SALUD influential-magazine.com
É
ramos muchos, y creo que este era el único momento donde no discutíamos por algo. Había una magia en comenzar a recordar los momentos lindos del año que se iba, de ver a mi mamá vestida con un lindo traje rojo (no tenía muchos vestidos de fiesta, o quizás lo usaba porque sabía que era mi favorito), el olor de la comida típica que solamente preparaban para esa ocasión. Aún siento hasta el olor de árbol de Navidad verdadero, cuando mi papá entraba con el por la puerta, llegaba con la brisa fría y ese olor tan especial. También mandarinas, que llegaban a mi país solo en esta época. Ahora me doy cuenta lo mucho que tenían que trabajar mi papás para que estos recuerdos llegarán a ser parte de mi presente hoy, y que yo quisiera transmitirlos a mis hijos. El trabajo no es solamente comprar los regalos y servir la cena. Era pensar en la armonía para esa noche tan especial, de sonreír y estar para nosotros, olvidando
por un rato las complicaciones de la vida. También había un magia en como pedíamos los deseos para el año siguiente. Hasta ahora sigo creyendo que si le pones intención, se cumplen. ¿Cómo hacer que nuestros hijos sientan una tradición y encanto de la noche Navideña? Me gusta generar la “época de Navidad” con mucho tiempo de anticipación. Decoramos la casa un mes antes, ponemos villancicos, porque así se siente desde ya la atmósfera especial. Conversamos con los niños sobre la importancia de la celebración. No ponemos tanto énfasis en el tamaño del regalo que van a recibir, sino en el simbolismo o la energía que lleva consigo. Además, no siempre se puede con las expectativas. Mis hijos siempre le pedían los regalos más caros al Viejito Pascuero, para que yo no tuviera que gastar tanto. Pero a veces el tampoco podía cumplir sus expectativas, ya sabemos el porque. Por eso en mi casa, decidimos que a la
edad de 9 años al hijo más pequeño, le confesamos la verdad, que los regalos los comprábamos nosotros, sus papás. Y curiosamente desde entonces los valoran mucho más, y se hacen cómplices para acompañarnos a elegir regalos, averiguando qué es lo que le gustaría a su hermano. Y aunque sepamos todos que el Viejito Pascuero no trae regalos, seguimos escondiéndolos, y manteniendo una hermosa tradición que se mantendrá por siempre en nuestros corazones. En la vida hay muchas vueltas, y no podemos asegurar de estar siempre al lado de nuestros hijos, o darles el regalo soñado. Pero les podemos regalar los recuerdos llenos de amor y cariño. Para que ellos lo sigan traspasando a futuras generaciones. l
NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2018 SPANISH
FLUENTIAL 187