Vida Abundante enero/febrero 2013

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La enigmática piedra maya L

a enorme piedra tallada por los mayas alrededor del año 669 de nuestra era que mantiene en vilo a la humanidad por una supuesta profecía del fin del mundo relata en realidad la vida y las batallas de un gobernante. El arqueólogo mexicano José Romero explica: “Los mayas tenían un concepto cíclico del tiempo, no se ocupaban del fin del mundo. Esa estela está dedicada a la narración de la vida y las batallas que libró una persona que investía autoridad”. La piedra está fragmentada en seis trozos que estaban repartidos entre México y Estados Unidos. La estela (piedra tallada) es conocida como el Monumento 6 de El Tortuguero, sitio arqueológico de Macuspana del que se tuvieron los primeros registros históricos en 1915. “No hay un registro exacto sobre el hallazgo del Monumento 6 , explica Romero. Esta piedra tenía forma de T, pero fue fragmentada y ahora está incompleta. Fue rescatada en 1958 junto con otras piezas arqueológicas de El Tortuguero, en una cantera cuyas históricas piedras fueron utilizadas por décadas en la construcción de casas y carreteras. “No estaba completa, tenemos cuatro fragmentos y faltan varios. En el Museo Metropolitano de Nueva York hay uno y otros dos son parte de una colección privada de Boston. El fragmento del lado derecho está desaparecido”, explicó el arqueólogo. Las primeras publicaciones sobre el significado del Monumento 6 fueron realizadas por un epigrafista alemán en 1978 y desde entonces ha sido estudiada -junto con otras piezas de El Tortuguero- por expertos de todo el mundo que coinciden que la fecha indicada era 23 y no 21 de diciembre, como se afirma comunmente. Además, Romero agrega: “La última inscripción corresponde al 23 de diciembre de 2012, pero el tema

Los arqueólogos coinciden en que la idea de un fin del mundo en medio de catástrofes naturales no es un concepto de los mayas.

© Sonia Tomás

central del Monumento 6 no es ni la fecha, ni las profecías, ni el fin del mundo. Es la historia de Balam Ahau (o Bahlam Ajaw), que fue un ‘sagrado señor’ de El Tortuguero”. A su vez, el epigrafista e historiador mexicano Erick Velásquez detalla que el 23 de diciembre al que hace referencia la estela tiene que ver con el rito de renovación del universo una vez concluido un ciclo iniciado el 13 de agosto del año 3114 antes de nuestra era. “Esto habla sólo de que se completaron 13 baak t’uunes (unidad de tiempo equivalente a 144.000 días), pero de ningún modo es el fin de la ‘cuenta larga’ del calendario maya, que es infinita”, indica el epigrafista. “Inicia un nuevo ciclo, eso es todo”, añade Velásquez, al explicar que los mayas medían el tiempo de forma lineal y cíclica. Ambos arqueólogos coinciden en que la idea de un fin del mundo en medio de catástrofes naturales no es un concepto de los mayas, que aunque hicieron profecías, eran a corto plazo y estaban relacionadas con asuntos cotidianos como las lluvias, la sequía, las cosechas o la pesca. Romero afirma que el antropólogo David Stuart fue de los primeros en evocar en 2006 que el Monumento 6 podría contener algún tipo de profecía. Mientras tanto, Velásquez le resta importancia a estas visiones catastróficas, ya que provienen de la interpretación dada a una sola de entre más de 5.000 estelas de la cultura maya que se han estudiado, además de que existen otras que evocan fechas hasta el año 7.000 de nuestra era. Los mayas en México tuvieron presencia en los estados de Tabasco, Chiapas (sureste), Yucatán, Campeche y Quintana Roo, donde existen vestigios arqueológicos que testimonian el alto desarrollo alcanzado en la ciencia, la cultura y la astronomía. En otros lugares también hay importantes vestigios mayas: en Guatemala y Honduras, así como en Belice y El Salvador.

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Fuente: http://www.elintransigente.com


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