volvieron a secarse, sólo quedó una estela de cadáveres. *** Yo sólo habría vuelto a esa ciudad con ella, fue una coincidencia que sucediera todo esto mientras yo estaba de paso. Era la última semana que el aeropuerto estaría abierto, los Ríos Renacidos dificultaban la evacuación pero pese a todo, me enviaron en un vuelo de conexión. Ella decía que la Ciudad de México era como una de esas morras que cogen con todos y no andan con nadie. Yo pensaba en una amante que era así y comprendí por qué no se puede atrapar con palabras a una ciudad ni a una mujer. En todo caso fue una mala broma del destino que el Gran Temblor me agarrara justo aquí, donde jamás me habría gustado tener que sobrevivir. Y aun así comí, robé y maté para no morir. *** El día de hoy fui por agua al centro de acopio: a las 10 am estaba fresco, unos 35o C a la sombra. En el camino hay algunas palapas pequeñas para descansar del sol, pero la mayoría está hecha de aluminio y otros desechos, no de palma. Yo nunca me detengo, siento que nomás me gasto el agua que debo llevar y me da más calor así. A mediodía la 238
Cityscapes
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