Vida Abundante julio/agosto 2012

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lealtad, el amor. Nos fuimos quedando ciegos para ver al otro y en esa ceguera también nos olvidamos de vernos a nosotros mismos y cuidarnos. Nos fuimos separando, haciendo ranchitos aparte para dejar de sentirnos responsables por muchas cosas, entre ellas el cómo está la sociedad de hoy y cómo estamos nosotros. Nos olvidamos que todos fuimos creados por el mismo Dios, que creó por amor, y que nos puso eso mismo en nuestros corazones para que seamos criaturas plenas. No recordamos esto. Vino Jesús y se jugó la vida por amor a nosotros, Dios volvió a actuar amorosamente y tampoco lo grabamos en nuestras mentes y corazones. Ahora, nos preguntamos y decimos qué fin tendrá esta sociedad, hacia dónde vamos, qué sucederá con nuestros hijos. Hablamos de cómo nos sentimos oprimidos por este sistema político-económico-social que genera desigualdades, horror, sufrimiento y pena. ¿Qué tal si comenzamos a escarbar en aquello que nos enseñaron nuestros abuelos, padres, tíos o hermanos? ¿Qué nos parece si buscamos en esa religión, en ese ser iglesia que intentaron transmitirnos nuestros antepasados, quizás de una manera imperfecta, pero sin dejar de ser testimonio vivo del actuar del amor de Dios en sus vidas? ¿Qué sería reconocernos como hijos e hijas de Dios, diferentes, pero

iguales ante Él, aunque hoy esta forma de pensar parezca tonta? Cumplir el “undécimo” mandamiento, que ya lo dijo Jesús, significaría poder dar respuesta a estos interrogantes. Significaría liberarnos de la opresión impuesta por este sistema y encontrar otros caminos, otras propuestas de vida, donde todos podamos disfrutarla, pues no olvidamos que la vida ha sido y es un regalo amoroso de Dios. Cumplir el mandamiento del amor significaría revalorizar los diez mandamientos, sintiéndolos y respetándolos como parte de la historia y el testimonio de fe de nuestros antepasados. Amar significaría dejar de decir “sálvese quien pueda”, para decir: “yo te ayudo, rememos juntos por esta vida”. Significaría, en medio del nocompromiso, comprometerse por la igualdad, la justicia, la solidaridad, la comunión, la comunidad; en medio de la no-responsabilidad, volverse responsable por uno mismo, por la vida, la sociedad, nuestras comunidades, por la creación de Dios, por ser diferentes, ser libres y liberar a los demás. Amar implicaría quitarnos la venda que llevamos puesta en nuestros ojos, ver y darnos cuenta de que no estamos solos, sino que hay otros hermanos y hermanas que, en medio de nuestros vacíos y temores que nos produce el trajín cotidiano, quieren llenarlos con el compartir, la compañía y el amor, pues saben que así darán testimonio y nos ayudarán a nosotros a Una oportuna previsión para el descanso eterno hacer lo mismo: dar testimonio de con historia y tradición europea en Capital Federal. nuestra fe en Aquél que nos protege, nos cuida, nos libera y nos O en nuestro fraternal Jardín en la zona norte. ama, para que ya no seamos nuevamente esclavos, sino que vivamos Parcelas limitadas, disponibles promocionalmente. la libertad de ser nosotros mismos, y que siendo así, queramos tamCementerio Alemán bién dar testimonio del amor en Av. Elcano 4530, C1427CIQ, Buenos Aires medio de un mundo que pregona el odio, el dolor y la violencia. Tel.: 4551-3241 / 4553-3206 Quizás no sea novedoso el Atención nocturna, Tel.:15-6094-6987 undécimo mandamiento, pero para E-mail: cementerio.aleman@ceaba.org.ar qué crear otro, cuando hay tanto Cementerio Jardín para revalorizar, buscar, encontrar, cumplir, vivir y liberarse… Av. S. Morse 303, B1616 AOG, Pablo Nogués, “Un mandamiento nuevo les Prov. de Buenos Aires doy: Que se amen unos a otros; Tel.: 4463-1543 / 2143 como yo los he amado…” (Juan Atención nocturna, Tel.:15-6094-6988 13,34). 3 E-mail: cementerio.jardin@ceaba.org.ar

Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires Iglesia Evangélica del Río de la Plata

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