafa de aceite de semillas, dos brick de leche, medio de alubia blanca y arroz. En la puerta del frigo la insulina, margarina y huevos. En frente el chorizo, la carne picada y unos puerros. Me distrae el ruido del quicio por un momento,

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cuando Él abre la puerta, viene de renovar en Lanbide con la camisa que planché ayer, para lucir por si acaso, por si hay suerte. Dice que se ha entretenido, delatado por el borde morado de su comisura. No se lo reprocho, ha sido un hombre decente desde que le conozco y mientras le quise. Ahora nos queda el ascua del respeto y la costumbre. Preparo la salsa de tomate con carne y añado los macarrones al agua hirviendo que Él comerá con mis hijos, entre quejas por la comida que ya ayer repetí. Mientras, recojo el pan que nos servirá a los dos en la sopa de esta noche. ¿Quién iba a decir que no querría nietos? Dios ¡qué no haría por tenerlos! ¡Puta vida!!

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Lo global Facundo Fagnano

Estamos solos. Lo descubrí: abrí tu cuerpo encontré las marcas. Y me dije: estamos solos. Somos aquellos que fueron dejados por el mundo, reclamados por la nada que nos parió. Pensé: existe el encuentro, sí: La globalización -eso que se nutre de pantallas y electricidadpero seguimos estando solos. Nos quedan los malentendidos, el código y la informática, respirar las mismas partículas eléctricas. En distintos cines ver las mismas películas, escuchar las mismas canciones y llorar algunas muertes comunes

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-el viejo hábito de morir. Nos quedan los vicios, el ocio la torpeza del amor, la ingenuidad de las redes. Nos quedan las pequeñas comunidades, nuestros íntimos guetos, los techos que nos cobijan y la indiferencia del miedo. Estamos solos, aun así, pero te veo y veo tus ojos y me veo ahí y busco por un momento lo que no tenemos y lo encuentro, por un momento, lo tengo en las manos.

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Con la tecnología escribo sobre el lugar donde vivo Mario Alberto Serrano Avelar

Escribo en una tecnología que carcome geográficamente el hemisferio al que dicen las potencias mundiales, pertenezco; tuiteo, posteo, publico, tengo una fan page aunque solo sé que vivo en un lugar donde las casas, los edificios y las personas perdieron hace mucho toda referencia y diccionario. Escribo sobre el lugar donde vivo alejado de las grandes urbes, de los procesos geopolíticos que interesan a las agencias de noticias. Me dicen que no es un buen tema que peco de costumbrismo y etnicidades, pero cómo sustraerme de mi cultura si a cada instante (al cobijo del cerro y bajo un cielo tan puro) ahoga y aplasta con su liquidez mis escritos sobre los Grandes Temas de mi mano, centenarias tradiciones como la luz

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se cuelan por las grietas y persisten como la retama. No siempre escribo, claro, a veces simplemente saco una mano por la ventana leo un periódico en Internet, veo una serie de televisión usando el SAP (para practicar otro idioma) imagino que mi casa es un piso de un edificio de una ciudad de otro país pero la escritura me ha grabado una fe impertérrita que por las mañanas me despierta como simple y llana espera que escriba sobre el lugar donde vivo. Donde vivo, entiendan, no se hablan otros idiomas que no estén asegurados por la Constitución, hasta hace poco no teníamos cable, ni Internet y nos conocíamos por nuestros nombres y apodos. Lentamente nos hemos convertido en el suburbio gigantesco de todas las mansiones, en el estercolero y el diván donde se guarda lo inservible, o lo palurdo, lo que te daría pena mostrar a tus visitas. Por eso, en ciertos arranques de rabia, muerdo en mi propio idioma y escribo como si estuviera en una ciudad populosa,

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aunque sé que eso sería un fraude puesto que aquí vivo, y pese a todo no daría un puño de semillas para que un fuereño escriba unas Geórgicas, ni cambiaría el suplemento del mejor periódico para describir un lugar más hermoso de este donde vivo, tan bello que su belleza se ha convertido en otro fraude y por tanto, solo puedo escribir sobre un limonero que florece con la rosada tarde que desde los arcos se descuelga. Porque en verdad, en verdad les digo el manto casi verde sobre el maliciento rostro de las casas es lo único que me queda ver desde el escritorio.

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Al otro lado del río Inocencio Javier Hernández Pérez

Durante un segundo de lucidez tuve la certeza de que nos habíamos vuelto locos. Pero a ese segundo de lucidez se antepuso un supersegundo de superlucidez (si me permiten la expresión) en donde pensé que aquella escena era el resultado lógico de nuestras vidas absurdas. — Roberto Bolaño

Ciento cuarenta caracteres para decir te amo sin palabras, como si súbitamente, entre el cielo de Alaska y el meridiano de Greenwich, miraras de frente, y vieras a Roberto Bolaño pilotando un platillo volante, a Lorca volando las Torres Gemelas, a Pelé masturbándose con la mano de Dios.

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¡Detente! Pareciera que nadie cruzara los puentes, nadie mirara a otros que miran, nadie fuera nadie, y todos los planetas se alinearan en las pupilas de Gutenberg, y las fronteras y los matrimonios y los fotógrafos de Salinger se convirtieran en trincheras de guerras que nadie gana. El idioma universal de la conquista fluye como un sueño sin dueño, y es ruido hoy, todo es ruido. La tradición, oh, ópalo y ternura, que la memoria es humo, y el humo nostalgia o cheque sin fondo. Pasen y vean, el gran espectáculo de la apariencia, donde la felicidad es un pulgar apuntando a las estrellas.

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Pornostars, políglotas, forenses, amas de casa, patinadoras, cazadores de ballenas, poetas, banqueros, enterradores. Ciudadanos de la gran patria callejera haciendo autostop en El túnel de Sábato. Ni siquiera Heráclito se bañaba dos veces en el mismo río, susurra un vagabundo agitando las alas. No nos engañemos, el viejo rockero bajó a Dios de dondequiera que bajen los dioses, de un rascacielos o de un submarino atómico, y se elevó por encima de todas las cosas a las que pudo dar nombre, y bendijo el pan, y se dio cuenta de que en él habitaban pequeños seres sin nombre, y calló para siempre o para nada. Un selfie tuyo en el río de la memoria, bastará para sanarme.

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Sembrar el aire Juan Calero Rodríguez

Escucha la música de esta Madre, escúchala. Cómo germina su canto inocente a la llovizna, su río vertical de agua transparente y mágica infatigable, desnuda, sin palabras entre el beso y una flor. Apenas abre sus manos, brotan palomas cortesanas laboriosas, sembrando el aire con esquirlas, en busca del barco de papel. Pan de los sueños eternos del hombre y su andar. Si estamos condenados a beber de su vientre si somos rebaños trashumantes negados al llanto, qué le hacemos al mar de nuestras raíces. Bordemos, pues, las mejores sábanas a la cuna donde venimos a nacer y morir.

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Resiliencias Lurima Estévez Álvarez

Tierra traicionera, que se descompone con un guiño de ojos. Tierra que avanza o retrocede, que crece o se achica, que late o permanece inerte, que llora, que sangra o se diluye en risas juguetonas. Tierra que me enrolla, que me hunde o me hace volar en colchones de nubes. Tierra que huele a hambre, a estiércol, a semen. Tierra que me cuestiona, me apuñala sin antes preguntar mi nombre. Tierra virgen, despojada de falsas promesas o embebida por ellas. Tierra de mano armada,

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de cielo gris, arboledas gigantes que acompañan mis risas y mis llantos. Tierra de locos, cuerdos, científicos, proxenetas, marihuaneros, viudos, veteranos de guerra. Tierra que abre sus alas, sus espigas, sus pronunciados discursos del bien y del mal resguardados tras puestos públicos. Tierra que despliega su ira en el cuerpo de sus hijos. Tierra que me amenaza y me hace sucumbir con afilados dientes de zorrillo. Tierra que me promueve a santa, a diablesa, a perturbadora gata que por las noches sale a desvencijar hogares y a destripar cuerpos. Tierra traicionera,

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que se descompone con un guiĂąo de ojos. Tierra que avanza o retrocede, que crece o se achica, que late o permanece inerte, que llora, que sangra o se diluye en risas juguetonas.

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Email Rafael Jorge Carballosa Batista

El cuartico estĂĄ igualito. No termina la parranda y el director de la banda ni cesa ni aplaca el grito. Me desgasto en el delito de testimoniar la estafa de los dĂ­as. La piltrafa humana cuece su barro. Tengo un poco de catarro, pero nada grave. El rafa.

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Parpadeos de la nada Rafael Jorge Carballosa Batista

¿Hay alguien allá afuera? — Pink Floyd

Que hoy el mundo es una mierda, ¿quién lo puede discutir? ¿Quién, quién se atreve a decir que la derecha o la izquierda? Es claro que no concuerda este guión con la verdad: ¿hombre nuevo, libertad, desarrollo, qué pasó? El progreso nos vendió mil teras de soledad.

II Que vivan la democracia, la justicia, los derechos

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y otros amables desechos que prodigan su falacia; que en el Norte, Europa, en Asia y aquí nos muestran su gloria. Viva, perdonen la euforia, todo este afán industrioso y que viva el populoso cementerio de la Historia.

III Parpadeos de la nada que son como latigazos. Mil imágenes, retazos que dislocan la mirada; identidad fragmentada por tanto ruido y mensaje que imponen su vasallaje al canalla y al juglar. El show debe continuar para que el rating no baje.

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IV Consume rápido y sigue, que pensar no tiene swing. Es lengua muerta el latín. ¿Otra hamburguesa? Prosigue que no hay nada que mitigue el hambre del triunfador. Menos denso es aún mejor. Lágrimas de látex, soda, que pensar no está de moda. ¡Cambia el canal, por favor!

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Tinta negra Herwig Wilhelm Lindhorst Fernández

Baila tinta negra sobre soles muertos un tango tensa el deseo sobre la ciega espesura de la noche ¿Cuánta vida demanda el amor pagado a crédito? ¿Cuánta apariencia será suficiente para garantizar la extinción de su contenido? Los bastos siguen cayendo sobre las copas niños y viejos son los testigos mudos del más brutal salvajismo los grilletes del confort menos se sienten, menos se ven mientras más esclavizan la integridad liberadora yace postrada ante sus vicios

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Quieren que te deje atrás José Alejandro Vega Pérez

(Diálogo con “Camino al revés” de Humberto Ak´Abal)

Camino hacia adelante, porque quieren que te deje atrás.

Me detengo y veo las flores, quieren que las entierre como el viernes enterró al jueves.

Corro al revés, para ver si te encuentro.

Corro al revés, entre ventanas en el cielo, humo, sangre y ruido.

¿Dónde se han quedado las flores?

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Corro al revés, para ver si te recuerdo, pero me canso.

Camino al revés, pero ya no te veo.

Camino al revés, para ver si escucho tu canto.

Camino al revés y veo pétalos secos.

Me detengo para verte, todos caminan y me empujan, porque quieren que te deje atrás.

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Entre peces nocturnos Miquel Lluís Rubio i Domingo

Pertenezco a un mundo pequeño, donde la noche es una forma de decir lo siento. Tengo miedo a los textos rotos que he dejado olvidados en una cesta tapada. En las paredes oigo el crujido metálico de la sospecha. Vienen a mí antiguos odios, como hermanos de leche con los que converso a solas. En la noche, dialogo con jinetes de humo y antiguas voces cesan de decirme ‘te amo’ en boca de misterios de cuencas amistosas. Trabajo en los proyectos de la ciencia del mundo donde mis fuerzas sueñan con verdades empíricas. No queda más remedio que entregarse a la duda. No me sirvo de acciones, sino de espejos sucios, en los que reconozco mi silueta de mimbre. Vienen a verme falsos mercaderes de cobre, la oscuridad se viste de mística azucena

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y creo que soy útil a las leyes del pétalo que se deshoja inerte en cada crisantemo. Aquí me basto en vastos señuelos compartidos y hago montar la carpa a los reyes familiares. Investigo las causas sin rendirme a las fuentes amarillentas. Huyo. No me encierro en el ámbar. Acudo a las tinieblas con los cántaros llenos de infatigables besos y solemnes insidias. Acudo a las infames verdades de mis tímpanos y me detengo cuando la noria se quiebra. El agua me estremece con sus irisadas vetas de nácar trágico, de orillas incendiarias; amanezco rendido a los soles de invierno, porque hay un hámster dédalo en mi nansa sumergida, que insaciable persigue el tiemblo de la hoja, los gatos bajo el coche, las manchas blancas de las alas de los gorriones, el grito de las cotorras en sus verduras íntimas, las hambrientas gaviotas que devoran palomas,

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los noctámbulos ebrios, inermes y golpeados, los ladrones que asaltan el amor de las playas, los extravíos vanos de los brotes psicóticos, los que buscan sustancias en inhóspitos bares y la aciaga experiencia de los seres anfibios.

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Ramón Ángel Acevedo Arce Sin título (Teotitlán del Valle, Oaxaca, México)


E N SAYO


E S SAY


GANADOR / AWARD WINNER (Ensayo / Essay)

La urbe de la desmemoria. Doble ambigüedad: sujeto y contexto en Nocturama (2006) de Ana Teresa Torres Jesús Montoya

La ciudad representa, en ciernes, los muros de una memoria reunida. Quienes la habitan, componen un encuentro particular con sus recuerdos y vivencias, cuya imagen, muchas veces indefinida, no consigue desligarse del espacio en que se enmarca. Los ciudadanos son testigos por antonomasia de los cambios del espacio urbano – generalmente en formación–, se mueven en medio de un paisaje dinámico e inagotable por calles, aceras, edificios y plazas que evocan cierto sentido de pertenencia, alejamiento, fascinación, e incluso, alguna clase de rechazo sosegado. La ciudad contemporánea es, en rasgos muy generales, un punto de encuentro alterado. En este sentido, sus habitantes vacilan entre bordes sociales que los diferencian. El paseante siempre es distinto: cambia el entorno y, seguidamente, éste muta. Sin embargo, la memoria colectiva intenta preservarse,

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ese entramado mundo que reposa en el imaginario simbólico de las sociedades. El espacio va constituyéndose como una línea ilusoria en escala: la zona pública enaltece su límite marchito ante las políticas de la ciudad globalizada –la globalización es una característica ineludible de la urbe contemporánea– sus mayores apuestas radican en la privatización de las áreas urbanas, la instauración de grandes centros mercantiles, el ensañamiento de políticas utópicas que buscan igualar a los habitantes, así como la implementación de tecnologías de vanguardia, entre otras. Estas prácticas generan como síntoma contextual una arquitectura que implica vínculos de formas disímiles que acaba por excluir, mostrando, en general, una doble faceta –envuelta bajo una inmensidad de máscaras– de la ciudad. Esta doble faceta está configurada por la improvisación en la construcción de casas a las afueras de la metrópoli, por un lado, y por otro, en el soporte del diseño planificado de la urbe actual; edificios, urbanizaciones, clubs, centros comerciales, que traza una polarización visual y un choque entre sus habitantes desarrollado a la par. Para ejemplificar la frecuencia con que ocurre lo anteriormente expuesto, podemos pensar en algunas urbes Latinoamericanas como Caracas, São Paulo, Santiago y Bogotá, por nombrar algunas. Definir las orillas, los márgenes de la ciudad, consiste en crear un espejo quebrado. De tal manera que, la periferia, como contexto, modula en sí misma los reflejos dispersos de los sujetos desplazados por la sociedad. Giorgio Piccinato, en su libro, Un mundo de ciudades (2002) expone que solo es posible describir la ciudad contemporánea a partir de la exposición de sus problemas más relevantes, como si la tuviera que describir un ciudadano común.

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Nocturama (2006, Editorial Alfa) es la octava novela de Ana Teresa Torres. En ella, un narrador focalizado en la voz de un profesor llamado Aspern, cuenta las penurias de Ulises Zero, un personaje indeterminado e impreciso, que al abrir los ojos en un cuarto de hotel descubre que no recuerda absolutamente nada, por lo que decide emprender una exhaustiva búsqueda a través de la cual pretende construir su memoria, mientras vaga por una ciudad innominada, cuyo futuro aparente no es otro que su autodestrucción. Dentro del recorrido, el narrador, a su vez, hace testigo al lector de la extraña formación de Nocturama –urbe distópica– de génesis curioso e irónico en la exposición de sus escasos, casi inexistentes, emblemas socioculturales. La urbe va ligándose al planteamiento de la desmemoria del personaje principal (Ulises Zero –nombre que hace juego intertextual con el Ulises de Homero–), los llamados Consejeros de Gobierno e historiadores procuran elaborar desde la ficción una historia para Nocturama; haciendo invención de una tradición que resulta absurda para los propios nocturanos y que, finalmente, vacila en medio de su débil construcción desde las cúpulas poder: “Había sido decretado que la historia nocturana era un proceso en revisión” (p. 53), lo que ocasiona que la historia de Nocturama sea un ente indeterminado en el imaginario colectivo, tal cual como ocurre con la exploración ontológica e individual del personaje principal, que acaba por ser una reiterada indagación del fracaso. La ciudad textual, como la llama Ángel Gustavo Infante: “La ciudad del texto es, en fin, la referida por el texto, la que allí vive, la ciudad textual, cuyo cuerpo es exclusivamente discursivo” (p. 4), parece ser la ciudad por la que Ulises Zero transita avenidas peligrosas y oscuras, polos periféricos,

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espacios disímiles internados en la urbe actual que tras su experiencia exterior e interior, componen la mixtura de un retrato urbano variable, juntado a zonas subterráneas, desprotegidas –como sus habitantes– por las políticas del gobierno, así como a zonas más planificadas, de escalas sociales más altas. Nocturama, como ciudad visible, no obstante, puede constituirse como un referente real (aunque cambiante igualmente por su nominación inexistente más allá de la lógica textual) que se ajustaría alegóricamente al espacio urbano de Caracas y al proceso político de un ciclo del chavismo: esto es analizado por Miguel Gomes en el texto Modernidad y abyección en la nueva narrativa venezolana (2010). Gomes hace hincapié en el aplazamiento de una transformación política: la política como proyecto de la idea nacional, diluida en un teatro de repercusiones violentas asimiladas a las protestas y a los actos criminales que podrían sustituir la ficción de la obra y descansar en la articulación de una ciudad invisible en dos planos, experimentando una variación; por un lado Caracas, y por el otro, Nocturama: Igualmente, la conducta de un gobierno gesticulador y teatral, la violencia, la agitación general de “Nocturama” se asemejan a las de Caracas, con sus tomas de edificios en nombre del “poder del pueblo”, marchas, protestas y asesinatos a sangre fría de miembros de la oposición que las autoridades –militares, por cierto– se esfuerzan en soslayar. El dato definitivo es el delirio heroico que se apodera de la política y la vida pública de “Nocturama”, donde paranoia y divisiones se profundizan, tal como en la “República Bolivariana” (p. 821). Para Gomes, Nocturama yace en el espacio urbano de Caracas, pero sobre todo en la idea de representación de las

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políticas del chavismo como un proyecto de la decepción y el descontrol político. Gomes entrecruza referentes como el de La Gran Montaña asemejándolo con “(¿el Ávila?)”. Esta idea de similitud plástica de la urbe nocturana con Caracas, alcanza a estudiarse profundamente si se rastrean elementos más particulares, aglomerados a los comportamientos de los transeúntes. El lenguaje de la obra permite, como su referente desligado de la realidad, que se debata en comparación con cualquier urbe contemporánea, dando una noción universal, pues en ella se plantean las dificultades de las grandes capitales en un amplio sentido. En consecuencia, los vacíos históricos y de poder de Nocturama funcionan como una estrategia narrativa que puede colarse en cualquier urbe actual, en un plano macro, así como también en un plano micro al integrarse el desinterés del personaje principal por tales problemáticas — confrontado con cualquier ciudadano actual, inmerso en sus asuntos personales — . Ulises Zero, desmemoriado personaje, concibe que encontrando al doctor Díaz-Grey su problema de identidad será resuelto; en paralelo que los nocturanos exigen la creación de su historia y su héroe sin estatua, como si por medio de ambas cosas vieran una salida a la crisis que atraviesan, en cuya ambientación el narrador se mantiene como un espejo, tan solo relatando, mimetizando Nocturama ante la actitud ataráxica de Ulises. El narrador, Aspern, quien se proyecta escribir la verdadera historia de Nocturama, describe las contrariedades de los nocturanos a Ulises desde el curioso génesis de la ciudad, a la par que en ciertas reuniones, les cuenta a sus amigos, el Coronel Dickinson, el doctor Wakefield y Emma, esposa de éste último, las penurias atravesadas por Ulises:

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La gente de Nocturama —los nocturanos, podría decirse— tenía una firme vocación para la supervivencia. Sin embargo, no recordaban su pasado, o quizá los que habían sufrido el exilio de Diorama habían decidido olvidarlo, y durante un largo tiempo se sentían felices de su inocencia. Ocurrió que, sin poder determinarse la causa, insidiosamente surgió en ellos un ansia de historia que los atormentaba. Los niños se quejaban de verse obligados en la escuela a aprender las grandes hazañas de otros pueblos sin que nada, a excepción de la egida que los condujo a Nocturama, les sirviera de epopeya nacional (p. 34). El diorama como concepto arquitectónico se distingue como una maqueta que intenta representar una escena, pudiendo ésta ser una simulación de la realidad o de la irrealidad. Según el diccionario de la Real Academia Española, el diorama se define como “Panorama en el que lienzos transparentes pintados por ambas caras permiten, por efectos de iluminación, ver en un mismo sitio dos cosas distintas”, ¿acaso Nocturama no funciona como un diorama que comparte su existencia en paralelo con Caracas o cualquier urbe contemporánea?; por otra parte, Nocturama es el producto de un exilio: El éxodo desalojó la antigua población y produjo una nueva y produjo una nueva, la que después se conoció como Nocturama, probablemente porque quisieron los fundadores recordar la causa de su exilio, o porque llegaron por la noche al valle en el que decidieron asentarse. La ciudad se recogía en el seno de una montaña, que a su vez se desplegaba en otra hasta perderse en una cordillera (p. 21). La urbe se forma como parte del cuerpo de La Gran

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Montaña, en ella, la problematización de la historia nacional viene a partir, pues, como dijimos anteriormente, de una doble ausencia: la de su propia historia nacional, y la vacante de héroes para la nominación de los espacios urbanos. Esta nominación, devenida del nombre de los héroes, generaría una identidad bajo un referente que hermane y distinga a los nocturanos: “Nocturama tiene muchas plazas, todas se parecen. Sólo el nombre de un héroe las hará distintas” (p. 35). En la encrucijada de las exigencias de la población nocturana, los Consejeros de Gobierno forman el I Congreso de Historia de Nocturama: “los nocturanos exigimos nuestro pasado”, “lo histórico es parte de los derechos humanos” (p. 35); los nocturanos guindaban en pancartas sus reclamos, sin embargo, luego de decretarse la historia nocturana, la contrariedad en su construcción hará que ésta permanezca como incoherente y que, por consiguiente, se declare como un proceso en constante revisión. La lógica histórica y ficcional van atándose, bosquejando un planteamiento irónico al origen de las sociedades actuales. Los juegos narrativos entre las dudosas bases de la identidad forjan un enigma. La ambigüedad de la identidad del sujeto (Ulises Zero) como del contexto (Nocturama) es una significación en sí misma que configura la obra. La desmemoria de Ulises parte de la misma desmemoria de la urbe, una contrariedad, una paradoja: tal cual como es definido Díaz-Grey, o la cara cubierta del héroe que podría salvar a los nocturanos. Ulises busca regresar al origen frío del único recuerdo de su infancia: Bahía de piedras, mentalmente, pero desde su cuerpo como un deseo contextual, solo quiere volver a la habitación 32 del Hotel Oasis, que es donde despierta sin recuerdos al inicio de la

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novela: “Es una gran patria la infancia, decía, y, para él, el Hotel Oasis era como su infancia de la que había sido exiliado porque no la recordaba” (p. 60); el espacio dentro del que el sujeto se desenvuelve comulga con su sensibilidad, una sensibilidad infantil, además, donde la infancia se reduce a unos minutos, acortada por la preocupación de su indagación ontológica. “La indeterminación de Nocturama, así pues, apunta a cierta ética de la supervivencia” (Gomes, 2010, p. 830), esta indeterminación (social / individual) crea una mezcla entre el espacio urbano y su aura apocalíptica, incluso, si observamos detenidamente los conflictos internos de Ulises Zero, estos podrían poseer algún tipo de correspondencia con el caos urbano: “¿Es necesario saber quién soy para estar en el mundo? ¿O volver a algunas conversaciones? Probablemente alguien ha hablado conmigo y sabe de mí” (p. 10), “Soy Ulises Zero pero no recuerdo serlo. No me siento serlo. No quiero serlo” (p. 16), “Creo que sigo siendo la misma persona, todos seguimos siendo las mismas personas” (p. 21), la contrariedad es evidente. En verdad, Ulises Zero se siente como un experimento de Díaz-Grey, al mismo tiempo que Los Consejeros de Gobierno juegan a experimentar con la formación de la historia nocturana. El empleo del nombramiento de cadenas televisivas como HBO y CNN dirigen un espejo que apunta a la sociedad actual, a los procesos de globalización, así como la pretensión (hipócrita) de una imagen retocada para vender una ciudad-postal que atraviesa dilemas mucho más profundos. La violencia, el crimen, las protestas, el hambre, la miseria, componen parte de estos dilemas que suturan la periferia de una ciudad dividida en estratos bajos, donde las zonas públicas son

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quebrantadas por una serie de bandas de distintas ideologías (Los Guerreros del Sol, Los piqueros, Los Maquiavélicos, Los Vikingos, Los Guardianes de la Patria, Los Guerreros de la Reina). Ulises Zero vaga estos mundos apático, desinteresado, con hálito fantasmal, así como la otra cara de la ciudad, que estaría sujeta a las Residencias Urbex y las áreas privadas, propias también de las ciudades modernas: las urbanizaciones que establecen un casco lejos de la realidad de la alteridad social periférica, son mundos distintos que transcurren en circunstancias completamente desiguales internadas en la misma ciudad. La anarquía urbana es parte, pues, de la ciudad subterránea como de la periférica. Una ciudad opuesta en el eje perimetral, en la que transcurren distintos sucesos que se van pintando más oscuros y terribles mientras cae la noche, en la que la supervivencia diluye los pensamientos del personaje, quien solo busca correr para sobrevivir: golpes, disparos, mareas humanas alzándose, el espacio público quebrado, acciones que componen el montaje de una ciudad en destrucción, en la cual la agitación y la violencia son aceptadas como parte de una normalidad. La ciudad nocturana es un espacio de huida hacia la oscuridad y la putrefacción de sus rincones ocultos: Las ráfagas no cesaban y se añadieron las de los soldados que se presentaron arrojando bombas tóxicas y perdigones. […] Los cuerpos caían unos encima de otros. Avanzó al borde de sus fuerzas sin detenerse hasta que los disparos se hicieron distantes, cada metro adelantado lo acercaba a la salvación. Así llegó a una calle que se encontraba en estado maloliente

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con las entradas de los edificios tapadas por sacos de basura, y atravesada por ratas despavoridas. No había personas y la mayor parte de los comercios estaban cerrados con puertas metálicas. Únicamente tres camiones la recorrían y Ulises logró distinguir, entre las rejillas de la parte posterior, los rostros de los soldados que apuntaban sus armas (p. 41– 42). Por otro lado, la ciudad subterránea presentará buena parte de las mismas características que la ciudad periférica, a decir verdad, ambas fundamentan la faceta apartada de la ciudad moderna, el transeúnte se transforma en un comerciante de lo mínimo y se reduce como tal, emergiendo de la hondura: Vio, entonces, que en una de las intersecciones del puente había unas escaleras, y por ellas subían los vendedores, cada vez más numerosos. Comenzaron a llegar otros que vendían lentes para el sol, videocasetes y bolígrafos, así como niños que limpiaban parabrisas con unos cepillos sostenidos por un palo. Ulises se asomó al vacío y pudo observar construidas con ladrillos en algunos casos, con planchas de metal en otros, e incluso algunas de ellas parecían, a la distancia, estar fabricadas con cartones. A derecha e izquierda del vacío del puente se extendía la ciudad subterránea (p. 139). Si apreciamos la descripción de las viviendas, veremos que conforman esa ciudad instalada en las laderas, como la llama Piccinato, una ciudad desmemoriada e ilegal, cuyos errantes transeúntes nocturnos apenas poseen tiempo para analizar cuestiones referidas a la ausencia de la historia nacional, los niños de esta cara de la urbe nublada, apocalíptica, distópica, estrechan el crimen y el comercio urbano, de múltiples aspectos, apariencias diseminadas en la Nocturama

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periférica-subterránea de supervivencia. A propósito de esto, para dar cuenta de la hipotética iniciativa de plasmar una Caracas atrapada dentro del universo caótico y símil de Nocturama de Miguel Gomes, podríamos inquirir lo expuesto en el texto de Piccinato, en el apartado referente a Caracas: El miedo se ha convertido en un elemento que acompaña permanentemente la vida de los ciudadanos. Divididas por el miedo recíproco, la dos ciudades, la legal y la ilegal, entran en conflicto en los espacio públicos, donde el comercio ambulante y las personas sin hogar se instalan sin contrales aparentes por parte de las autoridades, lo que crea un deterioro que a los demás habitantes parece inaceptable (p. 205). Los conflictos de Nocturama contienen las problemáticas que atraviesa la ciudad de Caracas en la actualidad, así como distintas urbes contemporáneas, hundidas en la desmemoria. El olvido compone una contrariedad en la construcción de la nación que concerniente a sus propios compromisos sociales, los cuales, infiltrados en la lógica del poder se disuelven. Ana Teresa Torres edifica una obra que registra una referencia clara: el caos de la urbe moderna, medios de comunicación, drogas, crímenes, indiscriminados abusos de poder, territorios subterráneos ignorados, indeterminación de la identidad cultural e individual, alegorías de nuestro presente cotidiano que hacen de Nocturama una urbe que calza el naciente traje del siglo XXI.

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Referencias bibliográficas Bettendorff, M. (2005). La identidad como memoria y proyecto. Un abordaje transdisciplinar a las construcciones identitarias. Creación y Producción en Diseño y Comunicación, 3, 9-18. Gomes, M. (1993). El lenguaje de las destrucciones: Caracas y la novela urbana. Inti, (37/38), 217-224. Gomes, M. (2010). Modernidad y abyección en la nueva narrativa venezolana. Revista Iberoamericana, 76 (232), 821-836. Infante, Á. G. (1994). Ciudad textual: El referente urbano en tres novelas de la década del cuarenta. Revista Iberoamericana, 60 (166), 219-231. Piccinato, G., & Biondo, R. C. (2007). Un mundo de ciudades. Fundación para la Cultura Urbana. Torres, A. T. (2006). Nocturama. Caracas: Editorial Alfa.

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Lo real contra el sueño: La ambigüedad como factor constante en San Manuel bueno, mártir Magdalena Baugher

Dada la profundidad de la novela corta San Manuel bueno, mártir, de Miguel de Unamuno muchos investigadores culturales ya la han abordado desde diversos ángulos, pues la obra permite lecturas diferentes y hasta contradictorias. Esta ha sido mi experiencia en la lectura del texto. Por eso, no debe sorprenderse el lector de que yo haya encontrado perspectivas contrarias a través de mi investigación, desde la de Garrido Ardila que sugiere que Don Manuel y Lázaro son creyentes a pesar de ellos mismos y que Ángela Carballino, la narradora homodiegética del texto, está enamorada de Don Manuel hasta el argumento de Barnes de que Ángela tiene un papel maternal o la declaración de Mancing de que Don Manuel no es santo sino un intelectual arrogante que se siente superior a la gente de su aldea. Mientras algunas de estas posturas se basan en argumentos poco convincentes, muchas otras hacen buenas conexiones a los mismos pasajes de la novela, llegando a conclusiones bastante divergentes. Ante este panorama, propongo que el tema principal de este texto no es la religión, ni el amor, ni la santidad del protagonista, sino la verdad o lo real en contraste con el sueño o lo imaginario. San Manuel bueno, mártir (SMB) hace reflexionar al lector sobre las preguntas: ¿hay una verdad para todos?, ¿cómo se sabe si uno vive en la verdad o en un sueño o una imaginación? ¿Cómo distinguir una del otro o de la tercera? Se

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ve este contraste y la insistencia de estas preguntas a través de toda la novela. Sin embargo, el texto no ofrece respuestas a las preguntas que plantea, característica típica de la manera de entender el mundo que plantea Unamuno en muchas de sus obras: “nunca se incluye una solución única y definitiva para ellos [los temas]. Antes al contrario, la duda, la problematicidad son las notas que más resaltan en su planteamiento” (Berroa 2). El resultado de esta problemática ambigüedad es que casi todo en la novela tiene múltiples interpretaciones posibles. A primera vista, sólo se ve un párroco, un buen hombre que ayuda a todos en su pequeña aldea, que esconde de su pueblo sus dudas sobre la vida eterna y la divinidad. Los únicos que saben su secreto son Lázaro, el confidente de Don Manuel, y Ángela Carballino, la hermana de Lázaro que es quien narra la acción y a través de cuyo lente lo vemos todo. La lucha entre lo real contra lo imaginario empieza con el pueblo en el que tiene lugar esta historia. La aldea, Valverde de Lucerna, con su lago misterioso, viene de la leyenda de Villaverde de Lucerna en Zamora (Godoy Gallardo 4). Se dice que al fondo del lago de Sanabria hay una aldea hundida y que en la Noche de San Juan se pueden oír las campanas de la iglesia dentro del agua (Fernández Sanz 341). Al tomar un lugar de la vida real, Unamuno nos hace pensar sobre la posibilidad de que la historia de Don Manuel ocurrió de verdad. Sin embargo, dado que el autor eligió un lugar de leyenda, es decir, un lugar que se puede visitar en la vida real pero que, al mismo tiempo, probablemente no exista en la forma en que se nos presenta, se confunde por primera vez la distinción entre lo real y lo imaginario. La naturaleza se usa también para representar a los personajes de la historia y sus características. Con su profundidad, sus secretos al fondo y el reflejo de la montaña en su superficie, el

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lago representa a Don Manuel que también esconde secretos dentro pero que, desde afuera, parece un santo, cuya aldea trata de ser como él (la montaña se refleja en el agua) aunque sólo se vea su superficie. Además del cierzo que simboliza la duda, hay otros símbolos de la naturaleza, como la nieve que representa la fe. Por ello es tan impactante el momento en que Don Manuel interpela a Lázaro: “¿Has visto, Lázaro, misterio mayor que el de la nieve cayendo en el lago y muriendo en él mientras cubre con su toca a la montaña?” (Unamuno). Aquí Don Manuel expresa cómo muere la fe en él, aunque se queda con su aldea y también que no entiende por qué no puede creer (“misterio mayor”). Dado que todo se expresa en símiles y metáforas, sólo se puede deducir el significado y se continúa buscando adivinar cuál es el mensaje real y qué lo imaginado. Ahora bien, Valverde de Lucerna no es el único nombre con significado escondido, de hecho, los demás le deben mucha de su acentuada referencia a la biblia, al sugerir comparaciones de esta historia y sus personajes con las historias y personajes de la biblia. Lázaro significa el ayudado por Dios en hebreo y en la biblia hay una historia que cuenta sobre su resurrección; como en la novela, Lázaro empieza una vida nueva cuando se encuentra con Don Manuel (Unamuno). El nombre de Ángela viene del griego y significa mensajera de Dios, que es su función en el relato pues ella cuenta la historia de su salvador, Don Manuel, el párroco de Valverde Lucerna, cuyo nombre viene también del hebreo y significa el Dios que está con/entre nosotros (Mancing 363; Godoy Gallardo 21). Además, Ángela describe a Don Manuel como su “verdadero padre espiritual” y como el Cristo de su aldea (“nuestros dos Cristos…”) cuyas características se parecen mucho a la figura que dibujan los evangelios de Jesucristo: es amable con todos, hace milagros

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sólo por su presencia, es adorado por todos, pero sobre todo por los niños (Unamuno). Dada esa semejanza con Cristo, cuando se descubre la falta de fe de Don Manuel, también se cuestiona la fe de Cristo. Rogers está de acuerdo con que “Unamuno’s use of these parallels between Manuel and Jesus, and Manuel and Moses, seems to be part of a strategy to suggest that the beliefs of the central figures of Judaism and Christianity were far from robust” (265). Este pensamiento plantea la pregunta: si los personajes más importantes de la biblia tenían dudas, ¿cuál debería ser el creyente ideal: el que lo cree todo, o él que todo lo duda? Otra vez, Unamuno no nos ofrece soluciones y certidumbres, sino preguntas. Mientras Garrido Ardila sugiere que la falta de fe es una interpretación posible, manifiesta que un amor prohibido entre Ángela y Don Manuel es el verdadero secreto que lleva el párroco dentro (103). Según él, Don Manuel probablemente cree y le miente a Lázaro para que él se convierta: “Si San Manuel creyese, la revelación ambigua de una supuesta falta de fe constataría a Lázaro la posibilidad de una conversión” y más adelante: “Se trataría, pues, de una mentira piadosa por el bien de Lázaro y del resto de la parroquia. Ello lo demuestra el hecho de que el sacerdote se desmaye al dar la comunión, por primera vez, a Lázaro: se desmaya porque ha logrado la conversión por medio de una mentira” (Garrido Ardila 104-05). Esta interpretación muestra cuán fuerte es la ambigüedad en este texto en el que se pueden argumentar lados opuestos refiriéndose a los mismos pasajes porque Garrido Ardila tiene razón en que nunca se expresa de manera explícita que Don Manuel no cree. Sin embargo, mientras es posible que Ángela ama a Don Manuel de manera romántica, el argumento de Garrido Ardila sobre la fe del protagonista y la conversión de

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Lázaro tiene poco sentido: Don Manuel no cree en la vida eterna y Lázaro lo sabe y no cree tampoco. Para dar sólo unos ejemplos, se ve la falta de fe del cura en la metáfora sobre la nieve y en el enfoque en la vida del párroco: “Manuel’s ministry, indeed, consists largely in reconciling people with life as it is, and encouraging them to derive as much tranquil joy as possible from their everyday existence” (Rodgers 263). El cura se preocupa tanto por vivir bien porque cree que esta vida es todo lo que tiene la gente: “No hay más vida eterna que ésta... que la sueñen eterna... eterna de unos pocos años...” (Unamuno). Además, cuando Lázaro confronta a don Manuel sobre la idea de dejar saber la verdad al pueblo, don Manuel se niega porque la verdad es demasiada dolorosa, lo que implica que no cree y le duele su no creencia: “¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella” (Unamuno). Por ello se puede asumir que ni el párroco ni Lázaro creen en la vida eterna y, consecuentemente, la noción de la conversión sincera de Lázaro no tiene sentido. Al dar la comunión, Don Manuel no se desmaya por mentir a Lázaro, sino porque es doloroso para él que su confidente va a vivir la misma mentira que él. Otra lectura posible, aunque no la he encontrado en otros trabajos sobre SMB, es que Don Manuel tiene una reacción tan fuerte durante la primera comunión de Lázaro porque, sí, le duele el futuro que le espera a Lázaro, pero también porque éste “se convierte” por los fuertes vínculos que han forjado juntos. Esta conexión se puede explicar de manera más fácil si hay sentimientos más allá de la amistad entre los dos. Otros intelectuales podrían criticar esta lectura del texto y exigir que no hay evidencia del tema de la homosexualidad en los otros trabajos de Unamuno ni en su vida privada. Tengo dos

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objeciones a esta crítica. Empiezo con la primera: no se debe basar la interpretación de un texto en los otros textos escritos por el mismo autor ni en la vida del autor, sino que se debe ver cada obra como una entidad independiente. Sólo porque Unamuno no era homosexual y no escribió mucho sobre el tema no determina las tendencias de los personajes que inventó para SMB. Mancing explica la importancia de no enfocarse demasiado en la vida del autor en la lectura de un texto: “It is always of interest to have some idea of authorial intentions, but in no case should these intentions (as best we can understand them) determine how we read a work” (353). Mancing señala que, por una parte, no podemos entender de verdad todo lo que siente un autor dentro, y que, por otra parte, el trabajo de un autor no necesariamente refleja todo lo que cree. De hecho, son bastante diferentes Unamuno y Don Manuel. Unamuno creía en estudiar y cuestionar todo y quería animar a la gente a pensar: “No hay que darse opio, sino poner vinagre y sal en la herida del alma, porque cuando te duermas y no sientas ya el dolor, es que no eres. Y hay que ser’” (citado en Mancing 350-51). Mientras tanto, Don Manuel quiere proteger a su aldea e impedirle conocer su verdad: “Démosle opio, y que duerma y que sueñe” (Unamuno). Como resultado, no debería sorprender que no se ve todo de Unamuno reflejado en el cura y viceversa. Aunque acabo de establecer la importancia de no enfocarse demasiado en la vida del autor para analizar un texto, simplemente por argumentar, mi segunda objeción se refiere a la supuesta ausencia del tema de la homosexualidad en la vida de Unamuno. Es cierto que, por lo general, Unamuno no trata ese tema en sus otros trabajos, pero se debe notar que “Unamuno’s personal library was full of important books on psychology, physiology, and studies on sexuality” (Foster 167).

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Entonces, estudiaba estos temas y Foster señala que “Scholars have neglected these authors [Henry Havelock Ellis – examined homosexuality and the physiology of sexual behavior, Patrick Geddes and J. Arthur Thomson – human sexuality and gender studies] in their studies of Unamuno’s thought and writing” (168). Consecuentemente, es posible que decidió insinuar la relación homosexual entre el párroco y Lázaro. Por lo tanto, me atrevo proponer que se ve una relación especial entre Lázaro y Don Manuel desde el principio. Manuel hace preguntas a Ángela sobre su hermano y expresa interés en su retorno: “Y tu hermano Lázaro, ¿cuándo vuelve? Sigue en el Nuevo Mundo, ¿no es así? […] Pues bueno, cuando le escribas, dile de mi parte, de parte del cura, que estoy deseando saber cuándo vuelve del Nuevo Mundo a este Viejo, trayéndonos las novedades de por allá. Y dile que encontrará al lago y a la montaña como les dejó.” Mientras es perfectamente inocente que pregunta sobre Lázaro, es algo raro que es tan insistente y quiere que Lázaro sepa que va a encontrar al lago, que representa a Don Manuel, como le dejo. Incluso si se ignora esta parte, no cabe duda que cuando regresa Lázaro, los dos tienen una relación íntima. Lázaro adora a Don Manuel como expresa muchas veces: “Es un hombre maravilloso” y “qué hombre” entre otras muchas expresiones de afecto (Unamuno). No hay indicación suficiente de la expresión física de su amor, pero sentimientos románticos todavía explican mejor las acciones drásticas de estos dos personajes. Por ejemplo, la conversión de Lázaro tiene mucho más sentido si lo hace por amor y por querer estar lo más cerca posible de su amado. Como hombre impresionante y convincente, es razonable que Don Manuel podría explicar a Lázaro sus razones para no propagar sus pensamientos progresistas, pero que un hombre

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con convicciones tan fuertes, como tenía Lázaro, cambia de manera tan drástica sólo porque don Manuel mantiene que eso sea lo mejor para la gente, no es motivo suficiente. Incluso Ángela se da cuenta de la conexión extraordinaria: “Don Manuel […] pareció descuidar algo a sus demás pacientes, a sus demás menesterosos, para atender a mi hermano. Íbanse por las tardes de paseo, orilla del lago, o hacia las ruinas, vestidas de hiedra, de la vieja abadía de cistercienses” (Unamuno). Uno podría argumentar que se enfoca más en Lázaro para asegurar que no desestabilice a la gente de su aldea, pero Lázaro afirma que la meta de Don Manuel no fue su conversión: “No trataba al emprender ganarme para su santa causa […], sino que lo hacía por la paz, por la felicidad…” (Unamuno). Además, es evidente, incluso para los fieles de la aldea, el afecto que lleva dentro por Lázaro (“¡Cómo le quiere!”, dicen) y, por eso, pasa tanto tiempo con él, porque lo ama. Si la falta de fe fuera todo lo que conectara a Manuel y Lázaro, tendría más sentido que Manuel se sintiera aliviado un poco porque ahora tiene un confidente con quien puede compartir su secreto. En cambio, si también tienen que esconder el amor que sienten se explica mejor que Don Manuel empeora cuando su relación se profundiza. Ha vivido con su secreto (la falta de fe) por muchos años sin deshacerse frente a su aldea, pero cuando se enamora de Lázaro, ya no puede contener todo el dolor que lleva dentro. No es sólo que tiene que engañar a su pueblo porque no cree, sino, además, no puede expresar abiertamente los sentimientos que tiene para Lázaro tampoco. Aquí su declaración sobre la necesidad de esconder la verdad, que “temblando” le “susurró” a Lázaro cuando estaban “solos en medio del campo”, tiene significado adicional: en el contexto amoroso, puede significar que nunca

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pueden compartir ese amor porque es algo terrible en los ojos de la Iglesia y de la sociedad durante ese tiempo (Unamuno). La ambigüedad que permite esta nueva interpretación continúa a través de la historia. Por ello, también sugiero otra perspectiva posible del personaje de Blasillo el bobo. Ángela le describe como “un pobre idiota de nacimiento” y “el tonto” y unos expertos lo ven como un ejemplo de “blind faith” y “an idiot who believes anything” (Barnes 21; Mancing 230 respectivamente). Esta es la interpretación más obvia, pero ignora completamente el vínculo entre el párroco y Blasillo. Es él quien repite de manera convincente la frase que refleja el interior de Don Manuel “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” una vez oído de boca del cura, y cuando “a Don Manuel le menguan las fuerzas” y empeora porque se siente más en conflicto, “era Blasillo el bobo el que con más cuajo lloraba. Porque ya Blasillo lloraba más que reía, y hasta sus risas sonaban a lloros” (Unamuno). De cierta manera, el “idiota” sabe más que los demás: siente el dolor de Don Manuel y lo expresa por él, ya que éste no puede; es una prosopopeya de la agonía dentro de Don Manuel. Por lo tanto, muere Blasillo cuando muere el párroco porque el uno no puede existir sin el otro. Como la mención de Blasillo en esta historia sólo sirve para reiterar esa frase escalofriante “Dios mío, Dios mío …” y para enfatizar la crisis del santo del pueblo, se debe preguntar si existe de verdad o si sólo es una extensión de la misma alma torturada de Don Manuel. Otra vez, el lector se queda tratando de adivinar qué es lo real y qué lo soñado, especialmente porque, cuando está a punto de morir, el mismo Don Manuel describe su vida como un sueño, aunque da tanta importancia al vivir activamente: “[…] pues se acaba este sueño de la vida...” y quiere “dormir por una eternidad sin

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soñar”, “¡olvidando el sueño!” (Unamuno). Este contraste entre lo real y lo soñado hasta este punto puede confundir suficientemente al lector y dejarle mareado, pero es Ángela la que da el golpe final. Teniendo en cuenta las interpretaciones diferentes de los expertos, ya no se tiene bien claro el papel de la narradora. Como indicamos al inicio de estas reflexiones, según Garrido Ardila, Ángela está enamorada de Don Manuel y según Barnes, tiene una función más bien maternal: “She sees her maternal role to Don Manuel as alleviating the ‘peso de su cruz de nacimiento’ […]” (27). Enamorada o no, dada su relación con el protagonista, el lector crítico sabe que su testimonio debe ser parcial. Sin embargo, se asume que la narradora cree en su misma versión de la historia y cuestionar todo es la obligación del lector. Por lo tanto, es desconcertante que, al fin, Ángela dude su credibilidad: “Y yo no sé lo que es verdad y lo que es mentira, ni lo que vi y lo que soñé -o mejor lo que soñé y lo que sólo vi-, ni lo que supe ni lo que creí” (Unamuno). El objetivo de la ficción es hacer creer al lector que una historia podría ser real, y como esta historia hace muchas referencias a la vida que conocemos (el lugar, la biblia, y que fue inspirado por el párroco ateo, Jean Meslier) se lo puede imaginar fácilmente. Como consecuencia, al leer las palabras finales de Ángela, el lector se siente engañado porque ya no sabe qué creer - ¿es ficción? ¿cuáles partes en la versión de Ángela han sucedo en la “verdad ficticia” y cuáles no? ¿cuál es el sueño, cuál es la vida real? Como nada se expresa de manera explícita, aún el lector crítico sólo puede hacer conjeturas y por eso, no se puede hablar de una sola interpretación correcta, lo cual tampoco era la meta de Unamuno. Él no ofrece soluciones. Al contrario, desgarrado por preguntas y conflictos, escribió para expresar

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su tumulto interno y por eso, probablemente no tenía una interpretación definitiva de SMB tampoco. Por ello, la meta no es obligar al lector a encontrar la verdad, sino animarlo a reflexionar sobre la complejidad de la vida, de la fe y de todo. Esta obra nos quiere decir que no se sabe nada de verdad y que siempre hay interpretaciones diferentes dependiendo de la perspectiva. Para expresarlo en las palabras de Unamuno : “¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo vivo es lo que yo allí descubro, pusiéralo o no Cervantes, lo que yo allí pongo y sobrepongo y sotopongo, y lo que ponemos allí todos (278)” (Cit. por Mancing 354). Como consecuencia, uno puede leer la historia de SMB desde una perspectiva en la que el estar enamorada de Ángela es el secreto verdadero de Don Manuel (Garrido Ardila), otro puede argumentar que Don Manuel es un intelectual arrogante despojando a su pueblo del conocimiento de forma egoísta (Mancing 357) y yo puedo mantener que Don Manuel y Lázaro están enamorados. Siempre que todos expliquemos bien nuestra perspectiva refiriéndonos al texto, todos y ninguno de nosotros tenemos razón. Unamuno escribió con tanta ambigüedad de manera intencional para que el lector pueda aplicar su misma perspectiva y para obligarle a cuestionar si vive en la realidad o si está fuertemente dentro de un sueño que finge ser real.

Bibliografía Garrido Ardila, Juan Antonio. “Amor y religión en San Manuel bueno, mártir de Unamuno”. Romance Quarterly 58.2 (Spring 2011): 94-113. Barnes, Julia C. “Spiritual Mother or Complete Human? Gender

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and Existence in Miguel de Unamuno’s San Manuel bueno, mártir.” Hispanófila 169.169 (2013): 19-34. Berroa, Rei. “Generalidades sobre Miguel de Unamuno”. Notas de clase. 4 de febrero de 2016. Foster, David William. Spanish Writers on Gay and Lesbian Themes: A Bio-critical Sourcebook. Westport, CT: Greenwood, 1999. Print. Godoy Gallardo, Eduardo. “El trasfondo bíblico en San Manuel bueno, mártir de Miguel de Unamuno”. Revista Chilena de Literatura 58 (Abril 2001): 19-34. LaRubia-Prado, Francisco. “Sanctity, Heroism, and Performance in Miguel de Unamuno’s San Manuel bueno, mártir.” Hispanófila 171.1 (2014): 217-236 Mancing, Howard. “The Lessons of San Manuel bueno, mártir.” MLN 121.2 (Mar 2006): 343-366. Meslier, Jean. Crítica de la religión y del estado. Ed. Menene Gras Balaguer. Barcelona: Ediciones Península, 1978. Rodgers, Eamonn. “Faith, Creed and Scripture in San Manuel bueno, mártir”. Bulletin of Spanish Studies 88.7-8 (Nov- Dec 2011): 259-269. Fernández Sanz, Amable. “La ‘meta-antrópica’ unamuniana en San Manuel bueno, mártir, a la luz de los símbolos naturales.” Anales del Seminario de Historia de la Filosofia 17 (2000): 231-248 Unamuno, Miguel de. San Manuel bueno, mártir. Biblioteca Digital Ciudad Seva. http://www.ciudadseva.com/textos/ novela/esp/unamuno/san_manuel_bueno_martir.htm. 1 May 2016.

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Soledades de Antonio Machado: Recordar el pasado, para mejorar el futuro Saira Sanchinelli de Villeda

Antonio Machado, poeta nacido en Sevilla en 1875, cree profundamente en la espontaneidad y la originalidad, pues ellas le permiten expresar de forma aguda y penetrante sus íntimas sensaciones e ideas con el propósito de conectarse con el mundo (Machado 71-74). Ya en su primer libro, Soledades, se evidencia esa voz interna que, a través de rimas, recuerda intensamente lo vivido en su pasado (Sobejano 47-48). Al aventurarme en la búsqueda de reflexiones para este ensayo, encontré una gran variedad de fuentes sobre el tema del tiempo en el libro que nos concierne. Estas fuentes me motivaron a ponerme en el lugar del poeta para tratar de entender su verdadero propósito al mencionar vocablos como tarde, recuerdo, niñez y juventud en la mayoría de los poemas incluidos en este primer libro. Mi idea es que Machado tuvo que haber recordado antes la anécdota vivida para luego poder describir el tiempo y espacio en que se encontraba, y por lo tanto el tema que predomina en Soledades no es realmente el tiempo, sino el recuerdo. Estoy interesada en ahondar en el tema del recuerdo porque al ser inmigrante en los Estados Unidos constantemente vienen a mi memoria recuerdos de los años vividos por mí en mi país natal, Guatemala. Cada uno de estos recuerdos está acompañado de visiones, olores, espacios, momentos en el día, estaciones, personas y emociones. Mi memoria se pierde en cada uno de esos recuerdos aunque la mayor parte de las

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veces no encuentro las palabras adecuadas para articular lo que veo, huelo y siento al recordar, pero cuando las hay, expresan explícitamente cada detalle y me escucho a mí misma recordando. Es por esto que he decidido investigar los poemas, las estrofas, los versos y cada palabra de Machado en su libro Soledades. Quiero encontrar el denominador común utilizado por el poeta para hacer memoria de su pasado; siendo él también un inmigrante que salió de su Andalucía original (Sevilla) hacia nuevos horizontes en Castilla (Madrid, Soria, Toledo), pienso que puedo descubrir en Soledades las formas y expresión del recuerdo que yo misma he experimentado. Utilizaré las fuentes para entender lo que otros críticos piensan después de haber estudiado este tema. Podré de esta manera encontrar similitudes y/o diferencias con mi argumento principal. Nacido en Sevilla, el poeta de niño se muda con su familia a Madrid y allí también vive su adolescencia. Ya de mayor, recorre Francia y varios lugares de España: Soria, Baeza, Segovia, regresa a Andalucía, viaja por Ávila, León, Palencia y Barcelona, entre otros. En todos estos lugares tiene la oportunidad de conocer a importantes personajes con los cuales crece en su carrera de poeta. En 1907 es trasladado a Soria para enseñar francés y dos años después, a la edad de 34 años se casa con Leonor Izquierdo Cuevas, de 16 años, hija de la dueña de la pensión en la que se hospedaba. Lamentablemente, Leonor muere tres años después (1912) lo cual causa dolor, tristeza y un giro total en su vida (Machado 71-73). El poeta expresa en cuanto a la memoria de su amada, que su recuerdo le “acompaña siempre” (Machado 71). Toda su vida fue un viaje constante de un lugar a otro. Fueron sesenta y tres años llenos de recuerdos sobre diferentes lugares

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que visitó, personas que conoció y anécdotas que marcaron cada una de las etapas vividas. Pareciera que las memorias vividas desde su niñez hasta su muerte le impactaron tanto que escogió plasmarlas en papel para compartir sus recuerdos con todo aquel lector que le interesara conocer su vida. Machado escribe Soledades entre 1899 y 1907. Un libro corto que cuenta con solo diecinueve poemas de los cuales tan solo siete llevan título. En cada uno de estos poemas, el poeta hace alusión al pasado y utiliza palabras simbólicas que permiten al lector recordar con él todos sus “íntimos monólogos” (Varela 119). Frases como: “he andado muchos caminos…”; “el tictac del reloj… (82); “pequeños colegiales…”; “una tarde horrible…” (83); “una tarde parda y fría” (84); “¿recuerdas, hermano?...” (85); “sí, te recuerdo tarde alegre y clara…”(86); “yo escucho los cantos de viejas cadencias…”(87); “el eco de tus pasos…”(89); y “yo meditaba…” (92), entre otras muchas, transmiten al lector la necesidad de regresar al pasado y hacer memoria con el poeta. Pero uno de los momentos que más enfatiza al recordar es su niñez y juventud, demostrando así que no son escenas fantasiosas o inventadas, sino es el poeta hablando desde lo profundo de su corazón, compartiendo eventos íntimos que dejaron huella o huellas perdidas que quisiera recuperar. El poeta empieza su primer libro con el poema El Viajero. La voz lírica recuerda y narra el regreso de su hermano después de haberse ido a un “país lejano”. Muchos años pasaron desde que se había marchado del hogar y regresa ya con “las sienes plateadas”, metáfora del paso del tiempo y los años transcurridos entre su partida y retorno. Luego hace mención de cómo los árboles pierden sus hojas (v. 9), el tiempo ha pasado y las cosas han cambiado. El poeta piensa si su hermano estará recordando y ansiando regresar

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a su juventud, ya que su alma parece estar “ausente” (v. 8). De igual forma siente que su hermano está reprimiendo sus verdaderos sentimientos y emociones, todo por no aceptar su derrota o fracaso en esas tierras lejanas. Termina el poema constatando que la familia no está contenta por el regreso del hermano, pero no dicen nada al respecto. Machado entonces demuestra con este poema cómo abre su corazón a un evento familiar de su pasado y por lo tanto contradice lo que se expresa de él en estas palabras: “Y esto es todo. Parece que no quiere contarnos de su vida sino lo más objetivo, lo que cada cual puede ver: sus viajes”, comenta Pradal-Rodríguez (7) al reflexionar sobre lo que Machado escribe en la breve biografía que aparece en la edición que trabajamos de Manuel Alvar (75-82). Pradal manifiesta que al escribir Machado su autobiografía escribe muy pocos detalles de lo que fue su vida, para dejar lo mejor para sus poemas que es donde vemos al autor abrirse por completo al recordar. Es imposible poder vivir el presente o el futuro sin recordar el pasado. Los acontecimientos en la vida de un individuo dejan huellas imborrables que afectarán el presente y el futuro del mismo. Todo lo vivido queda grabado en la memoria, algunos eventos son más fáciles de recordar, evidentemente; con otros hay que hacer un gran esfuerzo para penetrar en lo profundo de la memoria y recobrar detalles; unos terceros, finalmente, se olvidan irremediablemente por más que se haga el esfuerzo por recuperarlos. Me gustaría ahondar más en este tema y poder estudiar lo que los expertos en psicología opinan sobre los recuerdos, pero será en otra ocasión. Según lo que yo misma he vivido, traer a mi memoria eventos de mi pasado a veces es inmediato y otras veces es difícil recuperar. Según Meyers, “Antonio Machado vive mucho del pasado. Para él,

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el pasado forma una parte esencial del presente. Así que el recuerdo penetra muy hondo en sus poesías; está por todas partes” (1). ¿Qué es entonces lo que recuerda Machado? Recuerda su niñez, lo soñado y vivido, los sonidos, los lugares específicos, a su amada, su imagen y la muerte de un amigo. Rodríguez- Puértolas opina que para Machado recordar la niñez (véase el poema III de Soledades) “puede ser la fuerza regeneradora, el símbolo eterno de la vida que fluye continuamente, más poderosa que la misma muerte, una vía para escapar a la angustia existencial del paso del tiempo” (114). El recuerdo de su niñez demuestra lo mucho que disfruta Machado regresar a esos momentos de su vida. Aunque es imposible físicamente vivir de nuevo esas realidades pasadas, es posible, al recordar, sentir que las está recuperando aunque solo sea en su memoria, y esto le fortalece. Olvida así que los años han pasado y revive los momentos felices en la escuela, en la plaza y en las ciudades que estaban vivas con tanto júbilo y algarabía de la infancia. Aunque estos recuerdos deberían traer memorias felices al poeta, Meyers afirma que al recordar su niñez Machado se siente triste (2), y muestra esa forma de tristeza en el poema VI [“Fue una clara tarde...”]:

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano, un sueño lejano mi canto presente? Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente: No recuerdo, hermana, mas sé que tu copla presente es lejana (VI, vv. 13 -14, 16-18).

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Por más que la fuente trata de que el poeta recuerde lo triste del pasado, el poeta quiere recordar la alegría, pero “el agrio ruido” (v. 6) era lo único que le quedaba de ese recuerdo. Con un tono melancólico, el poeta necesita escuchar su “alegre leyenda olvidada” (v. 38) ya que lo único que recuerda son “historias viejas de melancolía” (v. 40). Es aquí donde el lector observa que, al recordar, el poeta trata de traer a su memoria huellas que no recuerda con exactitud y le pregunta a la fuente, en una conversación de intimidad fraternal (ella lo llama “hermano” y él a ella “hermana”), como queriendo recibir ayuda en los detalles, en las emociones que pareciera haber olvidado porque el poeta no parece sentir alegría sino tristeza. Pero ¿qué es, en verdad, lo que siente Machado al recordar su niñez y juventud? Creo que lo que de veras se mezcla en su memoria es una “triste alegría o alegre tristeza” o, como dice el último de los versos citado antes: es una “presencia lejana.” Hay momentos en que los recuerda con alegría y otros con melancolía. Pero en ambas circunstancias quiere regresar al pasado porque al no importar la emoción que quiere transmitir, cuando recuerda siente una inmensa esperanza para el futuro.

Y el demonio de los sueños abrió el jardín encantado

del ayer. Cuán bello era!

¡Que hermosamente el pasado

fingía la primavera,

cuando del árbol de otoño estaba el fruto colgado,

mísero fruto podrido,

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que en el hueco acibarado

guarda el gusano escondido!

¡Alma, que en vano quisiste ser más joven cada día,

arranca tu flor, la humilde flor de la melancolía!

(XVIII, vv. 42-51)

En este poema se observa el cambio de emociones, de tristeza a alegría que lo llevan a una esperanza al arrancar la melancolía de su recuerdo del pasado. Machado también recuerda sus viajes. Como vimos antes, él y su familia se movieron por varios lugares no solo en España, sino alrededor de Europa y su hermano viajó a “un país lejano” (Alvar 81). Es importante mencionar que Soledades fue escrito “cinco años después de la derrota en Cuba” (González Flores 88). Al ser testigo de tanta miseria, guerra y hambre, el consternado corazón de Machado lo llevó a estar recordando y mencionando sus tierras y también América como “la tierra de un sueño” (Alvar 81) y, como dice González Flores, como “’el jardín encantado/del ayer’ al que se compara con el jardín del Edén, el paraíso perdido, en el enigmático poema ‘El poeta’” (95). Pensando que tal vez en esas tierras lejanas de América se podría encontrar la paz, las posibilidades económicas y los sueños realizados de los que ya no se gozaba en España. El poema II de Soledades es un canto de esperanza por la humanidad, un canto de ánimo para vivir bien la vida, y en especial el mayor anhelo de Machado de ver a España mejor. En este sentido me siento en sintonía con el poeta, ya que al vivir en mi tierra, Guatemala, no pensaba mucho en ella mientras vivía allí, en lo que significaba para mí haber nacido

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y vivido en esas tierras llenas de colores y flores. No pensaba en lo importante que eran para mí las personas que allí se quedaron ni en los eventos que habían sucedido en mi vida, simplemente estaba viviendo día a día. Pero ahora, al estar lejos de mi tierra natal, siento una fuerte melancolía y me encuentro a mí misma constantemente perdida en mis recuerdos y valorando aún más lo perdido, lo que se quedó atrás. Y esto es lo que Machado transmite en sus poemas, una melancolía de su pasado vivido en las tierras donde ya no está, pero que, al pensar en ellas, las recuerda con una mezcla de emociones y sentimientos de lo que vivió y de lo que pudo haber sido al quedarse en ellas. Así recuerda el poeta los sonidos y a su madre:

Yo escucho los cantos

de viejas cadencias,

que los niños cantan

cuando en corro juegan…”

(VIII, vv. 1-4)

“Sí, te recuerdo tarde alegre y clara,

casi de primavera,

tarde sin flores, cuando me traías

el buen perfume de la hierbabuena,

y de la buena albahaca,

que tenía mi madre en sus macetas…

(VII, vv. 22-27).

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Esto quiere decir que era vital para la vida de Machado recordar, en especial por la época, que España está viviendo mientras escribe Soledades. En su artículo “Memoria e historia”, Dora Schwarzstein comenta lo común que es encontrar un texto que narre historias haciendo memoria de lo sucedido. La autora cree que el ser humano tiene temor de olvidar y que, “La memoria se ha convertido en una obsesión cultural de proporciones monumentales, pero al mismo tiempo se acusa a nuestra cultura de amnesia, de incapacidad de recordar” (471). En cierta manera, pareciera que Machado no quiere olvidar esas huellas de su pasado y por lo tanto recuerda y lo escribe para tener evidencia palpable por si la memoria llegara a fallarle. Decide escribir con detalles lo que pasa en una plaza desierta, en las calles, en la iglesia, en los cipreses y palmeras, frente a su casa, durante la primavera o al brotar las rosas rojas del jardín de su amada, con lo cual añora verla de nuevo al poder recordar detalles específicos de un lugar (Machado X). En medio de una guerra socio-política, Machado se encuentra sufriendo el dolor de ver su tierra, España, en ruinas en medio de la violencia. Y desea algo mejor para su pueblo, para la tierra que lo vio nacer y lo verá morir. Tania Roelens comenta que paralas personas pertenecientes a una comunidad que pasan por traumas relacionados con violencia política y social, recordar es una acción imprescindible para no morir: Como ciudadanos e intelectuales, celebramos los intentos por recuperar la memoria como una proyección más responsable hacia el futuro, una posición menos ciega y menos pasiva

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ante los hechos, la posibilidad de un mejor criterio ante los impases recurrentes en el lazo social, la garantía de una inscripción en una enseñanza válida para una comunidad y cada uno de sus miembros (175). Como podemos notar, esta cita nos permite relacionar los hechos vividos en el pasado por Machado como una proyección de cosas mejores que vendrán en el futuro. Al recordar y regresar al pasado, se aprende, para mejorar en los años por venir aquello en lo que se ha fallado:

Cantaban los niños

canciones ingenuas,

de un algo que pasa

y que nunca llega:

la historia confusa

y clara la pena”

(VIII, vv. 31-36).

El Duero corre, terso y mudo, mansamente.

El campo parece, más que joven, adolescente.

¡Hermosa tierra de España!

(IX, vv. 11-12, 21)

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Pareciera que Machado quería transmitir a las siguientes generaciones los recuerdos de su tierra y su hermosura para que no olvidaran la historia y aprendieran de igual manera a ver hacia atrás con ojos avizores para crear un mejor futuro. Ahora bien, es en la soledad donde Machado añora lo que no tiene, “lo no encontrado o lo perdido, lo que no es o lo que, si existe, no será nunca suyo” (Crispo Acosta 233). Con nostalgia recuerda lo que perdió y allí en su soledad se entristece al recordar. Entre otras cosas que recuerda en esa su soledad están las estaciones como el verano, la primavera y el otoño, y detalles que se relacionan con éstas como “los verdes pinos, casi azules, primavera…” (IX, vv. 7-8); “el tórrido verano…” (XVII, v. 2); “una noche caliente de verano…” (XIV, v. 5) o cuando “fingía la primavera,/ cuando del árbol de otoño estaba el fruto colgado…” (XVIII, vv. 45-46). Machado expresa una tristeza profunda al mencionar las estaciones que se identifican con lugares específicos en donde antes estuvo y en los cuales quisiera volver a estar. En su soledad es cuando vienen a su memoria todos los eventos que dejaron huellas palpables de la vida vivida. Todo esto nos lleva a concluir que el recuerdo es el tema dominante en los poemas de Machado, lo cual, en cierto modo, contradice lo que Ricardo Gullón piensa en cuanto a que la temporalidad sea el tema principal de sus versos. Para ubicarse en el tiempo Machado debe recurrir al recuerdo y es allí donde vienen a su memoria detalles como la tarde, el cénit, la noche, las estaciones, los olores, los sonidos, los lugares y las personas. No podría describir con tanto detalle sin antes recordar el tiempo en que se dio cada anécdota descrita. Así pues, el producto final que vemos en cada uno de los

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versos de Machado es un un diálogo profundo que, en medio de su soledad, el poeta logra colmar en el papel. Decide compartir detalladamente sus más íntimos recuerdos con las siguientes generaciones para que no olviden vivir su presente, recordar sus memorias vividas y aprender de ellas para vivir un futuro mejor. Aunque se haya mudado de un lugar a otro y haya vivido sin sentir pertenecer a un lugar específico, siempre en sus versos Machado recuerda su tierra natal con melancolía y esperanza de que las vicisitudes cambiarán para España en los años por venir. Más exploración en cuanto a este tema es necesario, pero, como lectora, he descubierto detalles importantes del libro Soledades. Como dije al principio, sus versos lograron transportar mi cabeza y mi corazón a los recuerdos de mi tierra natal y de su gente. La esperanza que tengo es la misma que he descubierto en Machado: que algún día viviremos mejores momentos y todo cambiará para Guatemala, como soñó Machado para España.

Bibliografía citada y comentada Crispo Acosta, Osvaldo. “Antonio Machado y sus Soledades”. Hispania 12.3 (1929): 225– 242. Web. [23 de abril de 2016]. González Flores, Francisca. “América en la España de Antonio Machado: La presencia y función de ultramar en Soledades. Galerías. Otros Poemas y Campos de Castilla.” Hispanic Review 80.1 (2012): 85-106. ProQuest. Web. [20 de abril de 2016]. Gullón, Ricardo. “Simbolismo en Antonio Machado”. Journal of Spanish Studies: Twentieth Century 4.1 (1976): 9–27. Web. [20 de abril de 2016].

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Machado, Antonio. Poesías completas. Edición e Introducción de Manuel Alvar. Apéndice de María Pilar Celma. Madrid: Austral, 2011. 78-96. Meyers, Janet. “El recuerdo, las galerías y el espejo en las primeras poesías de Antonio Machado”. Revista Hispánica Moderna 20.1/2 (1954): 1–13. Web. [15 de abril de 2016]. Novales, Alberto Gil. “La ética de Machado”. Nueva Revista de Filología Hispánica 28.2 (1979): 384–395. Web. [19 de abril de 2016]. Pradal-Rodríguez, Gabriel. “Antonio Machado: vida y obra”. Revista Hispánica Moderna 15.1/4 (1949): 1–80. Web. [20 de abril de 2016]. Roelens, Tania. “La Memoria: ¿un deber?” Desde el jardín de Freud 4 (2004): 1-7. ProQuest. [30 de abril 2016]. Rodríguez-Puértolas, J. “Los niños en la poesía de Antonio Machado”. Nueva Revista de Filología Hispánica 19.1 (1970): 110–118. Web. [20 de abril de 2016]. Schwarzstein, Dora. “Memoria e historia”. Desarrollo Económico 42.167 (2002): 471–482. Web. [25 de abril de 2016]. Sobejano, Gonzalo. “La verdad en la poesía de Antonio Machado: de la rima al proverbio”. Journal of Spanish Studies: Twentieth Century 4.1 (1976): 47–73. Web. [25 de abril de 2016]. Varela, José Luis. “Antonio Machado ante España”. Hispanic Review 45.2 (1977): 117–147. Web. [20 de abril de 2016].

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RESUMEN DE TESINA DE MAESTRÍA / MASTER’S THESIS ABSTRACT “Se acabaron las medias tintas”: Memoria, representación y violencia política en la literatura y cine peruano (1986–2013) Author: Delia Pleasant, M.A. Director: Dr. Ricardo Vivancos-Pérez

Durante el curso académico 2016-2017, la estudiante, Delia Pleasant, defendió su tesis, “Se acabaron las medias tintas: Memoria, representación y violencia política en la literatura y cine peruano (1986-2013)” en el programa de Maestria en Lenguas Extranjeras, en la Especialidad de Español. A contiuación presentamos un resumen de la misma:

During the 2016-2017 academic year, the student, Delia Pleasant, presented her master’s for the Master of Arts in Foreign Languages with a concentration in Spanish. The following is the abstract from her paper:

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This thesis provides an interdisciplinary study of the representation of political violence in the works Adiós, Ayacucho (1986), a novel written by Julio Ortega, La boca del lobo (1989), a film directed by Francisco Lombardi, Rosa Cuchillo (1996), a novel written by Oscar Colchado Lucio, La teta asustada (2009), a film directed by Claudia Llosa and La sangre de la aurora (2013), a novel written by Claudia Salazar. It examines how the discourses in these works are related to issues of social structure such as power, race and class, and studies the origin of political upheaval in Perú in the context of the armed conflict during the 1980s and 1990s, as well as the aftermath. It critically analyzes systemic racism against Andean populations as a component of the violence in Perú, and argues that language plays a central role in literary discourses reinforcing systemic violence. The theories of violence and power of Slajov Žižek, Giorgio Agamben, Michel Foucault and Hannah Arendt provide the theoretical framework that facilitates the understanding of political violence in Perú, as well as its causes and socio-cultural ramifications in the country.

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Perla Yadhira Hernández Colgando el ocio (Coahuila, México)


B I OGR AF ÍAS DE LOS AUTORE S


AUTHOR B I OGR APH I E S


Ramón Ángel Acevedo Arce (Rakar). Fotógrafo documental, cronista viajero y ensayista chileno. Su obra comprende los siguientes Foto-documentales: “El viaje de Rakar” (67 Pueblos Olvidados de la 5ª región de Chile); “Retratos (des) de la locura” (viaje al submundo del internamiento psiquiátrico); “Viaje de Raker a México”. Exposiciones: Chile, Holanda, España, México. Publicaciones: “El Viaje de Rakar” (Ril Editores, 2006); “La Locura de Artaud-Van Gogh” (Ediciones El Viaje de Rakar, 2010). “Aforismos” (Ojos Verdes Ediciones, España 2016), Corresponsal en Chile del Suplemento Cultural Palabra (Ensenada, Baja California, 2012-2016). Colaborador del suplemento literario Letra Viva (El Imparcial, Oaxaca, México. Seleccionado con 2 artículos para la edición 2017 de revista Furman217 (Universidad de Vanderbilt, Nashville, Tennessee). Becas y premios: Kodak Chile 1994; Fundación Andes 1995 y 1997; Fondart (Fondo Nacional para el Desarrollo Cultural y las Artes) 1999, 2002, 2003, 2004, 2007, 2009; Ford Motor Company Award 2004 (categoría Patrimonio Cultural); Fondo del Libro y la Lectura 2005; Residencia Artística en México (CNCA de Chile, Fonca de México, 2009); 2ª Residencia Artística en Méx. (CNCA de Chile, Fonca de México, 2011); Beca Amexcid de SRE (Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno de México, 2014). 2ª Beca Amexcid (SRE de México, 2015). Ramón Ángel Acevedo Arce (Rakar). Documentary photographer, travel chronicler, and Chilean essayist. His work includes the following photo/ documentaries: “The Trip of Rakkar” (67 forgotten villages of the 5th region of Chile); “Retratos (des)de la locura” (Portraits from Insanity; trip to the underworld of the psychiatric internment); “Travel from Rakar to Mexico”. Exhibitions: Chile, Holland, Spain, Mexico. Publications: “Rakar’s Journey” (Ril Editors, 2006); “The Madness of Artaud-Van Gogh” (Rakar’s Journey Editions, 2010). “Aphorisms” (Ojos Verdes Ediciones, Spain 2016). He has also been a correspondent in Chile for the Cultural Supplement Palabra (Ensenada, Baja California, 2012-2016). Contributor of the literary supplement Letra Viva (El Imparcial, Oaxaca, Mexico). Selected with 2 articles for the 2017 edition of Furman217 magazine (Vanderbilt University, Nashville, Tennessee). Scholarships and awards: Kodak Chile Scholarship 1994; Andes Foundation 1995 and 1997; Fondart (National Fund for Cultural Development and the Arts) 1999, 2002, 2003, 2004, 2007, 2009; Ford Motor Company Award 2004 (Cultural Heritage); Book and Reading Fund 2005; Artistic Residence in Mexico (CNCA de Chile, Fonda de México, 2009); 2nd Artistic Residence in Mexico. (CNCA of Chile, Fonca de México, 2011); Amexcid grant from SRE (Ministry of Foreign Affairs of the Government of Mexico, 2014). 2nd Amexcid Grant (SRE de México, 2015).

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Magdalena Baugher nació en Austria en 1991 y llegó a Estados Unidos en el 2009 como ‘Au Pair’ en Leesburg,Virginia. En el otoño de 2012 decidió comenzar sus estudios en Northern Virginia Community College de Annandale donde empezó a aprender español. Completó su Asociado en Artes en mayo de 2014 con una distinción en español. Encantada con su nueva identidad lingüística, decidió hacer su licenciatura en Español en George Mason University en donde se graduó en mayo de 2016 Suma Cum Laude y con honores. El ensayo que aquí aparece fue el trabajo final para la clase sobre los trabajos de los grandes poetas del mundo hispano “Machado, Lorca, Hernández” con Rei Berroa en el 2016. Aunque volvió a Austria en el verano de 2016, su sueño es ampliar sus conocimientos sobre las gentes y sus diferentes culturas viajando por el mundo. Magdalena Baugher was born in Austria in 1991. She came to the United States in 2009 to be an “Au Pair” in Leesburg, VA. In the fall of 2012 began her studies at Northern Virginia Community College in Annandale where she began to learn Spanish. She finished an Associate of Arts degree in 2014 with excellence in Spanish. Fascinated by her new linguistic identity, she chose to major in Spanish at George Mason University, where she graduated in May of 2016 summa cum laude and with honors. This essay was her final assignment for the class “Machado, Lorca, and Hernández,” taught by Rei Berroa in 2016. Although she returned to Austria in the summer of 2016, her dream is to increase her knowledge about the many peoples and cultures of the world by traveling around the globe.

Juan Calero Rodríguez. Poeta y gestor cultural, nace en Guanajay, Cuba y reside en La Palma, Canarias, España. Estudió Ingeniería Industrial, Delineación Mecánica y Delineación Arquitectónica. Ha publicado siete libros en España y Estados Unidos, y tiene a su haber varios reconocimientos en concursos literarios. También aparece recogido en una veintena de antologías publicadas en distintos países. Su obra aparece en más de una veintena de antologías en España, Estados Unidos, Argentina y Chile y ha publicado libros en España y Estados Unidos. Juan Calero Rodríguez. Poet and cultural manager, Calero was born in Guanajay, Cuba and resides in La Palma, Canary Islands, Spain. He studied Industrial Engineering, Mechanical Delineation and Architectural Delineation. He has published seven books in Spain and the United States, for which he has been recognized in various literary contests. His work appears in more than twenty anthologies in Spain, the United States, Argentina and Chile and has published books in Spain and the United States.

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Rafael Jorge Carballosa Batista. Nació en 1975 en la provincia Holguín. Ha publicado los cuadernos de poesía “La infinita quietud de la tristeza”, “Rimas comunes”, “El grave otoño” y “La ventaja de no pertenecer”. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Actualmente vive en la Isla de la juventud. Rafael Jorge Carballosa Batista. Born on 1975 in the province of Holguín. He has published poetry “The Infinite Stillness of Sadness”, “Common Rhymes”, “The Terrible Autumn ” and “The Advantage of Not Belonging”. Member of the Union of Writers and Artists of Cuba. He lives in Isla de la juventud.

Illun Celaya nació en Álava, España. Es cocinero y en sus momentos libres escribe poesía. Su interés en la poesía responde a la necesidad de expresar y compartir su propia visión del dolor y del placer, pues encuentra que como él, aún hay muchos a quienes todavía les duele el mundo. Illun Celaya was born in Álava, Spain. He is a cook and in his spare time writes poetry. His interest in poetry responds to a need to express and share his own vision of pain and pleasure; he finds that like himself, there are still many who grieve the world.

Nendo Dango, en su oficio de extranjero, va enredándose en un trasiego de añoranzas amontonadas, sentimientos que afloran lejos de la tierra matriz. Intuyendo que al otro lado del mar nadie oiría sus gritos, comenzó a escribir narrativa de emergencia surgida de anhelos paliativos: “En realidad, siempre estuve fuera. Primero fantaseando con viajes y preparándolos, sufriendo después en mis carnes el mal del extranjero y, a la vuelta, reviviendo recuerdos amañados”. Nendo Dango, as a foreigner he becomes entangled within a racking of crowded yearnings; feelings that emerge far from the mother land. Sensing that on the other side of the ocean nobody would hear his cries, he began writing as a palliative measure. He says “I was always away.” First fantasizing with trips and planning them, then suffering in my own flesh the woes from abroad, and on my return, reviving concocted memories.

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Lurima Estévez Álvarez. Licenciada en Letras. Máster en Cultura Latinoamericana. Doctora en Educación Ambiental (Brasil). Profesora asistente. Investigadora auxiliar. Escritora. Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de Cuba “Hermanos Saíz”. Graduada del VIII Taller Nacional de Técnicas Narrativas (Centro Nacional de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”). Ha publicado cuentos, minicuentos, poesía, ensayos y testimonio en libros y revistas nacionales e internacionales. Finalista en el XVI Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. “Leopoldo Marechal” – 2007 (Buenos Aires. Argentina). Finalista en el II Premio Internacional de Minicuentos “El dinosaurio” – 2007 (Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”) Mención en la modalidad de cuento en el Certamen Internacional de Poesía y Cuento Breve: Homenaje al escritor de “A Terra Chá” Don Manuel María – 2009 (Buenos Aires, Argentina). Finalista en el Premio Internacional de Cuentos “Cosecha Eñe” – 2009 (España). Premio de Testimonio, Poesía y Fotografía aficionada en el VI Concurso Internacional “Mujeres: voces, imágenes y testimonios” – 2011. “Vida y ambiente”. Historias que promueven cambio y compromiso con el ambiente” (San José, Costa Rica). Premio de Testimonio en el VII Concurso Internacional “Mujeres: voces, imágenes y testimonios” – 2013 (San José, Costa Rica). Lurima Estévez Álvarez holds a bachelor’s degree in Literature; a master’s in Latin American Culture, and a doctorate in Environmental Education (Brazil). Her titles include: Assistant Professor. Assistant Researcher. Writer. Member of the Association of Writers and Artists of Cuba “Hermanos Saíz”. Graduated from the VIII National Workshop on Narrative Techniques (National Center for Literary Training Onelio Jorge Cardoso). Published stories, mini-stories, poetry, essays and testimonies in national and international books and magazines. Finalist at the 16th International Poetry Competition and Short Narrative Leopoldo Marechal - 2007 (Buenos Aires, Argentina). Finalist in the International Short Story Prize Cosecha Eñe - 2009 (Spain). Testimony, Poetry and Amateur Photography Prize at the VI International Contest “Women: Voices, Images and Testimonies” — 2011.

Facundo Fagnano. Nacido en Pilar en el año 1995. Actualmente reside en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, Argentina. Estudia el profesorado en Lengua y Literatura en el Instituto de Formación Docente Nº142 de San Andrés de Giles. Da clases de literatura en colegios secundarios. Su cuento “Ropa vieja” ha sido publicado en la antología de la revista Rumbos “Cuentos y poemas”; su cuento “La Monroe”, obtuvo el tercer lugar en el certamen literario regional “Alejandro Vignati”.

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Facundo Fagnano. Born in Pilar in 1995. He currently resides in San Antonio de Areco, province of Buenos Aires, Argentina. Currently, he studies Language and Literature in the Institute of Teacher Training Nº142 of San Andrés de Giles. He offers literature classes at secondary schools. His story “Ropa vieja” has been published in the anthology of Rumbos magazine, “Cuentos y poemas; His tale “La Monroe”, won the third place in the regional literary contest Alejandro Vignati.

Daniel Flores Albornoz. Nacido en la Ciudad de México, inició su experiencia laboral en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), donde colaboró en diferentes posiciones, desde servicio social como docente de primaria en al Sierra Gorda de SLP, hasta asesor estatal y luego asesor regional desde las oficinas centrales del consejo. Colaboró después con organizaciones en la sociedad civil para realizar investigación educativa en diferentes entidades del país, sobre todo en zonas rurales e indígenas de Chihuahua, Chiapas y Nayarit. Tras una larga trayectoria en ese campo, decidió formalizar sus estudios de posgrado en antropología como becario de CONACyT. Actualmente, cursa el último año del programa de Doctorado en Antropología en CIESAS. Daniel Flores Albornoz. Born in Mexico City, he began his work experience in the National Council for Educational Development (CONAFE), where he collaborated in different positions, from social service as an elementary teacher in the Sierra Gorda of SLP, to state and then regional adviser of the council. He then collaborated with civil society organizations to carry out educational research in different entities of the country, especially in rural and indigenous areas of Chihuahua, Chiapas and Nayarit. After a long trajectory in that field, he decided to formalize his postgraduate studies in anthropology as a fellow of CONACyT. He is currently in his last year of the PhD program in Anthropology at CIESAS.

Gustavo Eduardo Green. Nacido en Buenos Aires – Reside en San Antonio de Areco. Argentina. Realizador cinematográfico, egresado del Instituto Nacional de Cinematografía. Obtuvo premios en cine, fotografía, diseño gráfico y teatro. Desde el año 1999 al 2003 y del 2009 al 2011 fue Director de Cultura del Municipio de San Antonio de Areco. Comenzó a escribir cuentos y poesías a fines del año 2003, recibiendo hasta el momento 280 premios literarios, nacionales e internacionales (Argentina, España, México, Israel, Perú, Venezuela, Checoslovaquia, Puerto Rico, Estados Unidos de Norteamérica, Cuba, Colombia, Ecuador, Chile, Uruguay). Sus obras integran más de 60

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antologías literarias. En el año 2009, se editó su cuento infantil “Instrucciones para doblar una Jirafa”, en versión bilingüe (español-portugués). Fue distinguido por el Honorable Concejo Deliberante de San Antonio de Areco por su labor literaria. Gustavo Eduardo Green. Born in Buenos Aires, and currently living in San Antonio de Areco, Argentina, Arellano is a graduate of the National Institute of Cinematography. He has received numerous awards in cinema, photography, graphic design and theater. From 1999 to 20003, and 2009 to 2011 he was the director of the Municipal Culture of San Antonio de Areco. He began writing stories and poetry in 2004, throughout which time he has received 280 literary national and international awards from Argentina, Spain, Mexico, Israel, Peru, Venezuela, Checoslovaquia, Puerto Rico, USA, Cuba, Colombia, Ecuador, Chile and Uruguay. His works are included in over 60 literary anthologies. In 2009, he edited a bilingual Spanish-Portuguese children´s story titled “Instructions on how to fold a Giraffe.” He was distinguished by the Honorable Council of San Antonio de Areco for his literary work.

Perla Yadhira Hernández Gallegos. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Coahuila (1995). Es reportera, pero en sus ratos libres se dedica a la fotografía amateur. Algunas de sus gráficas han sido publicadas en periódicos locales de Saltillo, y en El País. En México, la Red Nacional de Arte convocó al certamen fotográfico “El paisaje y la psique, reflexiones de un entorno”, donde dos de sus fotografías fueron seleccionadas para una exhibición en el centro FUTURAMA en la Ciudad de México y otra en la sede nacional del PRI como parte del certamen “Bellezas naturales de México”. Ha obtenido menciones especiales en los concursos estatales de fotografía de Maltrato Animal convocado por la Secretaría de la Juventud (2015) y de Medio Ambiente organizado por la Secretaría del ramo del Gobierno del Estado de Coahuila (2016). Perla Yadhira Hernández Gallegos. Her degree is in Communication Sciences from the Autonomous University of Coahuila (1995). During her free time she is a reporter and an amateur photographer. Some of her graphics have been published in local newspapers in Saltillo, and in El País. In Mexico, the National Art Network convened the photographic contest “Landscape and Psyche, reflections of an environment”, where two of her photographs were selected for an exhibition at the FUTURAMA center in Mexico City, and another for an exhibition at the PRI’s national headquarters as part of the “Natural Beauties of Mexico” event. Special mentions in the state contests of photography

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of Animal Abuse convened by the Secretariat of Youth (2015) and the Environment organized by the Secretary of the branch of the Government of the State of Coahuila (2016).

Inocencio Javier Hernández Pérez. Creativo publicitario y escritor. Como publicista, ha ideado campañas innovadoras para empresas de ámbito nacional e internacional. Desde 1998 participa en distintos blogs literarios y completa su formación en talleres y cursos de periodismo, neuromarketing, arte experimental, administrador comunitario y de teatro. Ha colaborado en espacios culturales de la prensa (La Gaceta de Canarias, El Día, La Opinión de Tenerife y Creativa Canaria). Actualmente colabora con la revista Furman 217 (Universidad de Vanderbilt, Nashville; USA), y forma parte del Proyecto 101. Autor de “Eco nocturno” (Editorial Poesía eres tú, 2009), “Eight O´Clock” (La Página ediciones, 201);, “Crónicas contra la ingravidez” (Editorial Foc, 2013), y “Yo asesiné a Kennedy y a sus 7 guardaespaldas” (Mutants Club Poets, 2015). “Me preguntaron por drogas y hablé del amor” (POE, Guatemala, 2016). es su última propuesta poética. Sus obras han sido publicadas en diversas antologías. Inocencio Javier Hernández Pérez. Creative advertising and writer. As a publicist, he has designed innovative campaigns for national and international companies. Since 1998, he has participated in different literary blogs and completes his training in workshops and courses in journalism, neuromarketing, experimental art, community manager and theater. He has collaborated in cultural spaces of the press (La Gaceta de Canarias, El Día, La Opinión de Tenerife and Creativa Canaria). He currently collaborates with Furman 217 (Vanderbilt University, Nashville; USA), and is part of Project 101. Author of “Eco nocturno” (Poetry is you, 2009), “Eight O’Clock” (The edits page, 2011), “Chronicles against weightlessness”, and “I murdered Kennedy and his 7 bodyguards” (Mutants Club Poets, 2015). “They asked me about drugs and I talked about love” (POE, Guatemala, 2016), is his last poetic proposal. His work has been published in several anthologies.

Herwig Wilhelm Lindhorst Fernández. Nacido en Santiago de Chile en la madrugada del día lunes 05/02/1962 de madre chilena y padre Alemán. Soy mestizo en estas tierras australes y fueron justamente mis padres quienes inspiraron las virtudes del lenguaje a manera de vehículo que modela la percepción y el desarrollo de potencialidades con visión de futuro. Los

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procesos educativos no lograron condicionar el poder de lo inédito ni alterar el flujo de lo espontáneo. Herwig Wilhelm Lindhorst Fernández. Born in Santiago de Chile at dawn on Monday 02/05/1962 of Chilean mother and German father. I am a mestizo in these southern lands and it was precisely my parents who inspired the virtues of language as a vehicle that shapes the perception and development of forward-looking potentialities. The educational processes failed to condition the power of the unpublished or alter the flow of spontaneity.

Jesús Montoya (Mérida – Venezuela, 1993). Estudiante de Letras mención Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana de la Universidad de Los Andes. Ha publicado Las noches de mis años (Monte Ávila Editores, 2016). Es colaborador de la revista Poesía. Obtuvo el premio en la mención de poesía por el libro Primer viaje del XXIII Concurso de cuento, poesía y ensayo (DAES) de la Universidad de Los Andes (2013). Asimismo, fue merecedor del primer lugar del XVII Concurso Nacional de Poesía Joven Lydda Franco Farías (2014). Jesús Montoya (Mérida – Venezuela, 1993). Student of Letters Mention in Spanish and Venezuelan Language and Hispanic American Literature of the University of Los Andes. He has published Las noches de mis sueños (The Nights of My Dreams) (Monte Ávila Editores, 2016). Poesía magazine contributor; awarded a poetry mention for The Andes University’s Story, Poetry and Essay Contest (2013) for his book Primer viaje del XXIII. He also received First Place in the XVII National Competition of Young Poetry Lydda Franco Farías (2014).

Juan David Piedrahíta. Comunicador social de la Universidad Javeriana de Bogotá en énfasis editorial, con experiencia en redacción de crónicas y columnas de economía y negocios en español e inglés. Novelista y escritor de relatos cortos de ficción. Ha publicado un libro (Destiempo. 2015): primeras geometerías. Este título es el primer libro de Juan David Piedrahíta, está conformado por una serie de cuentos que giran alrededor de la vida cotidiana en diferentes regiones de Colombia. El autor propone un estilo lírico a lo experimental, haciendo uso de una gran precisión en el lenguaje. Juan David Piedrahaíta. Social communicator from the Javeriana University of Bogota with emphasis in editorial, and experience in writing of chronicles

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and columns of economy and business in Spanish and English. He is a novelist and writer of fiction short stories. He has published a book (Destiempo. 2015): First Geometries, a series of stories that evolve around the daily life in different regions of Colombia. The author proposes a lyrical style to the experimental, making use of great language precision.

Delia Pleasant recibió su licenciatura en Administración de Negocios Internacionales en la Universidad Marymount en 2005. Trabajó como consultora gerencial en organizaciones globales y recibió su maestría en Lenguas Extranjeras con concentración en Español en la Universidad George Mason en 2016. Delia Pleasant received her Bachelor of Business Administration in International Business from Marymount University in 2005. She went on to work for global organizations in management consulting and received her Master of Arts in Foreign Languages with a Concentration in Spanish from George Mason University in 2016.

Miquel Lluís Rubio i Domingo. Nacido en Valencia, España, en 1961, y reside en Benidorm, desde 1990, donde trabaja en la industria turística. Es diplomado en turismo y licenciado en psicología y secretario del Liceo Poético de Benidorm. Ha publicado Constructos y constricciones (2013) y La austeridad es un error de cálculo (2014) Ha publicado en la revista Baquiana (Miami) en los números 85/86 y 87/88 y ha ganado algunos premios en España. Su actual nombre literario Miquel Lluís Rubio i Domingo, dado que parte de su obra está escrita en catalán. Miquel Lluis Rubio i Domingo. Born in Valencia, Spain, in 1961, currently living in Benidorm where he works in the tourist industry. He holds a diploma in tourism and a degree in psychology. Secretary of the Poetic Lyceum of Benidorm, which has published Constructos y constricciones (2013) and Austerity is a miscalculation (2014) in the magazine Baquiana (Miami). He has also won prizes in Spain, under his pen literary name in Catalan Miquel Lluís Rubio i Domingo.

Saira Sanchinelli de Villeda. Nació en la ciudad de Guatemala en 1975. Se mudó a los Estados Unidos en el año 2010 con su esposo y sus tres hijos. Trabajó en su país como maestra por doce años. En Estados Unidos ingresó al Northern

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Virginia Community College de Annandale donde completó con honores su Asociado en Artes en mayo de 2015. Inmediatamente, prosiguió sus estudios en George Mason University de donde se gradúa, en mayo 2017, con una licenciatura (BA) en español y una especialización en psicología. En agosto de 2017 empieza su maestría en Consejería Estudiantil. Este trabajo es el ensayo final escrito para la clase de literatura en español ofrecida por el profesor Rei Berroa. El mismo es un análisis del libro Soledades de Antonio Machado. Saira Sanchinelli de Villeda. Born in Guatemala City in 1975. She moved to the United States in 2010 with her husband and three children. In her country she was a school teacher for 12 years. Once in the U.S. she enrolled into Northern Virginia Community College in Annandale where she graduated with honors in May of 2015 receiving an Associate degree in Arts. Later, in August of 2015 she was accepted at George Mason University and graduates in May of 2017 with a BA in Spanish and a minor in Psychology. In August 2017 she starts her master’s program in the School Counseling. The following is an essay written for the Spanish Literature course offered by professor Rei Berroa. It is an analysis of Soledades a book written by Antonio Machado.

José Sánchez Hernández (Cumanayagua, Cuba, 1956). Poeta, narrador, ensayista y periodista. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Graduado de Ingeniero en Transporte Automotor. Máster en Educación. Profesor Auxiliar de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Cienfuegos. Miembro de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH). Presidente Nacional (Cuba) de la Unión Hispanoamericana de Escritores (UHE). Director fundador de la revista cultural Calle B. Ha obtenido diferentes premios y menciones en concursos de narrativa y poesía, nacionales e internacionales. Textos suyos aparecen publicados en antologías, revistas culturales y periódicos de Cuba, Holanda, Argentina, México, Colombia, Italia, Uruguay, Perú, Chile, Rumania, España, Puerto Rico, Panamá, Estados Unidos y la India. José Sánchez Hernández (Cumanayagua, Cuba, 1956). Poet, narrator, enssayist and journalist. Member of the Writers and Artists Guild of Cuba (UNEAC). Graduate Engineer in automotive transportation, Masters degree in Education. Assistant Professor at the Faculty of Humanities, University of Cienfuegos, Cuba. Member of the Writers Society of Chile (SECH). President of the National (Cuba) Hispanic American Writers Union (UHE). Founding Director of the cultural magazine Calle B. His accolades include national and international awards and mentions in narrative and poetry competitions. His

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works appear in anthologies, cultural magazines and newspapers published in Cuba, Holland, Argentina, Mexico, Colombia, Italy, Uruguay, Peru, Chile, Rumania, Spain, Puerto Rico, Panama, United States, and India.

Mario Alberto Serrano Avelar. Escritor, historiador y promotor cultural de la “región de los volcanes” del centro de México. Autor de la novela Gude (2014) y de Tepetlixpa: una monografía colectiva (2015), escritor del blog enlacaradelcerro. wordpress.com. Ganador del concurso de cuento “Buscando a la muerte”, de la Secretaría de Cultura del Estado de México, del segundo premio de crónica de la revista Punto de Partida de la UNAM; colaborador de Radio Mexiquense Amecameca (91.7 fm). Ha ocupado diversos cargos del quehacer cultural en el suroriente del estado de México e imparte clases de gastronomía. Mario Alberto Serrano Avelar. Writer, historian and cultural promoter of the “the region of volcanoes” of central Mexico. Author of the novel Gude (2014) and of Tepetlixpa: a collective monograph (2015); he is the author of the blog enlacaradelcerro.wordpress.com. Winner of the story contest, “In Search of Death”, by Culture Secretary of the State of Mexico; second prize of the chronicle of the journal Punto de Partida de la UNAM; collaborator of Radio Mexiquense Amecameca (91.7 fm). He has held various positions in the cultural field in Southeastern Mexico, and teaches gastronomy classes.

John Solís Rodríguez (Quito-1974) es licenciado en Comunicación con especialización en Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Obtuvo el tercer lugar en el Primer Concurso Interuniversitario de Cuento (2001). Sus cuentos han sido reconocidos con menciones de honor en la Bienales “Pablo Palacio” (2001) y de las Flores y las Frutas (2007 y 2009). En 2016 obtuvo el primer lugar en el Concurso de Cuentos “Mirador de Alcarria” (Castejón – España). En poesía obtuvo el primer lugar en el Concurso Órbita Literaria (Barcelona – España 2012). Con el sello Eskeletra publicó en 2011 el libro Cantuña y otras leyendas ecuatorianas, obra que presenta, con una mirada renovada, al Ecuador, en distintas épocas y regiones naturales. John Solís Rodríguez (Quito, 1974) holds a bachelor’s degree in Communications with a major in Literature from the Pontifical Catholic University of Ecuador (PUCE). He received third place in the First Interuniversity Story Contest in 2001. His stories have been recognized with honorable mentions at

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the Bienial “Pablo Palacio” (2001) and Flowers and Fruits (2007 and 2009). In 2016 he received first place in the Short Story Competition “Mirador de Alcarria” (Castejón - Spain). In poetry he was awarded first place in the Literary Orbit Competition (Barcelona - Spain 2012). With the label Eskeletra, he published, in 2011 the book Cantuña and other Ecuadorian legends, a work that presents with a renewed look, an Ecuador, in different times and natural regions.

Yonnier Torres Rodríguez Sociólogo, Poeta y Narrador. Egresado del Centro Nacional de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Ha obtenido numerosos premios, entre ellos: La beca de Creación “Prometeo” de la Revista Literaria La Gaceta de Cuba 2016 y menciones en los certámenes de Poesía: UNEAC 2016. Entre sus últimos títulos publicados se encuentran los libros de cuentos El juego perfecto (Editorial Sed de belleza, 2013), Puntos de luz (Editorial Áncoras 2015) y las novelas Clavar los ojos al cielo (Editorial Mecenas, 2012) y Cerrar los puños (Editorial Gente Nueva, 2015). Cuentos y poemas suyos aparecen publicados en antologías y revistas de Bolivia, Argentina, Estados Unidos, Colombia, España, Austria y Cuba. Yonnier Torres Rodriguez. Sociologist, poet, narrator. Studied at the National Center of Literary Formation Onelio Jorge Cardoso. He has received numerous awards, amongst them: Prometeo, from La Gaceta de Cuba, 2016; mentions at the Poetry Contest UNEAC 2016. His latest publications include his tale book The Perfect Game (Editorial Sed de belleza, 2013) and Puntos de luz (Editorial Ancoras 2015). His tales have been published in anthologies and literary magazines in Bolivia, Argentina, USA, Colombia, Spain, Austria and Cuba.

José Alejandro Vega Pérez. (Guatemala,1996) es escritor y poeta. Estudiante de Comunicación y Letras en la Universidad del Valle de Guatemala. Auxiliar de cátedra. Actualmente, realiza crítica literaria y cinematográfica enfocada en el análisis teórico psicoanalítico lacaniano. José Alejandro Vega Pérez. (Guatemala, 1996) Writer and poet. Bachelor’s degree student in Communication and Literature at Universidad Del Valle de Guatemala. Teaching assistant. Writer and literary critic. He currently analizes literary and film works, by using Lacanian psychoanalisis theory.

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Pautas para el envío de trabajos

HCR acepta trabajos originales e inéditos escritos en inglés o en español. Los textos deben relacionarse con el arte, la cultura, la lingüística y la literatura de los países de habla hispana. La revista publica poesía, narrativas cortas, ensayos y arte visual. En algunas ediciones concretas se elige un tema específico sobre el que deben versar todas las contribuciones. Se aceptarán sólo dos obras por categoría, por autor. Si desea enviar algún trabajo, póngase en contacto con el equipo editorial en hcr@gmu.edu que le hará saber las pautas para enviar su contribución de forma anónima. Las contribuciones deben seguir las normas de la última edición del MLA Style Manual, del MLA Handbook o del APA Formatting and Style Guide. Extensión máxima de los trabajos: ensayos, incluidas las notas: 3,000 palabras; narrativas: 2,500 palabras; poemas: 50 versos. Pautas para el arte visual: fotos en formato JPEG con una resolución de al menos 300 puntos por pulgada. Las contribuciones seleccionadas serán publicadas en la versión impresa e Internet de HCR.

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Submission Guidelines

HCR welcomes original and unpublished submissions written in either English or Spanish. Contributions should relate to the arts, culture, linguistics and literature of Spanish-speaking countries. The journal publishes poetry, brief narratives, essays and visual art. Certain editions cover a specific theme that all contributions should follow. The journal accepts a maximum of two works per category, per author. Please contact our editorial team by e-mail at hcr@gmu.edu if you are interested in submitting your works. You will be notified of the guidelines for submitting contributions in an anonymous format. Submissions should conform to the latest edition of the MLA Style Manual, the MLA Handbook or the APA Formatting and Style Guide. Maximum acceptable length of texts: essays, including endnotes: 3,000 words; narratives: 2,500 words; poems: 50 lines. Visual art guidelines: pictures in JPEG format, 300 pixels per inch. The selected contributions will be published in the printed and online versions of HCR.

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Libros recibidos / Books Received

Hispanic Culture Review ha recibido los siguientes libros / Hispanic Culture has received the following books:

Barbarito, Carlos. Falla en el instante puro. Argentina: Botella al mar, 2017. Llópiz, José Luis. Nieblas. Estados Unidos: Editorial Nosotros, 2015. Perella-Sáez, Paula. Lunar de media luna. Createspace Independent Publishing Platform, 2015. Pérez Puig, Luis J. Las puertas del purgatorio. España: Editorial LxL Romantic, 2015. Sánchez, Carlos. Continuarò cantare. Italia: Editorial Librati, 2015.

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SU B SCR I P TI ON ORDE R FOR M

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Ramón Ángel Acevedo Arce Sin título Teotitlán del Valle, Oaxaca, México


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