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ESPECIAL 50 ANIVERSARIO La línea blanca, testigo de nuestra historia más reciente

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Desde que Marrón y Blanco lanzara su primer número hace ya 50 años hasta la actualidad, los electrodomésticos han sido testigos, desde su posición privilegiada en los hogares españoles, de nuestra evolución como sociedad. Han sufrido los vaivenes de la economía, han integrado los progresos tecnológicos, han incorporado la preocupación por el medio ambiente y por la igualdad de género y se han transformado para adaptarse a los nuevos hábitos de las familias. Veamos con algo más de detalle cómo ha sido esta travesía por las últimas décadas.

Los hogares españoles han evolucionado al compás de la sociedad. Son muchas las transformaciones que han experimentado, pero si hay una que destaca por encima de todas es la presencia de determinados electrodomésticos de línea blanca en las viviendas. Lavavajillas, lavadoras, neveras, cocinas y hornos, por citar algunos de los aparatos más habituales hoy en día en cualquier familia, se han ido generalizando poco a poco hasta convertirse en la actualidad en poco menos que imprescindibles. La foto era muy diferente en la década de los 70, cuando Marrón y Blanco lanzaba su primer número.

Una estadística de consumo de 1968, que recoge un artículo del diario “La Vanguardia”, revela que en ese año sólo un 33,6% de los hogares disponían de frigorífico. Actualmente, la práctica totalidad de casas cuentan con este aparato. Según datos referentes al 2021 del Instituto Nacional de Estadística, un 99,2% de viviendas disponen de una nevera. Lo mismo ocurre con los electrodomésticos más populares como la lavadora y el horno. Hoy en día, están en un 99% y 92% de los hogares españoles, respectivamente, según el INE. A finales de los 60, únicamente un 33% de las casas contaba con una lavadora.

Crecimiento económico, competencia y marketing

El incremento de la presencia de los electrodomésticos de línea blanca en los hogares ha sido paulatino a lo largo de los años. A ello han contribuido diversos factores. Por un lado, el crecimiento económico, a pesar de las crisis cíclicas que han azotado al país, ha propiciado un aumento del poder adquisitivo y un ensanchamiento de las clases medias quienes han podido acceder así a electrodomésticos que años atrás tenían vetados. Por otro lado, el aumento de la competencia entre los fabricantes y distribuidores ha derivado en un incremento de la oferta de modelos y una bajada continua de los precios. En los años 70, un salario medio podía ser de unas 25.000 pesetas, mientras que adquirir un frigorífico comportaba un desembolso de 12.000. El esfuerzo económico era mucho mayor que con las cifras que se manejan actualmente. También ha influido la adopción de técnicas de marketing y comerciales dirigidas a fomentar el consumo, como las ventas a plazos y a crédito o las fuertes campañas estacionales.

Si bien pocos hogares prescinden actualmente de la lavadora, el frigorífico o el horno, aún hay electrodomésticos con un largo recorrido por delante. Actualmente y según cifras del INE relativas a 2021, los lavavajillas sólo están en un 57% de los hogares, mientras que las secadoras, menos populares, en un 26%.

Progreso tecnológico

Aunque la electricidad marcó un antes y un después en la historia de los electrodomésticos, en los últimos 50 años el punto de inflexión lo ha impuesto internet. Más allá de la estética, si comparamos una lavadora o un frigorífico de los años 70 con un aparato actual, lo que más sorprende, sin duda, es la cantidad de prestaciones, automatismos y comodidades derivadas de la conectividad.

En el año 1999, la empresa surcoreana LG lanzaba su primer frigorífico conectado. Estábamos a las puertas del año 2000, temido por los devastadores efectos en los sistemas informáticos que podía causar y que finalmente fueron problemas menores. Por aquel entonces, pocos habían oído hablar del Internet de

50

Aniversario

las Cosas, del wi-fi o de la conectividad, aunque la industria ya trabajaba en ello. Veinte años después, el salto tecnológico ha sido enorme. Actualmente, cualquier frigorífico de gama alta es capaz de hacer un recuento de los alimentos que faltan en su interior y hacer automáticamente un pedido a un supermercado online que permita a sus usuarios reponerlo. Las lavadoras pueden detectar las características de la colada y dosificar el detergente en función de las prendas que haya en su interior. Muchos de los hornos que se ofertan incorporan funciones que asisten en la cocción de los alimentos. Y cualquiera de estos electrodomésticos puede programarse y ponerse en marcha sin necesidad de que el usuario esté presente. Todo ello, inimaginable hace 50 años.

Nuevos estilos de vida

En las últimas cinco décadas, también han cambiado los estilos de vida y los electrodomésticos se han adaptado a ellos. Las mujeres se han incorporado al mundo laboral y las tareas domésticas han dejado de ser asunto sólo de ellas. Los hogares son cada vez más pequeños y existe un creciente interés por el medio ambiente. Todo ello ha derivado en aparatos más sostenibles, con más autonomía y fácilmente programables. Practicidad y eficiencia son las máximas. El tiempo es cada vez un recurso más valioso.

En el caso del cuidado del entorno, conviene destacar como hito la publicación de la primera norma sobre etiquetas energéticas en el año 1995. Nació como una ayuda a los consumidores a la hora de elegir equipos más eficientes. Sin embargo, la creciente concienciación sobre la necesidad de proteger el planeta derivó en su obligatoriedad. La norma ha ido sufriendo modificaciones.

En el año 2010, se incorporaron las categorías A+, A++ y A+++ y se eliminaron las E, F y G. En el año 2017 se revisó nuevamente la norma, retornando a la clasificación inicial (desde la A hasta la G) con el objetivo de evitar confusiones.

Esta nueva norma entró en vigencia en marzo de 2021. Otros logros en el ámbito medioambiental han sido la eliminación de los gases CFC y FC de los frigoríficos, entre muchas innovaciones destinadas al ahorro de agua en lavavajillas y lavadoras, sobre todo, y de energía.

“El nacimiento de internet, la preocupación por el medio ambiente o la percepción del tiempo como un recurso valioso son algunos de los aspectos más determinantes en la transformación del mundo del electrodoméstico”

Futuro incierto

La economía también ha tenido un gran impacto en el sector. El mapa de enseñas y empresas ha ido evolucionando. Algunas se han quedado por el camino, mientras que muchas otras han nacido en estas últimas décadas. 1973 fue un año marcado por la crisis energética que se produjo cuando la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) castigó a los países importadores por su apoyo a Israel en la guerra de Yom Kippur. Subieron los precios y la economía internacional se desestabilizó. El contexto no es mucho más halagüeño actualmente. Tras una pandemia devastadora, la invasión

Algunos Hitos De Las Ltimas D Cadas

DÉCADA DE LOS 70 DÉCADA DE LOS 80

Solo un tercio de los hogares cuenta con lavadora o frigorífico.

Un grupo de ingenieros de BSH, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, lanzan la primera encimera de inducción desarrollada íntegramente en España.

Camino hacia la igualdad

de Ucrania ha desatado una espiral inflacionista que, junto a la subida de tipos de interés, está tocando de lleno a los bolsillos de los españoles. Nuevas épocas exigen nuevos retos. Será un camino lleno de vicisitudes, con sus momentos dulces y adversos, pero todo augura un largo y próspero futuro a la línea blanca.

DÉCADA DE LOS 90 SIGLO XXI

Nace la etiqueta energética.

Cerca del 100% de los hogares tiene lavadora, frigorífico y horno.

Las campañas de publicidad y marketing de las empresas del sector del electrodoméstico son testimonio fiel de cómo ha evolucionado el papel y la visión de la mujer en España en las últimas décadas. En los años 70 y 80 eran las destinatarias únicas de estas iniciativas comerciales. No hay que olvidar el contexto político y social. El permiso marital fue abolido en 1975, las leyes contra el adulterio canceladas en 1978 y el divorcio fue legalizado en 1981. A principios de los 80, sólo un 33% de mujeres españolas había entrado al mercado laboral y el cuidado del hogar recaía exclusivamente en ellas. Afortunadamente, se ha avanzado mucho en este terreno y, aunque aún queda mucho camino por recorrer en todos los ámbitos, creatividades como las de hace 50 años serían hoy muy reprobables.

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