Narrativa 2012

Page 65

9. Muertas por escrito A Sara Molina le gustó mi texto de Juan Bonilla no lo sabe y propuso que lo adaptara y que yo misma me monologara una parte en la habitación de hotel. Después veríamos que no encajaba eso de que yo, corridos ya cincuenta minutos de pieza, saliera de mi esquina del discurso para ponerme a lloriquear en proscenio. Así que propusimos a Dogy. Además yo me siento incapaz de interpretar un texto mío, mis propias palabras muertas, es decir puestas por escrito, es decir muertas por escrito. Me coloca ante la esquizofrenia de respetar a mis muertos porque son míos y de cagarme en mis muertos igual que me cago en los muertos de todo el mundo. A Dogy le pareció que en el texto las voces de los personajes se confundían no sólo retóricamente, sino que eran confusas de verdad, que despistaban al lector, y eso la tenía hecha un lío y a la hora de ensayar le salía su peculiar llanto-risa. A Dogy le entra el llanto-risa cuando menos te lo esperas, en una conversación, en un debate, en un ensayo, y no sabes si está llorando o riendo, no sabes si es que está llorando del descojone o si es una barraquera nerviosa. Cuando le preguntas qué te pasa te dice no sé, entre hipidos. Sara vio que eso beneficiaba al texto y empezó a trabajarlo con Dogy, de ahí que hasta que llega su solo se pase la pieza entera intentando llorar y no llorar. Salen Jose y Patri, Borja se queda. Se sienta en el sillón que hay al lado de Ahmed y yo y adopta una actitud no similar a la nuestra, no de entre dadores de premios y presentadores de telediario, pero desde luego deja de ser un actor-ocupante y pasa a ser un actorobservador, un actor atento. Ana está lejos de Dogy para no restarle potencia a ella, pero combate como un metrónomo que poco a poco se sobrepone a la música cuyo ritmo marca. Dogy ocupará la cama por primera y única vez en toda la pieza. DOGY: Juan Bonilla no lo sabe pero el veintitrés de abril de dos mil doce lloré desde que doblé la esquina de Alcalá con Gran Vía. Lloré en el pans and company donde hice cola diez minutos hasta que me tocó y pedí una ensalada mediterránea de cinco euros con diez céntimos. Salí llorando del pans and company, entré en una farmacia y pedí condones llamándolos preservativos durex por favor, finos. Salí llorando de la farmacia y anduve unos cuantos metros en dirección contraria al hotel hasta que me di cuenta de que iba mal encaminada

69


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.