La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

Page 86

Tyler buscó encima de la mesa la mano de Melisa para acariciarla y, finalmente, sujetarla con fuerza y acercarla a sus labios. Ella siguió con la boca ligeramente entre abierta sin dejar de sentir unos escalofríos en su espina dorsal y una opresión en el pecho. Su corazón palpitaba demasiado fuerte mientras el vello se le erizaba. Tenían dos enormes platos de pasta esperándolos para ser devorados, pero ahora mismo ellos se estaban comiendo con la mirada. Tyler llamó al camarero para que éste se acercara. Él, aún sujetando a Melisa, retiró con su otra mano libre un par de billetes. —Quédate con el cambio —dijo, alzándose del asiento y arrastrándola de la mano. Ella, perpleja por la actitud tan repentina de él, lo siguió sin pronunciar palabra hasta el coche. —¿Adónde vamos, Tyler? Ni siquiera hemos probado un bocado —expresó ella, confundida y completamente asustada. Él, antes de arrancar el coche, sonrió con malicia. —Cláusula número cinco, Missy —aclaró diáfano para conducir con demasiada rapidez. Melisa aflojó la tensión de su cuerpo en el asiento mientras trataba de calmar sus nervios y la excitación del momento. Tyler desprendía una sensualidad que era palpable a miles de kilómetros. Ella observó a través de la ventanilla las conocidas calles que los llevarían hacia la empresa. «Dios mío», pensó para sí misma cuando él estacionó el coche y la ordenó bajarse. —¿Puedes dejar de obligarme a caminar tan rápido? —le preguntó con cierta rabia, pero sin perder los nervios. Tyler frenó en seco para incorporar las manos a ambos lados de su cintura. —Cláusula número cuatro —respondió en alto mientras su voz se perdía en su garaje privado. —Quieres dejar el contrato a un lado, por favor. Estoy hablando en serio, ¿qué te pasa? —No, Missy, eres tú la que insistes en recordar las cláusulas del contrato. Así


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.