Vida Abundante julio/agosto 2012

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Año Diacónico

Encontré el camino que quiero seguir

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i Año Diacónico comenzó en el invierno de 2010, una linda noche compartida con unas ricas empanadas y dos grandes amigos: Paula Fogel y Leandro Zandstra. Ambas personas me contaron acerca de este Programa y me contactaron con Ricardo Schlegel, diácono de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y Coordinador del Programa de Voluntariado. Después de realizar los trámites de inscripción, viajé a Buenos Aires, donde se realizó la selección de los voluntarios. Una semana después, Ricardo me llamó para darme la noticia de que había sido seleccionado para realizar mi Año Diacónico en Alemania. En Agosto de 2011 comencé este nuevo viaje hacia Asel, Wittmund en Ostfriesland, no sabía con qué me iba a encontrar, quienes iban a trabajar conmigo, tenía muchas preguntas… en fin: un mundo nuevo para mí. Estoy trabajando en una iglesia luterana que dispone de tres grandes casas, a las que les hacemos mantenimiento y limpieza. Por otro lado, también ayudamos al pastor y al diácono de la congregación a preparar seminarios y hemos participado en el coro de niños. En tres ocasiones realicé un taller sobre Argentina (historia, cultura, geografía, nuestra forma de vida y la iglesia.

Este taller fue realizado para chicos que están por tener su confirmación. Fue un trabajo muy lindo y tuvo buen resultado. Hemos estado en seminarios con otros voluntarios, aprendiendo muchas cosas nuevas: • Cómo realizar un taller (grupos de liturgia, grupos de recreación), cómo hacer un culto, actividades de canto y música etcétera. • Talleres de homosexualidad y aborto (temas muy tabú hoy en día en algunas iglesias) • Taller de identidad • Taller de alcoholismo • Taller de Teología (historia del protestantismo, diferencias y similitudes con otras religiones, el protestantismo hoy en día). Mi desafío principal fue conocer cuáles son los gran-

Nicolás

des problemas de Alemania. Estuve en otras iglesias de la zona trabajando con otros diáconos, conociendo cómo es y a qué le llaman pobreza allí, ya que es muy distinto a nuestro país. Estuve participando en tres juntas de Alcohólicos Anónimos como oyente, ya que la sociedad alemana tiene muchos problemas con el alcoholismo. Por otro lado, estuve en el Área de Drogadicción, conociendo también los problemas cotidianos de la juventud respecto de estas adicciones y me pude informar acerca de cómo es el trabajo de los jóvenes en recuperación. Por último, estuve con una diácona que se encarga del tema sexualidad y pude compartir el trabajo que realiza en las escuelas, dando charlas educativas de prevención.

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Otro desafío fue el tema del idioma, que no hablaba fluido. Yo pensaba que todos se iban a burlar y a reír de mi forma de hablar, pero fue al contrario, recibí mucho respeto y ayuda. El ambiente de trabajo es muy familiar y agradable, se comparten muchas cosas, se ganan nuevos amigos, no encuentro las palabras para definirlo, ya que todos tenemos distintas experiencias. En cuanto a un día normal de trabajo, se puede decir que trabajamos desde las 8 de la mañana, hasta las 18. Tenemos una pausa de 30 minutos para desayunar y dos horas y media de pausa después del mediodía. Cuando hay grupos de confirmación trabajamos hasta más tarde debido a que la gente del grupo siempre necesita algo y hay que estar alerta. Los días pasan muy rápido, estamos colmados de actividades y no hay tiempo para aburrirse. Gracias a este Año Diacónico encontré el camino que quiero seguir: estudiar Diaconía y trabajar para la obra de nuestro Señor, que es algo que realmente me llena, ya que encuentro satisfacción y me hace sentir muy útil. A todos los jóvenes que estén interesados en realizar un Año Diacónico o están en la duda de hacerlo o no, los invito a que se sumen, es una oportunidad muy linda y no se van a arrepentir. 3 Nicolás Pedro Koelmans


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