Maqueta A
lejandro
Palma Castro
En este valle de lágrimas (tinacos, trebejos desairados, un perro famélico y ropas colgadas de un alambre) se levanta volcánica la mañana suspirando su bruma marrona y figurando el pararrayos del fin del mundo. Ezra y yo en el silencio 20 | 21
de un cuarto de azotea leemos poemas (nuncamente será el tiempo que nos quede antes que esto reviente –la zozobra). Ezra, que comienza a impacientarse y no sé si entiende que la nieve alrededor de este monstruo nunca fue la misma. Yo que pienso en lo blanco de nuestro porvenir. Yo que sigo intercalando el orden de los poemas. Ezra desesperado no quiere saber de urgencias más que la propia. El ventanal que nos muestra la cazuela enorme. Las cenizas se han volado hasta pintar el paisaje. Yo que no creo volver a verlo. Ezra que le importa un carajo poesía y volcanes y le comienza el reflujo de su ansiedad. Yo que no sé cuánto podar. Ezra llora. Yo, mastico tres líneas. Ezra se tira al piso. Yo que quisiera meter la cabeza al fondo del Popocatépetl. Dragón. Ezra. La magia de esta mañana impasible, eterna, con diferente volcán de fondo. Puebla, 27 de diciembre de 2000