ELLA ES MELISA BAKER, MI NOVIA Melisa se abrazó repetidas veces a sí misma. Se sentía incómoda entre aquella gente desconocida que andaba con aires de superioridad. Había creído que varias mujeres se dislocarían el cuello si seguían caminando como auténticas jirafas. Observó a lo lejos cómo Tyler se alejaba para atender una llamada telefónica. ¡Sí! En ningún momento Tyler la había dejado sola. De hecho, él se había quedado atónito cuando la observó enfundada en aquel vestido carmesí. ¡Estaba hermosa, pero Melisa era hermosa con cualquier cosa y eso lo había confirmado él! No era la clase de mujer con el prototipo de noventa, sesenta, noventa. ¡No! Ella era natural, sencilla y humilde. De hecho, Tyler se había sorprendido por su timidez cuando ella permaneció callada todo el trayecto. Ni siquiera pronunció una queja cuando él sintió la necesidad de acariciarla por la cadera para adentrarla en el restaurante. Melisa estaba actuando realmente bien, o eso había pensado él. Ella decidió avanzar hacia la barra y pedir un vaso de agua. Parecía una idiota allí, estática como una piedra. Por un momento se comparó con una pieza de un puzzle que jamás encajaría. —¿Qué va a tomar la señorita? —preguntó el amable camarero cuando Melisa apoyó sus antebrazos en la barra. —Una agua fría, por favor. —Trae dos copas de vino mejor. Melisa volteó la cabeza para encararse con un apuesto hombre. Él le sonrió con dulzura para guiñarle un ojo, sintiéndose totalmente confiado para tomar asiento junto a ella.