'Experiencia de vida de un barrio. San Cristóbal de los Ángeles'

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Experiencia de vida del barrio San Cristóbal de los Ángeles

RED INTEGRAL DE SAN CRISTÓBAL DE LOS ÁNGELES - RISKA

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Liga Española de la Educación y la Cultura Popular C/ Vallehermoso, 54 28010, Madrid Autores: Alejandro Chacón, Eva Martínez, Laura Cantillo y Carlos Roldán Fotografía: Alejandro Chacón Fondo documental del archivo de AAVV La Unidad Documentación: Alejandro Chacón y Eva Martínez Imprime: Imprenta Gamar S.L Maquetación y Edición: Maria Comes y Edurne Grau ISBN: 978-84-697-2174-2 Depósito legal: M-2908-2015 Segunda edición. Noviembre 2015 Este libro pertenece al programa Red Integral de San Cristóbal de los Ángeles, que está financiado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración y la Dirección General de Migraciones, dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social

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Agradecimientos: Asociación de Vecinos La Unidad: María del Prado de la Mata, Rosario Martín Maya (Charo), Gonzalo Morales Prados, Eduardo Pascual Gallego, Isabel Pascual Agredano, Antonio Morales Huélamo, Mª Carmen Escudero del Apio, Gema Budia Escudero y aquellos otros que, aunque no aparecen mencionados, han colaborado de una u otra forma en la elaboración de este documento. Casa San Cristóbal: Isabel Rey y Pablo Royuela CEIP Azorín, Serafín García, Dolores Paniagua Carmen y claustro de profesorado CEIP Sagunto, José Miguel, directiva del centro y claustro de profesorado AMPA Azorín: Cristina Bravo y Zakia El Khamlichi, así como sus miembros. AMPA Ramón Gómez de la Serna: Chelo Terriza y todos sus miembros. Asociación Educación, Cultura y Solidaridad: Tusta Aguilar y Ana Santos, así como otras personas colaboradoras en este documento. A los comerciantes: Ancar (Antonio y María Teresa) y Panadería Las Nieves (Javier y Milagros). Queremos agradecer a todas las personas que han colaborado en este documento, creando un espacio conjunto de participación en el que hemos disfrutado y aprendido sobre cada una de ellas.

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Índice 1.- Introducción 2.- “Con los pies en el barrio y el grito en el cielo”

2.1.- Rehabilitación de viviendas

2.2.- Por la dignidad del Sur

2.3.- No somos el Bronx/ Por una convivencia pacífica

2.4.- El Centro Juvenil

2.5.- El centro de Salud/ Sanidad

2.6.- El Metro

3.- Haciendo Barrio / Agentes Imprescindibles para la Identidad

3.1- AAVV La Unidad

3.2.- Asociación, Educación, Cultura y Solidaridad (AECyS)

3.3.- Proyecto Autobarrios: Cultura bajo el puente

3.4.- Centros Educativos

3.5.- Casa San Cristóbal

3.6.- Liga de la Educación y la cultura Popular: proyecto RISKA

3.7.- Comercios

4. Lugares Comunes en el barrio de San Cristóbal 5.- Testimonios

5.1.- Zakia El Khamlichi

5.2.- Verónica López

5.3.- Mª del Prado de la Mata 5.4.- Serafín García

6. Anexos 6.1.- Eduardo Pascual 6.2.- Recuerdos entrañables

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1. Introducción E

l libro que ahora tienes en tus manos es parte del programa Red Integral de San Cristóbal de Los Ángeles, desarrollado por la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular, un programa multifuncional que promueve la integración y la convivencia intercultural y que contribuye a compensar desigualdades y a atender necesidades de la infancia, los y las adolescentes y sus familias, vecinos y vecinas del barrio de San Cristóbal de los Ángeles. Ofrece espacios de formación y la realización de actividades alternativas dentro de un espacio urbano. Las actuaciones que se han puesto en marcha han pretendido establecer un sistema de intervención que favorezca la inclusión de personas extranjeras y autóctonas en la sociedad, de forma que puedan interactuar y contar con redes de apoyo social y oportunidades que le permitan afrontar el riesgo de exclusión social al que se ven expuestos. La exclusión social es un concepto más amplio que el de pobreza. Las dificultades de inserción laboral, la falta de vivienda y el difícil acceso a los servicios de salud, educación, etc. de una parte de la población en España, incluidos la mayoría de los inmigrantes, implica una ausencia de unos niveles mínimos de participación en la vida social comunitaria e influye negativamente en el proceso de integración social de las personas afectadas, inmigrantes o no, y que incide negativamente en la cohesión social.

Se precisa una voluntad, activa e inequívoca de los vecinos y vecinas para resolver los inevitables conflictos que provocan la diversidad de valores y costumbres, pero sobre todo la desigualdad social y política en la que se encuentra gran parte de la población de San Cristóbal de los Ángeles. En el proceso de integración se trata de crear conjuntamente un espacio social, que estará regido probablemente por unas nuevas normas, nacidas de la negociación y de la creatividad conjunta. Mejorar la imagen negativa y distorsionada del barrio, fomentando la identidad de grupo, rescatando su historia y recogiendo la “Experiencia de vida del Barrio de San Cristóbal de los Ángeles” para su difusión, conocimiento y reconocimiento de toda la comunidad, es el objetivo de este libro en el que encontrarás apuntes teóricos y gráficos de cómo se ha ido haciendo barrio, reivindicando servicios y espacios donde realmente se pudiese convivir, resaltando testimonios de vecinos y vecinas que participan en la vida del barrio. Mª José Fernández Tendero, Secretaria del área de Interculturalidad e Inmigración de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular Begoña López Coordinadora general del área de Interculturalidad e Inmigración de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular

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Caminante, son tus huellas el camino y nada mรกs; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrรกs se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado (Proverbios y Cantares, 1909)

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¿Por qué este libro? San Cristóbal de los Ángeles es un barrio de Madrid, caracterizado por la lucha y la superación, que a veces se ve ensombrecida por las noticias sobre altercados y sucesos negativos. Las frecuentes noticias en los medios de comunicación sobre la problemática del entorno, han supuesto que muchas personas consideren el barrio de San Cristóbal de los Ángeles un lugar peligroso a evitar. Pero al sumergirnos en la historia de éste, encontramos muestra de que los y las vecinas de la zona no son sino un ejemplo de superación. A lo largo de estas páginas podremos ver cómo los y las habitantes de San Cristóbal de los Ángeles han reivindicado sus derechos, han solicitado servicios necesarios para el barrio, así como espacios comunes que fomenten la interacción y convivencia y han peleado en pro de la superación y la mejora. La recuperación de espacios públicos de encuentro, de salud, ocio y tiempo libre, mejora de las instalaciones, dotación de servicios e infraestructuras, han sido algunos de los logros que se han alcanzado en estos años. Con este libro pretendemos recuperar las vivencias del barrio de San Cristóbal de los Ángeles, la experiencia de vida de sus vecinos y vecinas, y de aquellas personas que participaron en ésta mediante su presencia o acciones. A través de la participación de personas que viven día a día la realidad del barrio, iremos conociendo hechos relevantes y acontecimientos que marcaron la historia de la zona. De la mano de Mª del Prado de la Mata (presidenta de la Asociación de Vecinos La Unidad de San Cristóbal) recorreremos la evolución del barrio en los años sesenta, pasando de unos iniciales planes urbanísticos dirigidos a trabajadores y trabajadoras de la EMT a unas viviendas de realojo con algunas problemáticas arquitectónicas. Además se ilustrará, en palabras de Serafín García, cómo ha impactado esta evolución en los vecinos y vecinas del barrio y de qué manera impactó en la educación formal y la convivencia. Finalmente, algunos vecinos y vecinas del barrio nos ofrecerán testimonios personales que muestran la acogida, la convivencia, la cohesión social, la diversidad y la interculturalidad, en un barrio de colores.

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¿Qué supone la memoria histórica y por qué es relevante? La memoria histórica es un elemento fundamental en la construcción de nuestra identidad personal y social (Íñiguez, 2001). Quiénes somos, con qué nos identificamos y cuál es nuestro recorrido, son preguntas que nos constituyen como individuos y/o sociedades y, por ese motivo, la clarificación de lo acontecido y de lo vivido se vuelve fundamental para la comprensión del presente y el por venir. La vivencia experiencial y la formación de la llamada memoria histórica, dan sentido a la contextualización de los individuos dentro del grupo social que los define. Las relaciones establecidas entre éstos y su entorno, constituyen la identidad particular del contexto social y los individuos (Íñiguez, 2001). Esas relaciones, esas experiencias particulares entre los vecinos y vecinas, esa forma especial de construir la vida, ya sea aplicada a un individuo o a un conjunto de individuos, supone también la experiencia de vida de una ciudad, de sus barrios y de sus comunidades. En el caso de San Cristóbal de los Ángeles, su experiencia de vida comienza con su diseño y planificación. Originariamente, era una zona industrial y, a pesar de que había alguna vivienda, predominaban en mayor medida las fábricas. Tras el cierre de éstas, San Cristóbal adopta dos de las chimeneas (símbolo actual del barrio) que quedan abandonadas. Con posterioridad, se inician labores de construcción de viviendas de realojo, que desafortunadamente presentan problemas arquitectónicos, y que supondrán el inicio de una constante lucha por su rehabilitación y reconstrucción en algunos casos. La recuperación de espacios públicos y privados se convierte en una necesidad y premisa en este barrio madrileño, que continúa hasta la actualidad. Como decía Machado, Caminante no hay camino, se camino al andar. Nuestra vida se construye, se transforma y dibuja día a día, instante a instante, experiencia a experiencia, con nuestros pasos, nuestras decisiones, con los lugares que visitamos y con las personas que nos encontramos y nos acompañan. Nuestra vida está llena de experiencias y de momentos que hacen que seamos como somos, que sintamos de la forma en que sentimos y que miremos como miramos. Y si esto nos pasa a las personas, por qué no habrá de pasarles a otros, por qué no habrá de pasarle a los bosques, a las ciudades, a las montañas y por qué no a las ciudades y a sus barrios. Al fin y al cabo, un barrio es un conjunto de personas que viven, respiran y sienten juntas.

Laura Cantillo y Carlos Roldán, Apoyo a la coordinación del área de Interculturalidad e Inmigración de la LEECP

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2. 'Con los pies en el barrio y el grito en el cielo' 2.1. La rehabilitación de viviendas Corren los años ochenta cuando en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles se produce un acontecimiento que será el objeto de multitud de manifestaciones, protestas y lucha, y que se convierte en uno de los acontecimientos más insólitos de la Comunidad de Madrid: el riesgo de derrumbe de las viviendas recién construidas en el barrio. En esa situación se encuentran gran parte de las viviendas de la zona, motivo por el cual, los vecinos y las vecinas inician una lucha que durará más de diez años. La causa de tan dramática situación fue la negligente acción de construir los inmuebles sobre suelo arcilloso, lo que provocaba el deslazamiento de los edificios, la aparición de grietas y consecuentes riesgos para sus ocupantes. Por este motivo, muchos vecinos y vecinas, de todas las edades –niños y niñas, jóvenes, personas adultas y personas mayores- se vieron obligados a desalojar sus casas y a acampar en el raso de la calle esperando una solución. Tras más de diez años de protestas y movilizaciones los vecinos y las vecinas consiguen que se tome cartas en el asunto, aunque tras una inversión de aproximadamente 2.500 millones de pesetas (aproximadamente 15 millones de euros) para la rehabilitación del barrio siguieron sucediéndose algunos incidentes. San Cristóbal de los Ángeles tendrá que esperar al siguiente siglo para, y sin cesar en las protestas, ser declarada área de rehabilitación preferente. Las imágenes que se recogen a continuación muestran la lucha constante de unos vecinos y vecinas que querían a toda costa seguir viviendo en su barrio, en su hogar.

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2.2. 'Por la Dignidad del Sur' A finales del año 1996, el barrio tenía serios problemas con sus viviendas. Los vecinos y vecinas se quejaban sistemáticamente de grietas más que prominentes en sus edificios. En algunos casos, se comentaba que cabían coches de juguete en los huecos. Ante esta situación, la Asociación de Vecinos La Unidad recogía todas las reclamaciones vecinales en un 'cuaderno de espiral de color azul', donde se escribían a mano las incidencias y se pegaban fotografías. Estas páginas hacían las veces de testigo para demostrar lo que estaba pasando en el vecindario. Ante la negativa y las puertas cerradas de instituciones y organismos, el día 14 de diciembre se convoca una manifestación en la Plaza de los Pinazo, donde los vecinos y vecinas exigen saber qué es lo que está pasando con sus viviendas; reclamando un estudio geotécnico de los edificios. Dicha protesta es organizada por la Asociación de Vecinos La Unidad y por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). La marcha se conoció popularmente como 'La Manifestación de los Paraguas Negros' que reunió a más de 4.000 personas, deteniéndose en los inmuebles más afectados. En el año siguiente se consiguió el estudio sobre la edificación.

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2.3. “No somos el Bronx” - “Por una Convivencia Pacífica” En el año 2004, la situación en el barrio era complicada. La inseguridad era uno de sus mayores problemas y los vecinos y vecinas se encontraban cansados de sufrir delincuencia, robos y carreras ilegales en sus calles. San Cristóbal de los Ángeles estaba abandonado por el Ayuntamiento, ya que tan solo IU, alertada por las asociaciones del barrio, elevó al Pleno una propuesta con el fin de crear un Programa Integral para el barrio. El Gobierno del entonces alcalde Alberto Ruíz-Gallardón había presentado un Plan Integral de Convivencia que pretendía incluir un diagnóstico de la situación del barrio, pero que no tenía ninguna partida presupuestaria. Ante el malestar de los y las vecinas del barrio, el 17 de octubre de 2004 se organizó una movilización bajo el lema 'No somos el Bronx', que contó con una participación masiva, y con la que se pretendía exigir la intervención social que ayudase a la disolución de las bandas, y la rehabilitación de los toxicómanos y los delincuentes.

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En el año 2007, los problemas de convivencia en San Cristóbal de los Ángeles seguían siendo una realidad. El barrio, con una población muy joven y sin alternativas de ocio, veía como los habitantes de menor edad pasaban el rato en sus plazas y calles, inmersos en una cultura del ocio y el tiempo libre nociva y cíclica, que se veía acompañada por un incremento de actos violentos que se arrastraban desde hacía unos años. Por todo esto, el 28 de septiembre, más de 500 personas realizaron una marcha bajo el lema 'Por una Convivencia Pacífica y Positiva Entre Tod@s', en la que participaron numerosos menores y jóvenes. En la actualidad, la convivencia ha mejorado de manera notable, y se han puesto en marcha diferentes acciones por parte de asociaciones y entidades que fomentan la convivencia y la cohesión social. San Cristóbal lucha por la mejora del barrio y por la búsqueda de espacios comunes de convivencia.

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2.4. El Centro Juvenil Una de pocas batallas aún no ganadas por el barrio es la de la reapertura del centro juvenil. Un centro dedicado por y para la juventud y que pretendía poner en marcha diferentes actividades dirigidas a este colectivo (entre las que se encontraba un cine). A día de hoy todavía no se ha puesto en marcha a pesar de contar con la infraestructura. En el año 1994 la prensa se hacía eco de las protestas vecinales para la apertura del centro, que ya en aquella época llevaba 33 años cerrado y sin actividad. El barrio reclamaba la construcción de un centro de la juventud para su formación, inserción laboral y fomento del ocio saludable. Finalmente, el centro fue usado por la Agencia Antidroga como centro de formación sociolaboral y espacio educativo; pero este uso no fue definitivo, ya que al poco tiempo tuvo que cerrar. Los vecinos y vecinas del barrio decidieron mostrar su disconformidad ante el cierre, encadenándose frente a la puerta del centro, apoyados por los y las jóvenes del local y las asociaciones del barrio. Actualmente, este edificio continúa cerrado esperando a que su espacio de más de 600 metros cuadrados sea de uso y disfrute para los y las vecinas del barrio.

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2.5. El Centro de Salud y las reivindicaciones por la Sanidad Pública El derecho a una atención sanitaria ha sido una de las reivindicaciones más importantes que ha realizado el barrio. Una de las más sonadas fue la que hicieron para que no se produjera el cierre de la Casa de Socorro en el año 2005. Los vecinos y vecinas decidieron encadenarse y encerrarse en la Casa para protestar en contra del cierre de las urgencias. Estas movilizaciones y protestas, dieron sus frutos, y la construcción del centro de salud, que se alargó por más de dieciséis años, fue uno de los logros conseguidos. Finalmente, éste, se construyó en la Plaza de Paterna. El edificio, aunque grande y equipado, es el único que da servicio a todas las personas del barrio de San Cristóbal de los Ángeles. En los últimos años, el tema sanitario ha copado las protestas vecinales de la mayoría de barrios de la capital. Desde la Comunidad de Madrid, amparados por la ley Plan de Sostenibilidad, RD 16/2012, Ley 15/97, se pretendía privatizar un derecho universal y una sanidad que, con sus carencias, era una de las mejor consideradas. San Cristóbal de los Ángeles junto con el distrito de Villaverde participó en las denominadas Mareas Blancas, que tenían el objetivo de parar las acciones del Gobierno llegando a conseguir más de un millón y medio de firmas en contra de sus medidas.

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2.6. El Metro Uno de los servicios por los que más ha luchado el barrio ha sido, sin duda, el Metro. La implantación del suburbano se resistía, al igual que en muchos barrios de la periferia de Madrid, que se sentían aislados. Y es que antes de la instalación de la estación, los vecinos y vecinas no tenían muchas opciones para desplazarse a otros lugares. Tan solo contaban con las líneas de la EMT 79 y 59 que comienzan su recorrido en el mismo lugar. A esto se suma la estación de Cercanías RENFE, por la que pasan trenes con una frecuencia muy espaciada. El diseño del barrio no permite que los autobuses lo recorran libremente, como puede verse en las imágenes aéreas de éste; por lo tanto, la opción más acertada era la implantación del Metro. Las protestas se producían en colaboración con el resto del distrito, carente de este transporte. En mayo de 2000, la marcha conjunta de todo Villaverde y Usera recorrió el supuesto trazado de la línea de metro, finalizando la concentración el Legazpi. Lo que en un principio fueron pocas personas, se transformo en algo mucho más notable a medida que avanzaba la comitiva, a la que se iban sumando continuamente personas. Tras más de veinte años de reivindicaciones, en el año 2007 llega la ampliación de la línea 3, enlazando el distrito con estaciones tan importantes como Legazpi o Callao. Actualmente, gracias a manifestaciones como éstas, San Cristóbal de los Ángeles está conectado con el centro de la ciudad en escasos veinte minutos.

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3. Haciendo barrio: agentes

imprescindibles para la identidad 3.1. Asociación de vecinos La Unidad Todavía en el franquismo, los trabajadores empiezan a organizarse en los barrios. En San Cristóbal de los Ángeles se crea la Asociación de Padres de Familia, que era la manera, “permitida por el régimen” de empezar a organizarse y asociarse de forma paralela a la clandestinidad (comenzaban a parecer las Comisiones Obreras). Con marcado carácter político, surgen dos asociaciones: La Barriada (con influencia de la ORT) y La Unión (del PC). En 1978 se unifican, resultando la Asociación de Vecinos La Unidad y en 1985 es declarada de utilidad pública municipal, encabezando desde entonces, la lucha por la remodelación y rehabilitación del barrio. En 1998, se abre la Oficina de Información Vecinal en la C/ Rocafort nº5, sede de la asociación, con el objeto de impulsar, asesorar y gestionar la declaración de la Zona de Rehabilitación Integrada. A través del principio de solidaridad vecinal, y con un marcado carácter reivindicativo (que posee desde sus inicios y todavía hoy perdura), mantiene una tenaz confrontación con las autoridades por la consecución de dotaciones y equipamientos, mostrándose imprescindible para aunar esfuerzos y organizar a los vecinos y vecinas para la consecución de los objetivos comunes. 50 Aniversario: actividades deportivas, festivas, y cómo no, reivindicativas (2010-11). En el blog que se hizo a propósito del tal acontecimiento se aclara: “Celebramos los 50 años del asentamiento del barrio. No del momento de las primeras casas, que ya las había, ni siquiera de las últimas, que las sigue habiendo, si no del momento en el que entre unas cosas y otras nos dimos cuenta de que ya éramos un@s cuant@s vecin@s compartiendo un territorio y un sentimiento común: San Cristóbal de los Ángeles." “Estamos detrás de esta iniciativa: asociación vecinal La Unidad de San Cristóbal, asociación Educación, Cultura y Solidaridad, asociación La Chimenea, el centro de día de Mayores y el Club deportivo San Cristóbal, Servicio de dinamización vecinal, grupos musicales del barrio y vecinos y vecinas de todas la edades”.

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3.2. Asociación Educación, Cultura y Solidaridad Surge en los 90 como Proyecto Cultura y Solidaridad. Ante las graves dificultades educativas que sufrían muchos niños y niñas del barrio relacionadas con el fracaso escolar, un grupo de profesionales, vecinos/as y socios/as, se preguntan por posibles salidas socioeducativas que ayuden a dar respuesta al problema de los menores. Situado en la C/ Paterna, 57 (bajo), es un referente en el barrio para familias, niños y jóvenes, especialmente inmigrantes y jóvenes en riesgo de exclusión, a los que se les ofrece la posibilidad de reinserción laboral. Sus actividades se articulan en distintas áreas: infancia, jóvenes, personas adultas, y un área transversal que incluye voluntariado, coordinación, gestión e información, cuidando especialmente la acogida, para que cuando alguien llega por primera vez al centro se sienta como en su casa. En su web aclaran: “Pretendemos ir no sólo a los síntomas sino a los mecanismos y causas que están en el origen de las situaciones injustas. Para ello procuramos estar atentos al entorno y al contexto”. Define también a esta asociación el trabajo en red, como elemento metodológico imprescindible, impulsando las coordinaciones con otros agentes, priorizando las de carácter local y el trabajo comunitario.

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3.3. Proyecto Autobarrios: Cultura bajo el puente El proyecto Autobarrios se pone en marcha en el barrio en enero de 2012, a iniciativa de Basurama, como un “proceso colectivo de reactivación de un lugar abandonado, reinventando su función y uso, mediante la construcción de un espacio urbano sugerente por y para los jóvenes y vecinos del barrio”. Es una apuesta por la autogestión comunitaria; donde aparecen los vecinos y las vecinas como autores/ as y protagonistas que construyen su entorno y su realidad, mediante un proceso de formación dirigido a la población joven, para que sea ésta la que gestione las oportunidades de ocio que el proyecto ofrece. Se desarrolla en red con entidades sociales y vecinales de San Cristóbal: Casa San Cristóbal, Educación, Cultura y Solidaridad y la AAVV La Unidad; así como con colaboradores externos, que dan asesoramiento y un compromiso de calidad técnica y creativa al proyecto; así como una red de colaboradores empresariales del Polígono de Villaverde. Este proceso en red sigue desarrollándose y posibilitando la gestión y activación del espacio urbano que se terminó de construir en mayo 2014, porque un espacio no culmina en la construcción física de un objeto diseñado, sino que se desarrolla continuamente en una producción social y cultural.

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3.4. Centros Educativos La escuela es un lugar esencial en la construcción de la identidad individual y social de todas las personas. Es un espacio que tiene que ofrecer respuestas diversas a un alumnado diverso, así como garantizar la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la tolerancia entre iguales. Además, la escuela es el sitio en el que se deberían compensar las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, así como las derivadas de cualquier diversidad. En San Cristóbal existen cuatro colegios públicos de primaria: CEIP Azorín, CEIP Sagunto, CEIP Navas de Tolosa y CEIP Ramón Gómez de la Serna, y un centro de secundaria, el IES San Cristóbal; donde con trabajo y dedicación en su tarea diaria, cumplen su doble función de fomento del proceso de enseñanza-aprendizaje y la apuesta por la inclusión social de cualquier persona (a pesar de los sucesivos recortes que está sufriendo la educación pública). Tanto los equipos directivos, como el profesorado, junto con las AMPAS (en los centros en los que están constituidas), así como el resto de agentes de la comunidad educativa, se comprometen en el desarrollo de una labor fundamental como es la construcción del futuro de San Cristóbal, donde lo más importante es el alumnado y su desarrollo integral. “Defender hoy la escuela pública significa apostar por ella en la escolarización de nuestros hijos e hijas, colaborar en los centros escolares, ejercer control social sobre ellos, exigir a los gobiernos el apoyo al sistema público y la rendición de cuentas de su gestión. Todo ello exige anteponer el bien común a los intereses individuales por el convencimiento de es la única forma de garantizar los derechos de todos los ciudadanos en la búsqueda de la equidad. La educación pública nos necesita a todos sin excepciones, y la sociedad del presente y del futuro será más justa, equitativa y democrática en la medida en la que seamos capaces de crear sistemas educativos públicos que garanticen la mejor educación posible para todos sin ningún tipo de exclusión”. (Elena Martín; blog: Reflexiones educativas)

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3.5. Casa San Cristóbal Es un centro abierto al barrio que pertenece a la Fundación Montemadrid (Obra Social y Monte de Piedad), y está situada en la C/ Rocafort, 101. Este centro, no sólo se dirige a los y las vecinas del barrio, sino también a entidades y agentes sociales con los que mantiene una colaboración activa. Comprometidos con el entorno y con el desarrollo de iniciativas, ofrece una programación socioeducativa y cultural para todas las edades: niños y niñas, jóvenes, personas adultas y mayores; convirtiéndose en un espacio de convivencia intergeneracional e intercultural. El centro dispone de distintos espacios en los que se desarrollan las actividades de forma integrada: biblioteca, sala infantil y sala informática, aulas de formación equipadas con recursos digitales y un espacio para mayores; en los que se ofrecen actividades seis días a la semana, autogestionadas, y en colaboración con otras entidades.

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3.6. Liga Española de la Educación y la Cultura Popular La Liga Española de la Educación y la Cultura Popular es una ONG independiente y laica, creada en 1986 para servir objetivos comunes de interés general. Formada por una red de personas voluntarias y profesionales que prestan día a día servicios sociales, educativos, asistenciales, compensatorios o de tiempo libre para promocionar una educación cívica de jóvenes y personas adultas basada en los valores democráticos, derechos humanos, la solidaridad social. La LIGA es una organización vertebrada por el principio de la laicidad, entendida claramente como pacto de convivencia y tolerancia entre ciudadanos y ciudadanas solidarias, libres e iguales, para que puedan ejercer plenamente su ciudadanía y contribuir así a establecer una sociedad más justa, libre y solidaria. A través de programas de intervención socioeducativa y sociocultural, en sectores prioritarios -como la infancia, la familia, la juventud, la interculturalidad, la escuela pública, la Educación para la Ciudadanía, la cooperación internacional- La Liga llega cada año de manera directa e indirecta a más de doscientas mil personas que se benefician de estos servicios. Unos servicios que se consolidan y crecen año tras año. La Liga de la Educación inicia el Programa Red Integral de San Cristóbal de los Ángeles (RISKA) en el año 2014, un programa que, promueve la convivencia ciudadana intercultural, el acercamiento de los vecinos y vecinas del barrio, el sentimiento de pertenencia al barrio y a la ciudad, y la gestión de la diversidad, el fomento de hábitos y ocio saludable, las relaciones positivas a través del trabajo en equipo (equipo comunitario) y del voluntariado vinculado a proyectos de desarrollo social comunitario, acción social e interculturalidad. RISKA pretende ayudar a paliar los efectos que sobre los niños y niñas, y sus familias, ha provocado la crisis económica y que se ha cebado sobre los más desfavorecidos, ofreciendo actividades y talleres que facilitan la convivencia y la cohesión social frente a la conflictividad.

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3.7. Comercio La evolución del comercio en el barrio de San Cristóbal no dista de la que ha habido en otras zonas. Las grandes superficies acaban fagocitando el pequeño comercio, y esto es muy notable sobre todo en los barrios: no se puede competir con ellas ni en horarios ni, a veces, en los precios. Eso sí, quedan honrosas excepciones. Una de ellas es Ancar, donde Antonio y Teresa continúan con el negocio familiar que inició el padre de Antonio hace ya 55 años, que fue originariamente una droguería, ahora convertida en una tienda de todo para todos, forzados por la mala situación económica. Otra de estas excepciones es la Panadería las Nieves, donde Javier y Milagros también continúan con el negocio familiar y donde se vende el Cristobalito, un bollito propio del barrio, resultante de un concurso que se celebró a raíz de un taller de cocina promovido por el proyecto Red Integral de San Cristóbal de los Ángeles, en el Colegio Ramón Gómez de la Serna, en el que participaron niños y niñas y mayores, y que fue la delicia del jurado y de los participantes que allí se encontraban. Con la llegada de población migrante al barrio, también el pequeño comercio se tiñe de color, y amplia la variedad de productos que ofrece, cubriendo así también las nuevas necesidades de los nuevos vecinos y vecinas de San Cristóbal.

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4. Lugares comunes en San Cristóbal S

an Cristóbal de los Ángeles se caracteriza por su delimitación geográfica. Rodeado de carreteras, se constituye como un barrio acotado, rectangular, en el que las interrelaciones que se establecen se parecen más a las de una población perteneciente a una pequeña comunidad, que a la de una población de gran ciudad como es el caso de Madrid. Esta situación dota de encanto y peculiaridad a una población que se conoce entre sí y en la que se mezclan lenguas, culturas, orígenes y experiencias que enriquecen y transforman a sus habitantes en individuos de pleno derecho pertenecientes a un mosaico social diverso e inclusivo. Partiendo de la idea de que el 85% de la población en general emplea las calles, plazas y parques para realizar actividades vinculadas al tiempo libre, como se ha expresado en la Encuesta de la Convivencia de la ciudad de Madrid, 2009, la recuperación de espacios públicos en San Cristóbal se constituye como una necesidad, en un barrio que centra su actividad en la calle y en la convivencia, y que ve cómo sus viviendas y entorno se degradan por diversos factores, entre los que se encuentra una mala planificación arquitectónica y falta de inversión en infraestructuras. El espacio público ha sido considerado como el punto fundamental para el desarrollo de las actividades comunitarias; es un “lugar donde se realizan las actividades humanas que ocurren fuera de la intimidad, caracterizado por la libertad que existe para usarlo; espacio que será regido por los códigos de reglas sociales de convivencia establecidas por la sociedad y su municipalidad” (Ayuntamiento del Distrito Nacional de Santo Domingo, 2005 citado en la Encuesta de la Convivencia, 2009). Importante es por lo tanto el uso que se hace de los espacios comunes destinados al ocio y al tiempo libre, para los vecinos y vecinas, su relaciones y su identificación con el barrio (Encuesta de la Convivencia de la ciudad de Madrid, 2009) , “ya que favorecen la expresión de valores culturales y sociales y suelen estar asociadas al grado de bienestar de la ciudadanía”. Destaca en este sentido la Plaza Pinazo, centro neurálgico de actividades múltiples organizadas por distintas entidades (públicas o privadas). La participación de los y las vecinas del barrio que, en años anteriores, era multitudinaria en estos espacios, está viéndose mermada por la aparición de los medios de comunicación, que imponen su modalidad telecomunicativa a la anterior comunicación cara a cara. Se pierde de este modo el sentido de convivencia ciudadana como se entendía hasta el momento, y se da paso a otro tipo de interacción, no menos importante o peor que la primera, que puede ser causa de la degradación de espacios que antes eran relevantes en la experiencia de vida del barrio (Rangel, 2002). Por estos motivos, en los últimos años, se han puesto en marcha acciones en San

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Cristóbal de los Ángeles que han pretendido mejorar y recuperar algunos de los espacios degradados del entorno, como es la zona de debajo del puente. Es el trabajo colaborativo y participativo en la recuperación de estos espacios, lo que dota a las personas de un sentido compartido de construcción, aprendizaje y cohesión social imprescindible en la sociedad (Ruiz y Carli, 2009). La forma de hacer participativa esta recuperación es mediante la intervención o mediación comunitaria, el desarrollo de proyectos participativos que impliquen a los y las habitantes del contexto de forma directa, la animación social como por ejemplo la celebración de eventos y la dotación de identidad y presencia al espacio -ya sea como elemento imprescindible para la realización de la animación o como parte relevante en el desarrollo de actividades-, la inversión en infraestructura o la prevención de comportamientos sociales de riesgo vinculados a zonas delimitadas. Por este motivo, fomentar el trabajo en red y crear estrategias de participación ciudadana se vuelve imprescindible. El aprendizaje servicio, en este sentido cobra una renovada importancia como medio para conseguir que la sociedad se involucre en sus espacios, y que el barrio adopte un cariz participativo que motive la identificación con la recuperación y constante mejora de lugares significativos para éste.

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5. Testimonios Zakia El Khamlichi Zakia tiene sus raíces en Tánger. Llega a San Cristóbal de los Ángeles el 20 de agosto de 1998, con tan sólo 19 años acompañada de su marido Mohamed. Recuerda que no fue fácil empezar la vida en un país extraño, a miles de kilómetros de su hogar. Durante el primer año tuvo problemas con el visado e interpuso un recurso para poder regularizar su situación, lo que no ayudó a sobrellevar la nostalgia que sentía por su tierra. Otro obstáculo con el que se encontró fue el idioma: habla árabe, inglés y francés, pero era casi imposible entenderse de cara a los organismos oficiales. Sin embargo, Zakia demuestra desde el principio un tesón y una fuerza admirable y, sin detenerse ante las dificultades, aprende castellano ella sola, prácticamente en un mes, con la única ayuda de la prensa y la televisión. Destaca, desde el primer día, la acogida de sus vecinas; “su familia elegida”, que le ayudan en todo momento a amortiguar el “choque inicial”, y se convierten en “sus segundas madres”, lo que amplía su refugio afectivo. Así mismo, asegura que desde el primer momento se sintió, en cierto modo, embajadora de su tierra. “Quiero que conozcan Marruecos a través de mí, de mis ojos”. A pesar de este recibiento en el barrio, Zaika vive momentos muy duros, con muchos altibajos y una sensación de profunda soledad, en los que se pregunta continuamente “¿pero qué hago yo aquí?”; aunque sigue luchando y avanzando día a día. Cuando nace su primer hijo, se llena de vida y renueva sus fuerzas. Es durante su segundo embarazo (en 2001) cuando empieza a moverse y buscar recursos para escolarizar a Zoubair en la escuela infantil. A través de los Servicios Sociales conoce a Irma, de Educación, Cultura y Solidaridad, y empieza a participar en talleres y actividades promovidas por la Asociación, lo que le supone “una apertura al mundo”. En 2006 le surge la posibilidad de retornar a Tánger, pero decide quedarse, pues ya tiene, al igual que su familia, su vida aquí. Es en 2014 cuando comienza a colaborar con el Centro Cultural M-30, donde realiza trabajos de traducción e imparte clases de árabe

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y cultura islámica, una actividad con la que se siente gratificada, según sus propias palabras. Cuando nace su tercer hijo, además de volcarse en casa en prestar ayuda a Orwa de manera sistemática para su recuperación y constante mejora (los médicos la alaban por la evolución del pequeño), crea una pequeña red de apoyo mutuo entre mujeres que llegan al barrio solas con sus maridos y apenas hablan castellano, aprovechando la cercanía entre sus viviendas. Zakia y su familia (los El Khamlichi) se sienten vecinos de San Cristóbal, y apuestan de manera reiterada por la mejora del barrio y la acogida de los nuevos vecinos y vecinas, manteniendo la idea de revitalización del barrio a través de la inmigración. “Yo también soy de aquí, y mis tres hijos son de España y de Marruecos, lo que lejos de ser un hándicap es un valor muy enriquecedor”. Se siente comprometida con el barrio y participa en las reivindicaciones sociales, como la del centro de salud, tal y como ella indica, “si desde las instituciones nos tienen olvidados, los vecinos haremos lo que podamos”. A día de hoy, Zakia es miembro de la directiva del AMPA del CEIP Azorín, y representante del Consejo Escolar del centro, hace de intérprete con las personas que tienen problemas con el castellano y participa en el grupo de mediación vecinal del proyecto Red Integral de San Cristóbal en casa San Cristóbal, compartiendo y demostrando multitud de habilidades en al ámbito social.

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Verónica López Verónica López es otra mujer que decidió dejar atrás su tierra en Ecuador para venir a vivir a España. Cuando aún era muy joven, allá por el año 1997, llegó a Francia para más tarde cruzar la frontera por los Pirineos y llegar a su destino final: la Península Ibérica. El 12 de octubre de ese mismo año se encuentra con su cuñada Tanya en el Aeropuerto de Barajas. Esta familiar será una de las que le acojan en un primer momento y le ayuden, en esta primera etapa, a adaptase al cambio. Sin embargo, Verónica ha expresado muchísimas veces que su llegada a España no le supuso mayor problema ni lo vivió de una manera especialmente dura. Según nos cuenta, para ella "era como si conociese el país desde siempre." A pesar de que Madrid no tiene mucho parecido con Quito, su lugar de procedencia, Verónica descubrió zonas que le recordaban, en cierto manera, a su capital. Por ejemplo, la zona de Legazpi, según nos cuenta, se asemeja con Los Chillos, una zona al sur de la ciudad ecuatoriana. Del mismo modo, cuando Verónica paseaba por Lavapiés, a su mente le llegaban recuerdos de Solanda. Incluso San Cristóbal de los Ángeles lograba transportarla, en ciertos momentos, a El pintado, un barrio situado en la zona sur de Quito.

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Nada más llegar a Madrid, Verónica se instala en Legazpi. La familiaridad y el recuerdo de este barrio con Los Chillos, en su ciudad natal, hacen que lo elija como su primer destino residencial. No obstante, tiempo después, se traslada a San Cristóbal de los Ángeles donde actualmente comparte su vida con la familia. Sin embargo, no todo fue tan fácil. Para ella lo más difícil de estar al otro lado del Atlántico, a miles de kilómetro de su hogar, era el hecho de estar separada de su hijo, que tenía sólo tres años cuando ella emprendió su viaje. Con el claro y prioritario objetivo de querer reencontrarse con su familia tan pronto como fuera posible, Verónica se puso manos a la obra para encontrar trabajo. Tras un primer periodo en el que comenzó haciendo sustituciones en distintos puestos, finalmente pudo encontrar un trabajo fijo, en el que, según sus palabras, le trataron como a una hija. Gracias a esta situación de trabajo estable, se hizo posible que viniera también su marido, quien, según nos cuenta, sufrió mucho más que ella la adaptación a un nuevo país. Desempeñó tareas en puestos relacionados con la publicidad, hasta que finalmente, también consiguió un empleo fijo. Con una vida más que asentada, los dos pudieron finalmente reencontrarse con su hijo John, y gracias a las ganancias comunes compraron un piso en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles. Para Verónica, éste es un lugar ideal para vivir. Cansada del ajetreo y ruido propio de una zona urbana como Legazpi, encontró en San Cristóbal un barrio más acorde con sus preferencias. Según sus palabras, la llegada a San Cristóbal le descubrió un lugar afable y tranquilo. Para ella fue como llegar a un pueblo en el que se vivía plácidamente pero con todos los servicios necesarios que aportan las ciudades y muy cerca del centro de Madrid. El futuro es incierto, pero va a ser difícil que Verónica y su familia no sigan siendo vecinos y vecinas del barrio por muchos años.

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María del Prado de la Mata María del Prado de la Mata, Presidenta de la Asociación de Vecinos La Unidad, lleva viviendo en San Cristóbal de los Ángeles desde hace más de 50 años. La mayoría de este periodo de tiempo lo ha dedicado a su barrio, con el claro y noble objetivo de mejorarlo. Conoce San Cristóbal como nadie. Nos cuenta la historia de su amado barrio, nacido al calor de la industria según el Plan de Ordenación de la República, para acoger a vecinos y vecinas procedentes de Madrid expulsados de la ciudad o a los que se les donaban pisos en estos terrenos. A partir de ahí, nos cuenta, el barrio se estructura en tres fases: en primer lugar está la fase conocida como 'La Nora', una antigua fábrica de ladrillos que era la propietaria del suelo, y que dio origen a la emblemática chimenea, donde cocían los ladrillos y que todavía se conserva. Además de la fábrica hay una parte más importante que es el poblado de 4.165 viviendas. Éstas se ofrecían, en parte, a trabajadores de la Empresa Municipal de Transporte, otras a la Policía Municipal, otras a trabajadores del Ayuntamiento y por último se dejaba una parte muy pequeña para casos en los que ocurría algún siniestro en la ciudad. Pero ¿qué se consideraba un siniestro? tal y como nos cuenta Prado, un incendio de tu hogar no era suficiente para tener acceso a una de las viviendas, sin embargo, en la época de Franco tener 15 o 20 hijos sí daba derecho a uno de esos pisos de 50 metros cuadrados como incentivo a la natalidad. Hay otra parte importante del barrio, en donde se concentra la población que fue expulsada de Madrid por operaciones urbanísticas especulativas y realojada en San Cristóbal. Así, la gente de pocos recursos fue expulsada de zonas como la M-30, la Gran vía “de San Francisco”, toda la parte de la zona antigua de Madrid, donde hoy hay viviendas de mucho dinero, la parte de lo que conocemos como la Milla de Oro, llamada el barrio de las 40 Fanegas. Esta zona de realojos configura la segunda fase en la que Prado nos describe San Cristóbal. La última fase se configuró a partir de viviendas que construyó RENFE para sus trabajadores en régimen de alquiler. "Casi todas eran en propiedad -cuenta Prado- pagabas poco a poco pues no eran viviendas baratas, eran viviendas que entonces costaban 100.000 ptas. Hoy serían 600 euros pero por poner un ejemplo, un trabajador de la EMT cobraba una vez al mes 1200 euros divididos en 2 quincenas, o sea, más del 50% de su salario se iba en pagar la vivienda. En ese momento se pagaban 698 pesetas mensuales más 25 ptas. de comunidad, por lo que costaba mucho trabajo pagarlo.” Prado es la presidenta de la AAVV 'La Unidad', que se creó en el año 1978. Su nombre tiene origen en la unificación de las dos Asociaciones de Vecinos que había en el barrio. El recorrido del movimiento asociativo es progresivo, y nace desde los años de la dictadura con las denominadas 'Asociaciones de Padres de Familia' creadas en 1964. En ese momento no estaba permitida la creación de 'asociaciones de vecinos' por lo que se en

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enmascaraban con el nombre de 'padres de familias'. Así, la sociedad quedaba organizada en dos partes: una, el movimiento obrero y otra, los barrios. Cuando se legalizaron las asociaciones de vecinos, se unificaron (1978), dando lugar a la AAVV La Unidad.. La Asociación se encuentra en estos momentos en un local cedido por el Ayuntamiento de Madrid desde principios de 1990. Los inicios tampoco fuero fáciles “en el 91-92, cuando nosotras entramos en la Asociación, nos dijeron a los pocos meses que teníamos que abandonar ese local porque debía destinarse a construir cuartos trasteros para los vecinos. Lógicamente nosotros no quisimos pelearnos con los vecinos, (si no no seriamos una Asociación de Vecinos). Solicitamos y vimos la posibilidad de encontrar algún local que hubiera aquí. Encontramos este piso. Era una antigua casa de un conserje, que estaba abandonada totalmente. Nos la cedió el Ayuntamiento de Madrid. Era una cesión que nos hizo como asociación, nosotras lo arreglamos, hicimos toda la asociación prácticamente nueva, tiramos los tabiques, reformamos para que en vez de ser casa fuera un local, por eso tiene cocina, que hoy es día es la sala de juntas”. La Asociación de Vecinos la Unidad queda constituida desde ese momento en la calle Rocafort 5, y acoge a todos y todas las vecinas que por allí pasen y apoya proyectos que promueven la unión vecinal, el asociacionismo, la convivencia y la cohesión social.

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Serafín Pérez Serafín Pérez es el actual director del CEIP Azorín y es uno de los docentes con más experiencia en San Cristóbal de los Ángeles. Su llegada al colegio en el 99 no fue fácil, tuvo que adaptarse a un nuevo modelo de trabajo tras cambiar de la educación secundaria a la primaria. “Llegaba de un instituto donde todo era muy ordenado, de la LOGSE. El cambio fue drástico. Al principio fue muy duro. El primer y segundo año son horribles, no solo para mí, sino para todos los profesores”, cuenta. El CEIP Azorín cuenta con más de 200 alumnos/as matriculados/as, con un ratio en torno a los 22 o 23 alumnos por aula, aunque en algunos cursos se llega a los 28. El centro comenzó un gran cambio en el año 2002, con la llegada de muchas personas migrantes al barrio. "Cada día se inscribían dos niños o niñas nuevas. Eel problema era que muchos estaban solo de paso en el barrio y no percibían una educación adecuada." En el año 2012, el centro celebró su 50 aniversario. Con esta ocasión Serafín pudo acceder a unos pocos documentos que le permitieron hacerse una idea de cómo fue el colegio en sus inicios. "Llegó a tener 16 aulas, 16 grupos aproximadamente (casi el doble de alumnos) y con aulas hasta de 35 alumnos. Posteriormente se fue equilibrando el colegio, se fueron sustituyendo unidades y actualmente tiene nueve, tres de infantil y seis de primaria. En ciertas fases, en los años del 2004 al 2009 ha habido más profesores, pero con los recortes hemos perdido docentes. También alumnado. Ha cambiado completamente”, dice. En la actualidad el centro cuenta con 17 nacionalidades, “van cambiando, hemos tenido franceses, de los Estados Unidos, de Filipinas, de Cabo Verde...“. Una de las ventajas que tiene el CEIP Azorín, y por las que destaca dentro del barrio, es por su trabajo de fomento de la interculturalidad. El colegio tiene y ha tenido muchas acciones al respecto y ha contado con varias personas durante varios años trabajando la interculturalidad con monitores de inmigración de la Consejería de Inmigración. "La fundamental es la acogida", explica Serafín, "y tener cierta disposición para que vengan al colegio con ganas, que no tengan miedo, acercarles un poco a nosotros, que conozcan las normas, el sistema educativo, facilitarles materiales, hablar con los padres... También se han hecho cantidad de actuaciones donde los y las niños y niñas emigrantes mostraban a los de aquí cómo eran sus países, su cultura... Luego una actuación

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constante por parte de los tutores y los profesores de poner en valor lo que ellos traían, sus lenguas, sus costumbres, valorizarlos. Siempre les hemos dado el consejo de que no pierdan sus raíces ni a las familias. Hemos realizado actividades de todo tipo, con empresas, hemos hecho desde teatro, actividades puntuales, pero generalmente una actitud receptiva hacia todas las personas que han venido.” A pesar de todo, Serafín opina que sigue habiendo carencias en materia educativa en San Cristóbal, destacando que la educación comienza en la propia familia y no en el colegio, y en un barrio con ciertas dificultades sociales y económicas, esta tarea se complica. “Cuando llegan al colegio -nos cuenta- vienen con mucho atraso escolar porque son niños que, o no han estado nunca escolarizados o han estado escolarizados de forma diferente o tienen muchas carencias. Observamos que hay niños que tienen muchas dificultades de estimulación, de alimentación... que vienen de países con menos bagaje que los que están aquí y menos motivación, claro”. Después de más de quince años trabajando en San Cristóbal de los Ángeles, Serafín percibe el barrio de una manera distinta a muchos otros vecinos, “yo no tengo la idea romántica que tienen otros de que antes era mejor el barrio que ahora. Yo cuando vine al barrio ya era muy duro y los niños cuando venían al colegio eran bastante conflictivos. Teníamos problemas de disciplina, de comunicación con los padres, de respeto de los padres hacia los profesores... A mí me sorprendió muchísimo porque no lo había visto en otras partes. Te vas acostumbrando a esa situación. Actualmente, las familias son más respetuosas con los profesores, valoran más la educación. Ahora el barrio es totalmente intercultural porque hay muchísimas culturas, predomina la República Dominicana, marroquíes y personas mayores. Los que no salen del barrio y continúan y los que vienen a la escuela pública. Normalmente suelen ser son los inmigrantes porque muchos alumnos del barrio se van a la escuela concertada y privada”. Para el director, las soluciones pasan por acciones en las que se involucren los vecinos y sean ellos los que levanten San Cristóbal, “lo bueno sería potenciar la gente que desde dentro quiera hacer cosas. Las mismas asociaciones de inmigrantes, de marroquíes, de la República Dominicana o centros de baile o parroquias o lo que fuera... que sean ellos los que tiraran de todo esto, pero el problema que hay actualmente es que hay muchísima gente en tránsito y mucha gente que muchas veces está frustrada”. También destaca el papel de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular y en concreto el proyecto RISKA dentro del CEIP Azorín. “En primer lugar el hecho de que en colaboración con el centro, la Liga mantuviese el año pasado un aula de apoyo. Teníamos más actividades pero ya preveíamos que nos iban a quitar PROA, por lo tanto nos venía bien para los niños. Era un apoyo para los deberes pero también para las familias y para ellos socialmente; de atenderles, escucharles, ayudarles a resolver conflictos y este año se ha ampliado un poquito más con RISKA que tiene tres actuaciones en el centro. Una es el apoyo a los alumnos psicopedagógico por las tardes, el huerto escolar y luego las actuaciones con la asociación de padres. Primero dinamizar la misma asociación, queremos que los padres se impliquen, que colaboren y que se asocien y también las actividades que hace el AMPA como es la lingüística intercultural o los talleres que están haciendo con los niños en colaboración con la asociación de padres porque ellos tienen pocas posibilidades”.

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6. Anexos 6.1. Eduardo Pascual Gallego Eduardo Pascual, un veterano vecino del barrio aficionado a la escritura, cuenta en un texto de su blog la rehabilitación de edificios que se produjo tras los problemas de grietas que sufrían los vecinos y vecinas. Su testimonio nos acerca el punto de vista de una persona que vivió aquel suceso y que nos lo relata de manera pormenorizada: REHABILITACIÓN 1. COSAS QUE HAN PASADO

Corría el año 1992 y en el bloque de la calle Paterna estaban sucediendo las inevitables condiciones que, por esa época, se manifestaban en una gran cantidad de viviendas del Barrio de San Cristóbal de los Ángeles, los deterioros estructurales de los edificios, motivados por la deficiente construcción de las casas. Se producían grietas en las paredes, las fachadas presentaban aspectos de gran deterioro con peligrosos movimientos en sus cimientos que amenazaban con posibles desplomes, provocando intranquilidad y miedo en todos los vecinos, hasta en extremos de tener que apuntalar los castilletes de los portales por eminente desplome. El bloque lo componían cuatro portales, cada uno con su independencia administrativa en lo relativo y referente a su comunidad de vecinos y con muy poca relación entre ellos, pues hasta que no nos vimos afectados por el deterioro de las viviendas no empezamos a comunicarnos y comentar los defectos que día a día se iban produciendo. Esta situación nos llevó a la necesidad de aunar intereses y esfuerzos para llegar a una solución y a recabar toda clase de información para proceder a dar una solución al problema. El primer paso fue el concienciar a todos los vecinos de que debíamos tomar una decisión unánime sin ninguna abstención que dificultara el proceso en el cual nos íbamos a embarcar. Conseguido este paso, nos pusimos en manos de una entidad gestora que nos encauzó las relaciones con una oficina técnica de arquitectos que procedió a realizar los ensayos pertinentes que determinaron la ruina eminente del bloque. En el transcurso de estos sucesos tuvimos que formar una comisión gestora que se denominó Comunidad de Construcción, compuesta por dos representantes de cada portal, formando así un grupo compacto de trabajo que aunaba a los cuatro portales en una misma dirección. Los componentes de esta Comunidad de Construcción formaban un cuadro heterogéneo muy pintoresco, seis hombres y dos mujeres, cada uno con su particular carácter y determinados puntos de vista, pudiendo destacar la fuerte personalidad de Doña Paca la de los pavos (Apodada así por que antaño su marido se dedicaba a vender pavos en época de Navidad). Hay que destacar el buen aspecto de Doña Paca, siempre muy compuesta, enmarcando su prominente busto, siempre sujeto por un buen Blassier, que realzaba los espléndidos senos, llamando la atención por donde iba. También cabe destacar a Esmeralda por su

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gran capacidad de memoria y sus acertadas decisiones, superando con creces a las de algunos de los componentes masculinos, y a la que apodamos la “Mari Sabidillas”. Ni que decir tiene que tuvimos que legalizar ante notario todas las formalidades de constitución y presentarnos en la notaria para firmar la escritura. Por ser yo el mayor del grupo, me promovieron para la presidencia y, además, por disponer de mayor tiempo libre, no estar comprometido por compromisos laborales, poder gestionar los innumerables desplazamientos a organismos oficiales y organizar las reuniones entre los delegados y asambleas de vecinos. El resto lo componían, un vicepresidente, un secretario (que lo identificamos como “El Insumiso”, porque no aparecía casi nunca a las reuniones de los delegados) y el resto, hasta completar los ocho componentes como delegados. Hay que destacar la gran ayuda recibida de la Asociación de Vecinos del barrio, que nos asesoraron y nos procuraron las visitas a la Empresa Municipal de la Vivienda hasta conseguir la decisión de realojo. Dado que la declaración de eminente ruina del edificio nos obligó a desalojarlo y proceder a su derribo, todos estos trámites tuvieron que ser compulsados por el Área de Rehabilitación Preferente de San Cristóbal, organismo dependiente del Ayuntamiento y Empresa Municipal de la Vivienda, que nos solicitó la presentación de los documentos pertinentes en cada caso para autentificar la situación social de cada uno de los vecinos. Y por fin nos vimos instalados en las viviendas cedidas por la EMV. Tuvimos la suerte de vernos, todos, realojados en un inmenso edificio compuesto por una media docena de portales que daban a un gran patio con zonas recreativas para los niños y acceso restringido por sistema electrónico y conexión en cada vivienda para permitir el paso a las personas que nos venían a visitar. El tiempo que vivimos en esos alojamientos transcurrió paulatinamente con el desarrollo del proceso de construcción de nuestro bloque en San Cristóbal, al cual íbamos de visita para ver el proceso de construcción. Coincidíamos siempre la señora Paca y yo, y algunas veces se nos unía la señora Mari Sabidillas, en que teníamos que observar la construcción a través de la valla de la constructora que rodeaba el edificio para informar a nuestros vecinos del progreso de la obra, pues hay que mencionar que la construcción se inició sin haber recibido el préstamo solicitado a Cajamadrid, y por ese motivo no teníamos acceso a la obra en curso ni nos presentaban certificados de obra a firmar, pues la constructora corría con todos los gastos por adelantado hasta que conseguimos del banco el dinero solicitado. Cuando esto ocurrió, la obra estaba medio finalizada. Los componentes de la Comisión de Construcción siempre hemos pensado que la empresa quiso dar una buena imagen en el barrio y por ese motivo inició las obras a sus expensas hasta liberar el crédito y recibir las ayudas estatales, después de estos avatares fuimos viendo como día a día se progresaba en la finalización de nuestras casas. La vida se desarrollaba en nuestro realojo placenteramente, con nuestras pequeñas reuniones, y digo pequeñas porque nunca estábamos los ocho representantes juntos ya que por diferentes motivos siempre algunos tenían compromisos, por lo que les era difícil asistir; pero las informaciones se transmitían boca a boca, al estar todos ubicados en esa inmensa corrala, tarde o temprano coincidíamos y nos comunicábamos las novedades. […] ESCRITO POR: Francisco Pérez de Guzmán y Varela, en San Cristóbal de los Ángeles en el año 2011 Si el texto te ha parecido interesante, Eduardo ha dedicado mucho tiempo a narrar parte de su vida y sus viajes en el blog: eduardopascual.blogspot.com.es

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6.2. Recuerdos entrañables Cartas a SSMM Los Reyes Magos. A continuación se ofrece un pequeño extracto de las cartas que los más pequeños dirigían a los Reyes Magos de Oriente durante las fiestas navideñas. Estas eran entregadas a las personas de la Asociación de Vecinos La Unidad, quienes realizaban el papel de "intermediarios" haciéndolas llegar a los regios astrólogos. En este libro tan solo se muestra una pequeña representación de todas las que poseen los archivos de la Asociación. Quizá una de ellas sea la tuya...

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Para no perderse… Isabel Pascual, otra vecina que se conoce el barrio como la palma de su mano, también miembro destacado de la Asociación de Vecinos La unidad, decidió realizar un trabajo muy complicado para intentar ayudar con la ubicación de las distintas calles de San Cristóbal de los Ángeles; que con sus enrevesados caminos de interminables números, convertían el llegar a algún lugar en una tarea titánica, en tiempos donde los sistemas de posicionamiento por satélite eran materia de ciencia-ficción. Con esta problemática, Isabel fue capaz de dibujar un plano del vecindario a mano, donde todo está perfectamente representado y cada zona posee un color para así poder diferenciarse. Parece ser que al ilustre de Frederick de Witt le ha salido una más que digna competidora.

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San Cristóbal de los Ángeles es un barrio de Madrid, caracterizado por la lucha y la superación, que a veces se ve ennegrecida por las noticias sobre altercados y sucesos negativos. Las frecuentes noticias en los medios de comunicación sobre la problemática del entorno, han supuesto que muchas personas consideren el barrio de San Cristóbal de los Ángeles un lugar peligroso a evitar. Pero al sumergirnos en la historia de éste, encontramos muestra de que los y las vecinas de la zona no son sino un ejemplo de superación. A lo largo de estas páginas podremos ver cómo los y las habitantes de San Cristóbal de los Ángeles han reivindicado sus derechos, han solicitado servicios necesarios para el barrio, así como espacios comunes que fomenten la interacción y convivencia y han peleado en pro de la superación y la mejora. La recuperación de espacios públicos de encuentro, de salud, ocio y tiempo libre, mejora de las instalaciones, dotación de servicios e infraestructuras, han sido algunos de los logros que se han alcanzado en estos años.

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