Volcanes

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Soledad sin fondo (

fragmento)

Arcenia Soriano Marín

[…] Salió de su pequeño departamento apoyando firmemente

Estaba a punto de levantarse para bajar, cuando vio subir a

el tacón estrecho de sus zapatillas. Caminó dos calles evadien-

un joven de aproximadamente 18 años, con una guitarra y una

do las miradas cálidas y atrevidas de los jóvenes reunidos en

armónica, que gracias a una estructura metálica se mantenía a

su vacía ceremonia vespertina, quienes observaban con me-

la altura de su boca.

ticulosa atención cada milímetro de la cintura que, huidiza, asomaba por la gabardina abierta.

Ella y los demás pasajeros escucharon un saludo y un comentario de no molestarse por escuchar la música, pues según

Abordó el transporte colectivo causando expectación entre

él, prefería cantar y no robar para obtener un poco de dinero…

los pasajeros. Su piel percibió las miradas ávidas que la reco-

Enseguida afinó la guitarra y comenzó a cantar. A pesar de

rrían sin dejar de lado ninguna parte del cuerpo. Se preguntó

que sentía sobre él la mirada de todos los pasajeros, la de la

si la gente de otro lugar se fijaría tanto en su vestimenta. Al

muchacha.

poco rato de haber subido al transporte, logró sentarse junto

A estas alturas, la mujer de la falda corta y el top negro re-

a la ventanilla, pues le gustaba mirar los volcanes nevados en

corría con una mirada muy interesada al joven de la guitarra.

esta época del año.

Miró su pantalón de mezclilla con tanta atención, que supo

Estaba abstraída, pensando en la grandeza de los senos de

a partir de cuál tejido se aclaraba hasta ser completamente

la ciudad y en el enorme vacío que la empujaba a buscar una

blanco; el color de la playera delgada en donde apenas se no-

aventura en un concierto de rock donde no conocía a nadie

taba la sombra de unas letras que ahora eran ilegibles.

y no se sentiría segura. Este pensamiento la inhibió por un momento. –¿Y si no voy? –se dijo mientras intentaba definir el reflejo de su rostro en la ventanilla del camión.

También se interesó en la habilidad y la fuerza de sus piernas para aguantar los movimientos bruscos del transporte: cantaba, tocaba la guitarra y la armónica como si nada se moviera bajo sus pies, con la seguridad hasta en la mirada


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