Volcanes

Page 98

96 | 97

Cámara Magmática A

bigail

Rodríguez Contreras

Adela no ha dejado de tejer desde hace años un cobertor gi-

ocasiones, filtra sus enfados mediante el vaho ennegrecido que

gante que debe terminar dentro de horas. Con él cubrirá un

arroja algunas mañanas, para llenarse el cuerpo de cenizas,

vientre momentáneamente vacío; el mismo vientre que le gusta

y mostrarse sediciosa ante la ciudad a la que soporta, pero

imaginar, la gestó también a ella.

también abriga.

No puede alejarse de esa madre que otorga su protección

Madremagma ha sufrido una hemorragia feroz de fuego inter-

a cambio de una compañía extendida hasta la muerte, y en el

no, que en instantes develó la fuerza encerrada hacia una perpe-

pacto de saber que la cuna funge también como una lápida,

tuidad que sólo reconoce como legítimo al silencio redentor de un

está implícita la labor de seguir tejiendo para cubrir el útero

cielo negro que de pronto parece más bien temeroso ante el casi

abierto de su madre, que dentro de poco sufrirá la inevitable

siempre estático y abnegado relieve.

hemorragia de una lava que, entre fuego y gritos, hará vibrar en ondas grandes una voz que hará temblar la tierra.

El tejido está casi terminado, Adela no teme, porque siempre ha sabido que sólo imitando los tejidos podrá hallar el perfecto

Sabe que en el interno bullicio de su madre coexiste tam-

nudo que apacigüe el dolor de su creadora; y así volver a la

bién la delicada arquitectura de un tejido minúsculo entre las

cámara magmática, al útero grande surtidor de luces, silencio y

venas. En esa quietud de lo imperceptible, la opresión del si-

furia, que la cuida desde siempre.

lencio apresura la necesaria ruptura de la rutina. Madre en


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.