Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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febrero de 1915 el Kaiser autorizó a sus submarinos a que hundieran todo buque mercante localizado alrededor de las islas británicas. Las pérdidas aliadas fueron aumentaron y a partir de mayo alcanzaron las 100.000 toneladas de tráfico mercante por mes. No obstante, en septiembre de 1915, los alemanes se vieron obligados a cesar con sus ataques en inmersión a los mercantes, debido a los reclamos internacionales. Durante esa campaña de ocho meses hundieron 750.000 toneladas con tan solo veinte submarinos destinados a la tarea. En vista de las limitaciones existentes para las operaciones aéreas contra los submarinos en el mar, la RN decidió atacarlos en sus bases en Flandes con aeroplanos del RNAS, que se desplegaron en Dover y Dunkerque (Francia) para atacar desde allí a sus bases en Ostende, Zeebrugge, Brujas y Amberes, puerto este último donde se armaban submarinos costeros. Los ataques hechos en marzo y abril de 1915 con bombas poco potentes fallaron en su propósito de detener esas actividades. El 26 de agosto de 1915, un Henri Farman F 27 del RNAS, que tenía como misión bombardear Zeebrugge, avistó al submarino U-14 navegando en superficie a 6 MN de Ostende y lo hundió con 2 bombas de 30 kilogramos. En las semanas siguientes aviones navales operando desde sus bases avanzadas en Bélgica, reclamaron haber hundido varios submarinos, pero solo habrían dañado severamente a dos. Los ataques aéreos a los submarinos alemanes en sus bases se continuaron durante toda la guerra y sobre ellos se volverá más adelante. Al mismo tiempo que se ordenaron esos ataques, el Almirantazgo impulsó la fabricación de dirigibles no rígidos, que eran más fáciles y rápidos de construir y más baratos que los rígidos. Los primeros fueron denominados SS por Submarine Scout (Explorador [anti] submarino). A fines de 1915 ya había en servicio 29 de ellos. Los dirigibles no rígidos británicos construidos entre marzo de 1915 y junio de 1918 sumaron 215 unidades que pertenecieron a cuatro clases: Sea Scout - con seis versiones- Coastal, Star y North Sea. Presionados por la situación, en marzo de 1916 los alemanes decidieron ignorar los reclamos internacionales y renovaron su ofensiva alrededor de las islas británicas, aunque los comandantes tenían que alertar a sus victimas antes de atacarlas. Disponían entonces de unos cincuenta submarinos, que en el verano boreal de ese año hundieron un promedio mensual de 130.000 toneladas de tráfico mercante. Durante la segunda mitad de 1916 la flota submarina alemana se expandió rápidamente y para fin de año contaba con cien unidades. A partir del 1 de febrero de 1917 el Alto Mando alemán autorizó de nuevo los ataques sin previo aviso. Ese mes sus submarinos hundieron 450.000 toneladas; en marzo 500.000 y en abril 850.000 toneladas. Ese mes los Estados Unidos entraron en la guerra, pero los alemanes todavía confiaban en que tendrían éxito; calculaban que antes de noviembre los aliados tendrían que pedir la paz dado sus pérdidas mercantes. Ante esta situación el Almirantazgo recurrió en mayo de 1917 al convoy de buques. Su primer efecto fue vaciar a las líneas marítimas de buques que atacar. Además, junto con la disminución de la probabilidad de encontrar blancos, estos aparecían en gran número simultáneamente, lo que daba poco tiempo para atacar a más de uno y, hacerlo con cañón podía resultar fatal. En los meses siguientes fue aumentando el número de buques que navegó

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