¿
Sabías que el escritor argentino Jorge Luis Borges curó su insomnio escribiendo el cuento “Funes, el memorioso”?
En una entrevista dijo:
“Ese cuento… voy a contarle un detalle que quizá pueda interesarle. Yo padecía mucho de insomnio. Me acostaba y empezaba a imaginar. Me imaginaba la pieza, los libros en los estantes, los muebles, los patios. El jardín de la quinta de Adrogué… esto era en Adrogué. Imaginaba los eucaliptos, la verja, las diversas casas del pueblo, mi cuerpo tendido en la oscuridad. Y no podía dormir. De allí salió la idea de un individuo que tuviera una memoria infinita, que estuviera abrumado por su memoria, no pudiera olvidarse de nada, y por consiguiente no pudiera dormirse. Pienso en una frase común: “recordarse”, que es porque uno se olvidó de uno mismo y al despertarse se recuerda. Y ahora viene el detalle casi psicoanalítico: cuando yo escribí ese cuento se me acabó el insomnio. Como si hubiera encontrado un símbolo adecuado para el insomnio y me liberara de él mediante ese cuento.” Vamos un paso más allá. Veamos ahora qué dicen los investigadores acerca de los diversos beneficios de escribir: 1. La escritura mejora la calidad de vida. Además de ayudarnos a mejorar la calidad del sueño, estudios demuestran que volcar nuestro mundo interno al papel es un disparador para potenciar nuestra creatividad, adquirir y recordar información y aumentar nuestra capacidad de afrontamiento ante los problemas ¿Por qué? Porque nos invita a mirar hacia adentro. Dado que el escribir es un proceso más lento que el pensar, obliga a que cada idea sea procesada más detalladamente, produciéndose una mayor conexión con uno mismo. 2. La escritura organiza el pensamiento. “Te escribo porque no me entiendo”, decía la escritora brasileña Clarice Lispector en alguna de sus cartas. Para poder transmutar nuestras ideas con la ayuda del papel es necesario reordenarlas, poniendo especial énfasis en aquello que quiere decir o decirse y que quizás nunca pudo ser verbalizado. Por eso, tanto para Clarice como para nosotros, escribir es estructurante: es un acto de descubrimiento, algo que estaba cubierto o guardado, puede emerger si utilizamos la escritura como puente.
Un ejemplo son los magníficos diarios de Anaïs Nin. Mirá lo que dice: “Escribir, porque así no se pierde, porque así no quedas desarraigada, porque así luchas contra la destrucción. Escribir, porque así no es posible borrar. El tiempo borra. Escribir contra los fallos de la memoria, contra las distorsiones de la memoria. Escribir contra la muerte, contra la separación.” 4. La escritura permite transitar mejor las situaciones traumáticas ¿Sabías que grandes obras literarias nacieron en momentos muy duros de la vida de quienes las escribieron? Si revisamos la literatura, muchas obras maestras expresan los traumas esenciales y miedos psicológicos de sus autores. ¿A qué se debe esto? A que escribir sobre experiencias traumáticas mejora la salud. Quizás sin saberlo, estos escritores estaban buscando en la página en blanco un medio para sanarse. Anaïs Anaïs Nin, hablando de las funciones de la escritura, una vez dijo: “La exteriorización me permite aliviar mis mundos subterráneos.” El neurólogo, psiquiatra y psicoanalista, Boris Cyrulnik (2012) afirma que: “Todas las penas son soportables si las transformamos en un relato. Ante el horror sentimos una doble necesidad: contar o callar. Contar el propio desastre es hacerlo existir en la mente de otro y darse así ilusión de ser comprendido, aceptado a pesar de la herida.” Por su parte, James Pennebaker, pionero en las investigaciones sobre los beneficios terapéuticos de la escritura, lo explica del siguiente modo: “Cuando a la gente se le da la oportunidad de escribir sobre sus conmociones emocionales, frecuentemente experimentan una mejora en su salud.” Si el poder expresar lo que sentimos se articula con la escritura, este efecto es aún mayor. La persona, al escribir, vislumbra un mañana, una esperanza, dado que la palabra escrita ayuda a procesar la experiencia vivida y genera autonomía para proyectarse nuevamente hacia el futuro o dejar un legado a futuras generaciones. Ahora es tu turno de reflexionar... ¿En qué momentos de tu historia recurriste a la escritura como un medio para organizar pensamientos, canalizar emociones, transitar un duelo o trascender el aislamiento y extender una mano para tocar a otros?
3. La escritura como catarsis
¿En qué momento la escritura te salvó?
Una de las maneras de utilizar la escritura espontánea es por medio de diarios íntimos. Se trata de un tipo de escritura confesional que nos permite llevar un registro diario y bien preciso de todo lo vivido.
¿Qué cambiaría en tu vida si adoptaras el hábito de la escritura, como un refugio de papel donde todas tus historias tengan permiso para ser narradas? ¡Hasta la proxima!
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