Cityscapes

La escasez de luz eléctrica no pudo llegar un momento más inoportuno. Luego de las inundaciones alcanzamos los 55o C a la sombra… ¡y no había aire acondicionado!

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Todos estaban aferrados a la comodidad. Se hicieron a la idea de que era un derecho suyo, un deber de las autoridades. Cuando los generadores eléctricos portátiles y el aire acondicionado empiecen a ser una cosa más común, el efecto invernadero se agudizará en el valle. Cualquier temperatura arriba de 26o C será pretexto para encenderlo, incluso en invierno. Con razón todo sucede primero en la ciudad de México: quieren llegar primero al infierno para apartarle un lugar a sus familiares del interior del país.

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Yo pude haberme dado cuenta: en Montreal el verano llegó a casi 30o C por algunos días, en Madison me dijeron que el invierno no había sido tan crudo, las ciudades de Baja California registraron récords de temperatura, la lluvia no paraba en la ciudad de México. Yo pude advertirles, mi vida estaba diseccionada entre la Hora del centro y la del Pacífico, sabía malabarear entre el vacío de dos husos horarios. Y no hice nada.

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