La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

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—No... —mintió—. ¿A qué hora sale el vuelo? Tyler alzó las cejas, sorprendido por la personalidad sumisa que Melisa le estaba demostrando. En el fondo, sabía que ella se escondía bajo un personaje fuerte y belicoso para ocultar su lado más sensible. ¡Dios! Realmente, Tyler se había sorprendido con la ardua vida de Melisa. No era fácil y él lo sabía por experiencia propia de sus padres. Se incorporó del asiento para observarla de arriba abajo y saborearla mentalmente. ¡Joder, la había echado de menos, para qué engañarnos! Tyler no esperaba exigirle la cláusula número seis pero, por muy extraño que sonara, él necesitaba a Melisa en su vida. Había encontrado un nuevo motivo para ilusionarse y, lo más importante, para olvidar su pasado. —Ayer estuviste espléndida. Los señores Simon me han dado saludos para ti. Quieren volver a cenar con nosotros. Melisa asintió con la cabeza sin dejar de sonreír. —De hecho, no actué en ningún momento. La señora Abigail es un encanto de persona. Me gustó hablar con ella. —Hoy tengo que asistir a una presentación de un hotel, aquí en la ciudad. Quiero que vengas conmigo... por supuesto —murmuró con voz cavernosa sin dejar de escrutarla. —Melisa se sonrojó sin saber qué hacer con sus manos. Se sentía insegura consigo misma. —¿Pero no tenemos que ir al aeropuerto? —inquirió con preocupación sin dejar de observar el reloj de pulsera. —Será corto y terminaremos muy pronto. Sé que estás impaciente por ver nuestra habitación —aclaró con una sonrisa fanfarrona. Ella rodeó los ojos, tratando de reprimir una sonrisa tonta. Le gustaba el juego de Tyler, aunque tratara de aparentar todo lo contrario. Cada vez que recordaba lo que había tratado con el magnate Mccartney, un remordimiento carcomía su cabeza como auténticas polillas con la madera. ¡Tenía miedo!


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