Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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En el campo político-estratégico, fue una guerra que escapó a sus confines físicos y se mundializó, por lo que su nombre cambió de “La Gran Guerra” a “La Primera Guerra Mundial”. Iniciada como consecuencia de problemas exclusivamente europeos, en su escalada terminó involucrando a 32 países más 16 apéndices coloniales de esos, algunos de los cuales tenían el potencial de un Estado-Nación (Canadá, por ejemplo). Por el lado táctico, fue una contienda que dejó el plano superficial para volverse tridimensional, al integrarse el cielo y la profundidad de los mares a los campos de batalla gracias a la aparición de dos nuevos sistemas de armas: el avión y el submarino. Además, en el plano marítimo la guerra se expandió a tres océanos, confirmando la mundialidad del conflicto. Hasta la aparición del submarino, la guerra en el mar se había regido por un conjunto de normas caballerescas (no siempre respetadas) que no estaban escritas pero sí trasmitidas en el “boca a boca” entre los marinos de distintas banderas. Pero el sumergible y su empleo táctico, en particular durante la llamada “campaña irrestricta”, habrían de hacer trizas ese pacto de caballeros, poniendo la victoria táctica por encima de las consideraciones éticas y de humanismo contra el enemigo. Lo primero en impactar sobre la sensibilidad público fue el hecho de que el submarino fue diseñado para atacar primeramente al tráfico mercante, o sea a civiles desarmados y no a naves de guerra, levantando una ola de cuestionamientos sobre la legalidad de su acciones a la sombra de la ley internacional. Después se criticó lo que era la característica misma del sistema: la invisibilidad. El submarino aparecía sorpresivamente, atacaba, y después desaparecía, dejando sus víctimas libradas a la propia suerte. Esto no era caballeresco para los cánones decimonónicos aún imperantes en la época. Pero en la medida en que los beligerantes emplearon el arma submarina de igual forma, los cuestionamientos se fueron diluyendo, hasta desaparecer a la sombra de las enormes pérdidas que sufrieron los submarinistas frente al desarrollo de las nuevas armas diseñadas para combatirlos. EL SUBMARINO El interés del hombre en viajar por debajo de la superficie es tan antiguo como la propia civilización.

El historiador griego Herodoto, Siglo V AC, menciona a un hombre llamado

Scyllias que en un aparato de su fabricación viajó desde Afetes a Artemesio, unas 9 millas) por debajo del agua. Un siglo después, Alejandro Magno se hizo construir un tonel de vidrio que, bajado y subido mediante cuerdas desde un buque, le permitían ver el fondo marino. Como sistema de armas, el primer submarino conocido fue el “Turtle”, diseñado por David Bushnell y Robert Fulton en 1776 con el propósito de hundir buques británicos en el puerto de New York. Movido por una hélice accionada a mano, se sumergía a ras de superficie dejando a vista solo dos respiraderos y pretendía adosar un explosivo al casco del buque enemigo.

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