Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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cerrada y una autonomía en zona de 20 horas, fueron los más grandes construidos por los británicos (y resultaron poco confiables). Los intentos para producir dirigibles de mayor tamaño, incluidos rígidos, fracasaron. Escoltando convoyes en los últimos meses de la guerra los dirigibles, en coordinación con unidades de superficie, hundieron tres submarinos alemanes. A mediados de 1917 comenzaron a operar en el Mar del Norte, entre la costa británica que va de Felixstowe a Yarmouth, y las de Bélgica y Holanda, las patrullas sobre la llamada Tela de Araña, una plantilla compuesta por tres octágonos concéntricos separados 10 MN entre sí y unidos cada uno de sus vértices con el centro (resultando así 8 radios de 30 MN cada uno). Recorriendo esas líneas los Large America podían barrer sistemáticamente un área de casi 4.000 MN2. En las dos primeras semanas de patrullado los botes voladores avistaron ocho submarinos, de los cuales atacaron a tres, sin hundirlos, pese a lo informado. Recién el 22 de septiembre resultó hundido el submarino UB-32, que fue sorprendido en superficie. Durante el verano boreal de 1917, cuando lo permitía la meteorología, se realizaban patrullados antisubmarinos a lo largo de las rutas marítimas próximas a las islas británicas. Ese año los submarinos alemanes alcanzaron su zenit pero, como también se introdujo el convoyado, en octubre, noviembre y diciembre el tráfico mercante hundido descendió a un promedio de 340.000 toneladas mensuales. Logrado este éxito, los submarinos dejaron de atacar sobre las rutas al oeste de las islas y se concentraron sobre sus aguas interiores, donde muchos mercantes se separaban de su convoy para arribar independientemente a sus puertos de destino y a la inversa, donde otros navegaban para reunirse a uno de ellos. Así, en el último trimestre de 1917, dos tercios de los hundimientos fueron dentro de las 10 MN de la costa. Para enfrentar desde el aire la nueva situación, se instaló el sistema de “líneas protegidas” (o ”Scarecrow”: “espantapájaros”) en las zonas de mayor peligro. Se basaba en la presunción de que los comandantes de los submarinos no se animarían a permanecer en la superficie durante las horas de luz mientras hubiera patrullas aéreas. Estimaban que si una aeronave pasaba por un mismo punto cada 20 minutos, los submarinos en el lugar solo podrían estar en superficie por periodos menores y así no podrían operar eficazmente. Más, se aceptó que cualquier aeronave serviría aunque no portara armas, pues sería raro que alguien se quedara en la superficie a comprobarlo. El objetivo era entonces no destruir sino hostigar. Para esos patrullados se usaron unos 200 aviones de instrucción De Havilland DH-6 que ya no se usaban. Aunque la idea fue de un capitán de navío, cuando en mayo de 1918 se instalaron esos patrullados a lo largo de la costa occidental, las 34 escuadrillas en las que fueron organizados los DH-6 ya dependían de la recién creada RAF. Hasta que terminó la guerra, avistaron 16 submarinos y atacaron a once de ellos, sin producirles daños. En 1918 la RAF incorporó al primer avión de exploración y guerra antisubmarina basado en tierra de gran radio de acción, más eficientes portadores de carga útil que cualquier hidroavión. Se trataba del Blackburn Cangaroo, que podía duplicar la carga de bombas del Felixtowe F-2A (418 kilogramos), era más rápido y tenía más autonomía pero solo pesaba el 70% de un F-2A. Fueron organizados en una sola escuadrilla con 8 aviones. En seis meses de

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