Narrativa 2012

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ellos, sino otros también quienes

pour moi. Allez hop! La nana quel

intenten manejar la fecundísima

panard!,

palanca subversiva. Pues si nunca

s’envoyer sur le paillasson limée,

está

ruinée, vidée, comblée. You are the king of the divan!, elle me dit

todo, también deben evitarse las

en passant. Hou, hou, hou, hou…! I

revoluciones, y antes de hacerlas

am the king of the divan.

debe

guerra,

De

y

evitarla

la

vibration!

sacrificarse

a

justificada

quelle

debe sufrirse asimismo todo, el paro, la injusticia, la explotación y la miseria. A raíz de la preparación de mi texto Dogy y yo empezamos a coincidir más y a entendernos mejor. Vino a la mesa redonda de la feria del libro a aclamar mi intervención, ella que pasa olímpicamente de los libros y más de la gente que habla de libros, pero no así de las ferias. Me dijo voy a la feria del libro si de verdad hay una feria, y yo le aseguré que si ella me ayudaba iba a haber feria y de la buena. No se arrepintió, le entró su llanto-risa desde que abrí por primera vez la boca. Cuando llegó el momento del aplauso que sólo me brindaron ella, Patri, Borja y su novia, los hipidos contradictorios de Dogy anegaban la sala. Sin ser para nada indiscreta, Dogy me hizo la inocente pregunta de si lo que contaba el cuento sobre Juan Bonilla era verdad, y de paso me preguntaba quién era Juan Bonilla. Precisamente porque ella no fue indiscreta yo me volví confidente. Quise que conociera a Juan y que ella misma comprobara lo verdadera o lo falsa que podía ser la historia, las dosis de realidad o de irrealidad que sustentan al cuento, a Juan Bonilla y a mí misma. A Dogy la llaman de cuando en cuando de agencias de organización de fiestas para que haga animación, que básicamente es hacer de gogó en discotecas, pero últimamente se ha puesto de moda hacer de loca espontánea o de camarera intrusa. La camarera intrusa consiste en uniformarse como los camareros del restaurante o del garito en el que sea la despedida de soltero o el cumpleaños. De entrada se comporta como una camarera más, pero al cabo se vuelve torpísima, le derrama al anfitrión la bebida, le trae la comida salada o le hace comentarios impertinentes del tipo uy, yo no pediría eso, tiene un montón de calorías y usted no parece que haga mucho ejercicio. Combina esos con otros insinuantes, del tipo salgo a la una, ¿por qué no vienes a

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