La clausula piensalo bien ante mirian g blanco

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TYLER MCCARTNEY —Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio… Esas eran las continúas palabras que Melisa había escupido durante los dos días siguientes de su pésima entrevista. ¡Por supuesto que sus padres se sorprendieron! María, su madre, era bastante sensible y muy intranquila pero también era una de las mujeres más valientes que Melisa había conocido en su vida. Ella, actualmente, era la única que traía el dinero a casa y la que más se partía el alma para mantenerlos alimentados y resguardados bajo un seguro techo. Por otra parte estaba Ethan Baker, su padre. Melisa sufría al ver cómo su progenitor se quejaba por las monótonas molestias que tenía en el pecho. Después de que él sufriera un ataque al corazón, lo primordial para ella era no darle más disgustos. Ethan tenía la esperanza de ver a su querida niña trabajando en las empresas más prestigiosas a nivel mundial, pero eso no iba a ser posible. No mientras Tyler Mccartney no perdonase a Melisa... ¡de rodillas! —¡Maldita sea! —gritó ella en su cuarto mientras mordisqueaba con rabia la almohada. Sabía que el sueldo de secretaria era muy elevado. Podría pagar la hipoteca de la casa y las deudas de su padre. «Una cita por diez mil dólares». Melisa no pudo reprimir pensar en la oferta de aquel despiadado ser. ¡Era mucho dinero! Ella negó con la cabeza mientras cubría su rostro con las manos. Tenía que sacarse esa descabellada idea y volver al garito de Edgar para rogar, otra vez, por el puesto de camarera. ¡Sí! Aquel torturante trabajo que le aspiraba toda su energía positiva. —¿Mely? —preguntó una niña pequeña mientras abría la puerta. —Ahora no, Ana —imploró ella mientras se estiraba sobre la cama.


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