Operaciones Navales de la Primera Guerra Mundial

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mostrado su entidad donde los objetivos estratégicos no tenían límite, siendo en proporción los sufrimientos del mundo civil tanto o más sentidos que los librados sobre los campos de batalla. La guerra total, si bien no era una desconocida pues había nacido con la misma especie humana, mostraba con los medios modernos una faz que iba de vuelta encontrada contra el mismo concepto evolutivo que pretendía la Humanidad. Cerrando la explicación del significado del bloqueo marítimo en aquella Gran Guerra tendríamos una especial muestra en una página del periódico galo “L´Illustration” donde en una notable caricatura se muestra al generalísimo Ferdinand Foch, luego de la firma del Armisticio, cruzando el río Rhin hacia tierra alemana montando a caballo de un acorazado inglés. En el presente, en nuestra exclusiva opinión, la interpretación histórica se halla sujeta a factores posmodernistas que la reducen subjetivamente, de cara a un facilismo obligado por los cambios culturales. Es así que en los grandes centros de enseñanza docente a nivel global se debe recurrir a autores como el egipcio naturalizado como ciudadano británico Eric Hobsbawmn, cuyas obras son el centro de interpretación al que todos deben rendir cuentas. Entonces el protomarxista Hobsbawmn es desde hace décadas el punto obligado bibliográfico para consumar las titulaciones en nuestra enseñanza terciaria, por ejemplo y fue declarado doctor honoris causa por la Udelar en 1999. Es autor de la llamada “trilogía”, libros considerados centrípetos para el estudio histórico: “The Age of Revolution” (1789- 1848), “The Age of the Capital” (1848- 1875) y “The Age of Empire” (1875- 1914), obras consideradas de cabecera por la crítica ligera y la ortodoxia estatal, unidas fraternalmente a un formidable negocio editorial. . Si vamos a sus páginas y analizamos lo que rubrica para esta Primera Guerra Mundial Hobsbawmn se hace eco del denominado aislacionismo estadounidense, el esplendido aislamiento que el presidente Wilson se vio obligado a romper en Abril de 1917 y así salvar a la Gran Bretaña de una segura capitulación por la acción de la contramedida alemana de la guerra submarina total. Pero Hobsbawmn, siguiendo la línea directriz de Engels y su “materialismo dialéctico”, lo que señala es que los EEUU no entraron al conflicto por una razón moral- subjetivismo “burgués” en su particular raciocinio totalitario- sino para consumar su presencia en el escenario capitalista mundial. Y sobre el bloqueo naval aliado, este autor hace referencia a las posiciones políticas de los países neutrales acusando a la Gran Bretaña de violar el derecho de gentes, de no respetar lo establecido en las Conferencias de La Haya de 1899 y 1907; sus quejas contra el “navicert”, contra los recursos del uso abusivo de la fuerza, contra la interdicción del comercio neutral, etcétera, en definitiva encuadrando el conflicto en una mera disputa entre imperialismos. Simplemente ejercicios de polemología, de un antibelicismo platónico que busca obviar que el uso de la violencia organizada en estos últimos tiempos vio a la Unión Soviética como el estado, que en la historia, tuvo el mayor presupuesto militar de que se tenga información. ¿Y qué nos dice Hobsbawmn de la Segunda Guerra Mundial, ya que esta es el “segundo tiempo” de aquella del 14?

Stalingrado; en primera línea junto al sacrificio del

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