La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

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tiempo de que sus labios chocaran, interpuso su mano. —Cláusula número siete, amorcito —dijo, alzándose del asiento—. Me comportaré como una pareja enamorada... ¡pero en público! —recalcó la última palabra—. Ya sabes, debemos mantener una buena imagen ante tu gente — aclaró, antes de guiñarle un ojo. Tyler sintió un punzante dolor entre sus piernas mientras observaba cómo Melisa se alejaba hacia la salida sin dejar de contornear sus caderas. —Tengo hambre. —La voz de Melisa le sonaba perturbadoramente sensual. Tyler no pudo evitar carcajear como un completo lunático mientras sus manos despeinaban aún más su cabellera oscura. Melisa sabía cómo jugar con él. «¡Oh, desde luego que eres una chica lista, Missy!». Caminó hacia la puerta para abrirla y hacer un ademán para que ella pasara. —El hambre que ahora mismo tengo, pequeña Missy, no puede ser saciada con comida. Si supieras lo que quiero cenarme... Melisa se paralizó, ardiendo en un recio deseo mientras sus piernas temblaban con exageración. Sin embargo, Tyler ahora parecía impasible. —¿Has cambiado de idea, cariño? Porque la sopa de Grace es la mejor, te lo prometo. Quedarás completamente saciada —dijo con voz ronca, caminando con las manos en los bolsillos de su chándal. Tyler observó de reojo cómo Melisa lo adelantó con los brazos cruzados, en posición defensiva, para observarlo con taimado gesto. Él tuvo que reprimir una carcajada. ¡Melisa era única! Los empleados se despidieron de ellos cuando finalizaron su trabajo, mientras dos guardias custodiaban los terrenos de la casa. ¡Melisa estaba completamente sola con el león en la jaula! Ella volvió la mirada a su plato, grabado con letras de oro, mientras el humo salía de la sopa. No quería observar a Tyler, ahora que estaba reconstruyendo su mural. Él no podía ver su lado sentimental... ¡no!


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